Las mutaciones de la nueva ‘maría’ disparan los riesgos para la salud

Semillas seleccionadas genéticamente concentran un activo que llega a duplicar los niveles de pureza de hace una década.

La ‘maría’ que se fumaba hace diez años poco tiene que ver con la que se consume hoy en día. El Laboratorio de la Dependencia de Sanidad, encargado de analizar toda la droga que se incauta en Euskadi, detecta ya niveles de pureza del 25%, el doble que hace una década. La selección genética de las semillas, unida a la optimización del cultivo, ha generado variedades de plantas con una mayor concentración de THC (tetrahidrocannabinol), sustancia química que potencia los efectos psicoactivos de esta droga.

Una simple búsqueda por internet arroja una idea de cómo son estas nuevas cepas: la ‘ducksfoot’, con hojas palmeadas muy anchas que permiten disimular o camuflar la cosecha; la ‘filotaxis verticilada’, con la que se obtienen grandes cantidades de cannabis por planta; o la ‘moby dick’, que pertenece a aquellas que concentran grandes cantidades de THC.

El riesgo se centra en las variedades más potentes. «Muchos de los efectos adversos del cannabis dependen de la dosis, por lo que un aumento de la concentración hace que las conclusiones sobre la seguridad del consumo que se tienen puedan estar desfasadas en la actualidad», destaca la directora territorial de Sanidad en el País Vasco, Marisa Fidalgo. De hecho, se han dado nuevos derivados del cannabis con concentraciones de hasta el 60% de THC, que se fuman en pipa de agua y son extremadamente peligrosos.

Ideas paranoides

Las deficiencias cognitivas y los transtornos psiquiátricos son los efectos en la salud que más preocupan a los expertos. «Problemas de memoria, aprendizaje, concentración y atención son muy evidentes durante la intoxicación aguda. Dosis altas de THC pueden causar también síntomas psicóticos pasajeros, como alucinaciones o ideas paranoides».

El debate científico se centra ahora en si esos efectos pueden cronificarse. Una investigación de la Universidad del País Vasco y del Cibersam del Instituto Carlos III analizó el efecto del THC en ratones y encontró una relación entre el consumo de cannabis y la posibilidad de desarrollar ciertas enfermedades mentales.

La Sociedad Vasco Navarra para la Prevención del Tabaquismo alerta de que los jóvenes cada vez empiezan antes en el consumo de cannabis. Los peligros en la adolescencia son claros. Fumar droga a edades tempranas favorece la pérdida de inteligencia y las dificultades para mantener la atención, afecta a la capacidad de concentración y ocasiona serios problemas de memoria. Uno de cada tres pacientes atendidos por psicosis es consumidor habitual.

FUENTE: www.elcorreo.com