El cannabis, paliativo pero no curativo

Utilizar el cannabis de manera terapéutica no equivale a fumarse un porro. Las evidencias científicas demuestran que el cannabis es “más perjudicial que beneficioso”, como afirma Francina Fonseca, psiquiatra del Hospital del Mar de Barcelona y miembro de la Societat Catalana de Psiquiatria i Salut Mental de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya. “Causa más accidentes de tráfico, mayor riesgo de sufrir psicosis y más fracaso escolar”, explica. Además, el 9% de quienes consumen marihuana desarrollarán una adicción a lo largo de los años, porcentaje que aumenta a un 25% cuando el consumo empieza en la adolescencia.

“Se ha demostrado que el cociente intelectual de los fumadores de marihuana es más bajo, algo a lo que se suman todos los riesgos asociados al tabaco, como el cáncer”, añade Fonseca. Ahora bien, existen fármacos derivados del cannabis cuya efectividad sí está demostrada científicamente, como es el caso del Sativex (el único aprobado en España), que sirve para la espasticidad (o rigidez muscular) en pacientes con esclerosis múltiple que no han respondido de forma adecuada a otros medicamentos antiespásticos. En algunos estados de EEUU y Canadá es legal el preparado farmacéutico de nabilona (un cannabinoide sintético), que se utiliza para tratar las náuseas y vómitos generados por la quimioterapia. “El cannabis tiene 4.000 componentes –explica Fonseca–. El tetrahidrocannabinol (THC) es el que coloca más; el cannabidiol es el que tiene un efecto más sedante y relajante”.

Es un argumento que refrenda Magí Farré, jefe de Farmacología Clínica del Hospital Universitari Germans Trias i Pujol (Badalona) y catedrático de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).”Los cannabinoides [compuestos derivados o presentes en la planta ‘Cannabis sativa’] están aprobados para uso terapéutico en algunos países. En EEUU, por ejemplo, el cannabidiol se utiliza para tratar algunas epilepsias infantiles resistentes. En este país hay hasta cuatro medicamentos con cannabinoides aprobados por la Food and Drug Administration (FDA). En EEUU, Canadá y Holanda, por ejemplo, es legal utilizar terapéuticamente la planta del cannabis, aunque sus indicaciones son menos estrictas. Se ha aprobado para la esclerosis múltiples, para el glaucoma o para el dolor crónico, entre otras”, cuenta.

Prescripción

En estos países un médico puede prescribir cannabis para uso terapéutico. Así, con un cogollo de marihuana uno puede hacerse un té, un pastel o aceites. “No producen el colocón del porro”. Según el tipo de dolencia, se recomienda un tipo de preparado u otro. “En España no es legal, debes obtenerlo por tu cuento o ir a un club cannábico para comprar marihuana. Yo estaría a favor de que se regulase porque en los países en los que es legal el uso terapéutico está demostrado que no aumenta el consumo de porros. Así, la marihuana es de mejor calidad y sin mercado negro”, dice Farré, quien reconoce que también faltan ensayos clínicos para saber si el cannabis es realmente eficaz en enfermedades como la fibromialgia. “Con frecuencia el cannabis es la última alternativa terapéutica para muchos enfermos”, concluye.

Como recuerda Antoni Mur, jefe del Pediatría del Hospital del Mar y miembro de la Societat Catalana de Pediatria del Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya, “el cannabis es de las drogas más consumidas” a nivel mundial. En España, es la cuarta droga más consumida, después del alcohol, el tabaco y los sedantes. “La consumen más chicos que chicas y la edad de inicio son los 18 años. Genera problemas de comportamiento, de relaciones, de aprendizaje, de memoria… Y, a veces, es un escalón para consumir otros tipos de drogas”, relata Mur. Sin embargo, no considera negativo la legalización de esta droga. “Legalizar no implica fomentar el consumo. Legalizar permite acabar con la criminalidad que hay en torno a ella”, opina. Para él, el consumo es un “tema educacional” y aquí es donde radica la importancia de los “ejemplos en casa”. Si unos niños ven que sus padres fuman porros, tendrán más posibilidades de acabar fumándolos ellos también.

Pacientes con cáncer

El responsable de la unidad del dolor del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, Javier Medel, explica que si bien el cannabis no tiene efectos antitumorales (es decir, no cura el cáncer) sí puede tener efectos paliativos para tratar el dolor o las náuseas. Las unidades del dolor de Vall d’Hebron y el Hospital del Mar participaron hace años en un estudio sobre el Sativex. ” Yo trato a pacientes con neuropatías [enfermedades del sistema nervioso] y con ellos no ha habido resultados espectaculares. El uso de este medicamento es más bien compasivo, es decir, para pacientes que no mejoran con nada más”, dice Elisa Arbonés, anestesista y responsable de la unidad del dolor del Mar.

Álvaro Rodríguez-Lescure, oncólogo y vicepresidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), es más tajante al respecto: “No hay evidencias sólidas que avalen el cannabis como tratamiento estándar en pacientes con cáncer. Tampoco hay evidencias muy concluyentes de que sirva para el dolor o como antiemético [fármaco que impide el vómito o la náusea]”.

Rodríguez-Lescure dice estar a favor de utilizar esta sustancia como arma terapéutica en programas de investigación, pero matiza que “mientras no haya evidencias sólidas, no tiene ningún sentido promover su uso terapéutico”. “La marihuana contiene compuestos como el cannabidiol que pueden ser objeto de uso farmacológico, pero eso no equivale a que fumarse un porro tenga eficacia terapéutica y que por tanto haya que legalizarlo. Es una reducción simplista teñida de postureo político”, concluye.

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