¿Cuántos métodos anticonceptivos conoces?

Sin embargo, no todos resultan efectivos. De la píldora al Ogino: desgranamos su capacidad para evitar embarazos indeseados.

Treinta y siete años después de que el gobierno de Adolfo Suárez despenalizara ”el uso de procedimientos para evitar la procreación”, el 72,7% de las españolas reconoce utilizar algún método anticonceptivo. ¿Y el 27,3% restante? Un 11,4 % de mujeres no recurre a ellos porque no mantiene relaciones sexuales, mientras que un alarmante 15,9% sí practica sexo pero sin protección. La cifra sube hasta el 24,8% cuando se trata de enfrentarse a la primera relación sin seguridad. Los datos los presentaba así el doctor José Vicente González Navarro, presidente de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), el pasado 26 de septiembre con motivo del Día Mundial de la Anticoncepción. Las cifras se limitan a ellas porque las estadísticas están elaboradas a partir del número de embarazos no deseados.
Este mismo estudio concentra en dos los medios de contracepción favoritos de los españoles: el preservativo (31,3%) y la píldora (16,2). Sin embargo, existen hasta una quincena de vías para evitar un embarazo no deseado (en España se registran 240.000 al año). Y no todos ofrecen igual protección.

Escrutados uno a uno todos los métodos para disfrutar del sexo sin aumentar la familia descubrimos que su eficacia se mide por el llamado índice de Pearl: el número de embarazos que presentarían teóricamente 100 mujeres que utilizaran el mismo método anticonceptivo durante un año. De modo desconcertante, aunque con toda lógica, de cada uno se apuntan dos parámetros: uno, su eficacia usado en condiciones óptimas; otro, en condiciones reales. Estos son los resultados.

Preservativo masculino

El favorito de los españoles no es, ni de lejos, el más seguro para no acceder a la paternidad involuntaria. “El condón bien usado es fiable al 98%. Pero hay que ponerlo antes de que salga nada de líquido seminal, tener cuidado de no rasgarlo con las uñas, anillos o piercings, retirarlo al acabar el coito con el pene fuera de la vagina y procurar que no se quede dentro del conducto vaginal. Todos estos errores suceden y reducen su seguridad real al 85%”, apunta el doctor José Mª Fernández Goya, coordinador del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Nisa Pardo de Aravaca. Advertencia: cuando se cumplen 5 años desde su salida de fábrica, el látex pierde flexibilidad y hay riesgo de que se rasgue. Por eso, la cajita de preservativos que lleva siglos en la guantera no sirve para nada. Lo afirman sus propios fabricantes.

ES EL ÚNICO MÉTODO QUE PROTEGE CONTRA LAS INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL.

Preservativo femenino

Funda de poliuretano lubricada que plastifica las paredes de la vagina y la vulva. Incómodo, pero muy EFICAZ FRENTE A ETS. Su eficacia va del 5 al 21%, según el índice de Pearl.
¿Es de verdad eficaz? Si se aplica a rajatabla y no llega a buen puerto ni una gotita fertilizante de líquido seminal, la eficacia es del 96% (solo 4 embarazos de cada 100 mujeres hipotéticas). Ahora bien, ponga usted a un varón normal a retroceder en los nanosegundos previos a la descarga orgásmica y tendrá poco más del 70% de fiabilidad (27 embarazos). El Ministerio de Sanidad también recomienda evitarlo.

Anticonceptivos orales

O sea, la píldora. “Requiere disciplina en la toma pero, bien usada, funciona al 99,7%. Su capacidad real de impedir el embarazo desciende al 92% porque hay días que se olvida tomarla, no se hace a la misma hora, se ha vomitado… Hay infinidad de tipos de anticonceptivos orales con distinta carga hormonal, desde los que llevan estrógenos y progestágenos a los que solo llevan estos últimos. Conocidos como minipíldora, son aptos incluso para mujeres con antecedentes de trombosis a las que antes se les retiraba fulminantemente”, revela Haimovich. “Una de las ventajas de los anticonceptivos orales es que alterando mínimamente su toma se puede adelantar o retrasar la llegada de la regla. Así la mujer puede evitar que le coincida con un viaje o con ese encuentro amoroso tan soñado”, explica la doctora Francisca Molero, ginecóloga y directora del Instituto Iberoamericano de Sexología.

Píldora del día después

Debe utilizarse solo como MÉTODO DE EMERGENCIA cuando han fallado las vías convencionales. O cuando, en el fragor de la batalla, se ha olvidado impedir que la naturaleza actúe. Pese a la polémica que la envuelve, la OMS la valora como “anticonceptiva y no como abortiva”. Su acción dependerá del momento del ciclo: a veces solo impide la ovulación, otras, la anidación. Evita el embarazo en un 85% de los casos.

Anillo vaginal

Un aro de plástico que se introduce en la vagina y va liberando gradualmente su carga hormonal. Hay que usar uno nuevo cada ciclo. La eficacia es idéntica a la de la píldora convencional.

Parches anticonceptivos

Análogo al anterior: es una especie de tirita cuadrada de 4,5 cm de lado. Va impregnada de hormonas que la piel absorbe poco a poco. “Hay que aplicarlo sobre la piel bien limpia y sin cremas. De otro modo, acabará escurriéndose”, sentencia Haimovich.

Implante subdérmico

Entra dentro de la categoría de los cómodos a largo plazo según los expertos consultados. “Es una especie de varilla de unos 4 cm con un gestágeno [hormona] que va liberándose lentamente”, explican. Se implanta en el antebrazo con una pequeña incisión y su portadora ya puede olvidarse de ser madre en los próximos 3-5 años. Aquí da igual vivir en un mundo utópico que en la periferia de una gran capital: su eficacia es cercana al 100% (solo 0,05 embarazos).

Progestágenos inyectables

Los hay mensuales o trimestrales y es el ginecólogo quien valora su conveniencia de uso. Su fiabilidad va del casi 100% en un universo hipotético de laboratorio al 97% en este mundo.

Diafragma

Especie de tapón de látex o silicona que la mujer inserta en su vagina para impedir la entrada del esperma al cuello del útero. Conviene usarlo con espermicida (sustancia que inhibe la actividad de los espermatozoides). Hay varios tamaños y es el ginecólogo quien determina cuál conviene a cada paciente. Dificulta el sexo antes de dormir, ya que hay que retirarlo a las 6-8 horas después del coito. En una Arcadia ideal garantiza un 94% de protección. En este mundo, solo el 84%.

DIU

Uno de los que más leyendas acarrea. Pero ni es abortivo ni exclusivo para féminas que ya hayan sido madres. “De hecho es excelente como doble contracepción en adolescentes. El DIU impedirá que se queden embarazadas sin tener que estar pendientes de tomar la píldora que, por ejemplo, en época de exámenes es fácil de olvidar”, apunta Fernández Goya. Es un dispositivo intrauterino que coloca el ginecólogo. Ocasiona cambios en ese órgano que impiden la gestación. Puede ser de cobre u hormonal. “Este último tiene las mismas ventajas de otros medios hormonales, como hacer menstruaciones menos abundantes y menos dolorosas”. Es fiable en más del 99% de los casos.

Espermicidas

Cremas u óvulos vaginales con sustancias químicas que destruyen los espermatozoides en cuanto apoyan el flagelo en territorio contrario. Son tan anticlímax como que hay que usarlos 10 minutos antes de la penetración, es decir, en mitad de los previos. Y son poco seguros en ambos casos: 18 embarazos usados a la perfección por cada 100 encuentros y 29 en la vida real. El Ministerio de Sanidad y Política Social lo incluye en el listado demétodos poco recomendables.

Esponja

Artilugio sintético que se introduce en la vagina antes del coito. Requiere amplias dosis de optimismo, ya que su eficacia dura 24 horas: si una confía en que habrá encuentro sexual, puede colocarlo muchas horas antes y estar preparada para el feliz momento. Suele impregnarse de espermicida. En mujeres que no han tenido hijos hipotéticamente es eficaz en el 91% de los casos, aunque, en realidad, la cifra hay que bajarla hasta un 84% en la vida real, según los expertos consultados. Quienes han sido madres saben que el conducto vaginal dilata y no vuelve por completo a sus dimensiones iniciales después del parto. Esto dificulta la efectividad de la esponja: 20 embarazos en un mundo utópico y hasta 32 en el real.

Método ogino

Probablemente el famoso ginecólogo japonés haya hecho más por alentar la natalidad que muchas campañas pro bebé. Su sistema, también llamado el del calendario, se basa en calcular qué días son fértiles y cuáles no. Estos se deducen restando 18 al ciclo más corto y 11 al más largo. Por ejemplo, si el ciclo más corto fue de 24 días (24 – 18= 6) y el más largo duró 31 (31 – 11 = 20) los días de mayor probabilidad de embarazo irán del 6-7 al 20 de cada ciclo. Aún llevándolo a rajatabla, el índice Pearl contempla 9 embarazos por cada 100 encuentros. Las razones son competencia de asuntos internos: variaciones hormonales por estrés, viajes con cambios horarios, práctica de deporte extenuante…

Temperatura basal

Es dejar el libro de familia en manos de un termómetro. “Se basa en que, después de ovular, la temperatura corporal sube entre 0,2 y 0,5 ºC, manteniéndose así hasta el final del ciclo. Ese período más cálido del cuerpo marca también su supuesta época infértil. Aunque parte de un principio científicamente comprobado, la temperatura corporal puede variar por una infección, por estrés, por la práctica de algunos deportes… Además, hay que tomarla siempre a la misma hora, lo cual puede ser complicado en vacaciones o un día en el que la mujer tiene que madrugar por motivos de trabajo”, explica el doctor José María Fernández Goy, coordinador del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Nisa Pardo de Aravaca. En atmósfera de laboratorio es fiable en un 98%. En la vida real, ¿usted podría firmar que va a tomarse la temperatura a diario y a la misma hora durante un año y que su organismo no se va a inmutar por nada? Lo dicho: más de un 20% de fallos. Y el engorro de no salir de casa sin el dichoso termómetro.

Método de la ovulación o Billings

Implica una curiosidad rayando en lo morboso: escudriñar la textura (densidad, color y opacidad) del moco cervical. Si está jugoso y transparente, perfecto para lubricar, olvídese: son sus días fértiles. En condiciones perfectas, asegura un 97% de fiabilidad. Ahora, póngase usted a supervisar esos fluidos en una mañana de resaca, con prisas o de noche, con unas copas de más. E ingénieselas para decirle a su pareja que el motivo de su negativa es que el flujo no está lo suficientemente amarillento como para andar sobre seguro.

Esterilización masculina y femenina

La ligadura de trompas y la vasectomía son alternativas definitivas pero pasando por quirófano. Recientemente ha aparecido una nueva forma de inhabilitación permanente: el Essure, un dispositivo de titanio que se introduce en el interior de las trompas por medio de la histeroscopia (herramienta de visualización del útero). “En dos o tres meses provoca una fibrosis que obstruye para siempre el acceso. Se coloca en una consulta ambulatoria, sin pasar por quirófano”.

¿Y la lactancia?

Pues es un precioso momento para aquilatar el apego madre-hijo pero no es un anticonceptivo en sí. En la página Conlamujer.com, desarrollada por Bayer, desarman este y otros mitos sobre la contracepción. “Durante la lactancia hay un efecto inhibitorio real sobre la ovulación pero no puede considerarse como medio único para no quedarse de nuevo en estado. Solo serviría en el caso de que supiera con seguridad que no ha ovulado y eso no es posible”, se explica en la web. A medida que se van espaciando las tomas, hay más posibilidad de dar un hermano/a al bebé.

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