¿Qué es la marcha atrás al hacer el amor y por qué es tan peligrosa?

Es preferible cuidar la salud a contraer enfermedades de transmisión sexual por practicar sexo inseguro. Descubre en qué consiste la marcha atrás y los peligros que conlleva su práctica.

Habitualmente desde las campañas de contracepción se lanzan mensajes contra la práctica de la marcha atrás, pero ¿en qué consiste esta técnica? Su utilización se popularizó varias décadas atrás, sobre todo durante los años en los que los métodos anticonceptivos no estaban implantados en nuestro país o no gozaban de mucha popularidad. Por ello, las parejas que querían mantener una relación sexual sin riesgo de tener un embarazo tenían que ingeniárselas para evitar que eso sucediera. Entre las técnicas más populares estaba el sistema de cuentas, en el que la mujer tenía un registro de sus días más fértiles y los días de menos riesgo, procurando mantener sexo siempre dentro de estos últimos. Pero este método al fin y al cabo no era del todo fiable, y para correr menos peligro se popularizó aquello que se llama la marcha atrás. Esto podría definirse como el sistema del Coitus interruptus, ya que en sí no se produce una relación plena, porque el hombre para la penetración antes de eyacular dentro de la mujer, expulsando el semen fuera.

Durante muchos años se pensó que esta técnica era infalible, pero según se fue avanzando en el terreno de la sexología y la población fue adquiriendo una actitud más abierta respecto al tema se descubrió un problema: antes de llover chispea. Esto significa que el hombre antes de la eyaculación expulsa una sustancia llamada líquido preseminal, que tiene la función de limpiar el pene antes del semen, con el fin de que los espermatozoides lleguen lo más sanos posibles a la fecundación. Este líquido, aunque con una menor probabilidad, también tiene la posibilidad de dejar embarazada a la mujer.

Pero el riesgo de embarazo no es lo único que hace de la marcha atrás una práctica peligrosa, ya que siempre que mantengamos relaciones sin preservativo corremos el riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual (ETS), con el consiguiente riesgo para la salud que eso implica. Estas dolencias, también conocidas como venéreas, provocan alteraciones en nuestro cuerpo con distintos niveles de riesgo, siendo algunas infecciones leves y otras más graves. Durante mucho tiempo se pensó que las ETS se transmitían únicamente a través del semen, pero esto también es un error garrafal. La mayoría de enfermedades venéreas nacen fruto de las microabrasiones que se producen en los miembros genitales durante la penetración, que provocan que la sangre de la pareja se mezcle durante el sexo, por lo que cualquier contacto sin condón puede poner en riesgo nuestra salud, aparte del temido embarazo indeseado.

Estos son unos cuantos ejemplos de enfermedades de transmisión sexual que se pueden derivar de la marcha atrás:

HONGOS

Los hongos no son una ETS en sí, puesto que su aparición se puede deber a varias causas, pero también se pueden contraer a través del sexo, por lo que se incluyen dentro de las enfermedades venéreas. Los hongos pueden aparecer en la vagina, en el pene, en el ano y en la boca y la tipología más común es el que se conoce como cándidas. Suele ser más frecuente en las mujeres, y puede provocar flujo vaginal espeso, similar a la cuajada; olor vaginal, irritaciones, picor, sensación de quemazón, dolor al orinar y dolor durante las relaciones sexuales. En los hombres se puede manifestar con enrojecimiento del pene, dificultad para retirar la piel del prepucio, hinchazón del glande y secreción blanquecina.

Generalmente, este tipo de ETS se cura con facilidad y no supone ningún riesgo grave para la salud, aunque el picor que provoca llega a ser muy molesto.

VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO

El Virus del papiloma (VPH) humano sí que es una ETS propiamente dicha, puesto que su aparición se relaciona directamente con el sexo sin protección. Es una dolencia muy común en mujeres jóvenes, y por lo general el cuerpo se encarga de eliminarla sola. Esto también depende del tipo de virus contraído, ya que es una enfermedad que presenta una amplia gama de grados, aunque como hemos mencionado en la mayoría de los casos es una afección leve.

Una de las formas más comunes del VHP son las verrugas. Estas pueden aparecer en los genitales masculinos y femeninos, tanto en la parte interna como externa. En el caso de aparecer en los alrededores de los genitales, ni el condón puede prevenirlas, recomendando interrumpir las relaciones hasta su cura.

El virus del papiloma humano también puede provocar lesiones en el cuello del útero, que necesitan de un seguimiento médico para establecer el grado de gravedad y el protocolo a seguir. Si no se realiza un seguimiento de la enfermedad y esta acrecienta puede terminar en cáncer de útero.

CLAMIDIA

La afección por clamidia es una de las infecciones sexuales más corrientes. Hay que tener cuidado porque muchas veces no presenta síntomas en sus primeras etapas, por lo que si se comienzan a manifestar estos síntomas es conveniente acudir a un experto: dolor abdominal, flujo vaginal anormal, secreciones con pus, acuosas o lechosas del pene; hinchazón dentro de la vagina o alrededor del ano, dolor o sensación de ardor al orinar, dolor en el sexo, necesidad de orinar con mayor frecuencia, testículos y pene hinchados o sangrado vaginal después de una relación sexual.

Su tratamiento es sencillo y por lo general efectivo, pero si no se aplica puede derivar en problemas de fertilidad.

GONORREA

Aunque es menos común que la clamidia, la gonorrea es también muy frecuente. La produce la bacteria Neisseria gonorrhoeae, y puede aparecer en la vagina, en el pene, en el ano y en la boca. En las mujeres puede provocar dolor en la parte inferior del abdomen, secreciones vaginales inusuales, flujo abundante y molestias al orinar. En los hombres puede causar dolor al orinar.

Si bien la gonorrea no es una ETS letal, al igual que la clamidia puede tener graves consecuencias sino se trata con propiedad, como la esterilidad.

SÍFILIS

Normalmente un diagnóstico de sífilis es más preocupante. Esta enfermedad también tiene relación directa con el sexo, ya que se produce por un contacto directo con una llaga de sífilis durante las relaciones sexuales, tanto vaginales como anales y orales, por lo que no tiene nada que ver con el semen. Esta enfermedad también es hereditaria, por lo que una madre infectada puede contagiarla a su bebé durante el embarazo.

El sífilis se caracteriza por la aparición de un sarpullido en el cuerpo, por lo que puede confundirse con otro tipo de afección de la piel. Por ello es por lo que se la conoce como ‘la gran imitadora’.

VIH

Conocido como el virus de la inmunodeficiencia adquirida, es la enfermedad venérea con las consecuencias más graves para la salud, ya que este virus es el responsable directo del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, más conocido como sida, el cual ataca al sistema inmunitario del cuerpo provocando una disminución de la protección ante posibles infecciones. La mayoría de personas que padecen esta enfermedad, y que no reciben el tratamiento adecuado, acaban muriendo a causa de neumonías o cáncer.

Esta enfermedad no solo se transmite a través del contacto sexual, sino que también se transmite a través de la sangre y de madres a hijos.

Como vemos las consecuencias para la salud del Coitus interruptus son varias y no solo se cierran en el embarazo no deseado. Por ello es recomendable el uso del condón, sobre todo si se trata de relaciones esporádicas.

FUENTE: www.bekiapareja.com