¿De verdad beber alcohol mata nuestras neuronas?

Observad a alguien después de haber tomado un par de copas, y encontraréis una clara evidencia de que el alcohol hace algo a su cerebro. Tropiezan, mezclan sus palabras, pierden el control de sus emociones, y se olvidan las cosas.

Algunas personas han tratado de explicar este comportamiento como consecuencia de la muerte celular causada por el alcohol. A menudo, se empaqueta como un hecho real que se resume en “Tres cervezas matan a 10.000 células cerebrales.”

Pero, ¿es esto cierto?

No. El alcohol hace daño a algunas de nuestras 86 mil millones de células cerebrales, o neuronas, que envían mensajes eléctricos y químicos al cerebro y de aquí a otras partes del cuerpo.

El alcohol etílico puede matar a células y microorganismos. Esto es lo que lo convierte en un eficaz antiséptico. Afortunadamente, cuando tomamos bebidas alcohólicas, nuestro cuerpo trata de no dejar que todo ese etanol circule por nuestro cuerpo sin ser controlado. Las enzimas en el hígado lo convierten primero en acetaldehído (que es altamente tóxico) y luego en acetato, que se descompone en agua y dióxido de carbono y se elimina a través de nuestro cuerpo.

Cuando el hígado hace horas extra

Pero el hígado no puede funcionar tan rápido, el procesamiento de aproximadamente 35,4 cl de cerveza, 177 ml de vino o 44,5 ml de licores destilados le lleva una hora. Si bebemos tan rápido que no dejamos a nuestro hígado mantener el ritmo, el exceso de alcohol se cuela en la sangre y viaja a través del cuerpo hasta que éste pueda ser procesado.

Cuando este alcohol llega al cerebro, no mata las células. Lo que hace es inhibir la comunicación entre las dendritas o conexiones de ramificación en los extremos de las neuronas que envían y reciben información entre las neuronas, en una parte del cerebro involucrada en la coordinación motora. Esta mala comunicación da cómo resultado algunos de los impedimentos típicos de la intoxicación.

Investigadores de la Universidad de Washington en St. Louis encontraron que el alcohol, incluso cuando se aplica directamente a las neuronas, no las mata. Simplemente interfiere con la forma en la que transmiten información.

Síndrome de Wernicke-Korsakoff

Algunos alcohólicos pueden experimentar la muerte de neuronas, como parte de un trastorno cerebral llamado síndrome de Wernicke-Korsakoff. En estos casos, la evidencia sugiere una vez más que la enfermedad y la muerte celular no son causadas ​​por el alcohol en sí mismo, sino un por una deficiencia de tiamina y la malnutrición que en general a menudo va de la mano del alcoholismo.

Para los bebedores moderados, una serie de estudios realizados en los últimos 15 años sugieren que, lejos de matar a las células del cerebro, un poco de alcohol está asociado a un menor riesgo de deterioro cognitivo y demencia.

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