Todos los tipos de pene que hay y las mejores posturas sexuales para cada uno

No hay dos personas iguales ni, aunque lo pueda parecer, tampoco dos penes idénticos. A pesar de que la sociedad ha establecido que únicamente hay un tipo de pene perfecto, lo cierto es que cada uno es un mundo y, para algunos hombres que el suyo no entre dentro de los cánones normativos les genera incluso problemas psicológicos.

La psicóloga y sexóloga Ruth González recalca que las medias de longitud y grosor no son representativas. “Son precisamente eso, medias. Por lo que habrá quienes lo tengan más grande o más pequeño. También están los penes más pequeños en reposo pero que crecen más en erección (pene de sangre) y los que son más grandes en reposo y crecen menos en erección (pene de carne). Pero no hay un modelo estándar universal”, explica.

Tal y como señala la revista especializada Medical News, hay varios criterios para clasificar los distintos tipos de pene: la longitud, el grosor, curvatura (tanto hacia los lados como hacia arriba y hacia abajo). Para González hay otro factor importante: la forma. “Dependiendo de esta, favorecerá más o menos un tipo de posturas. Cada pareja es diferente y por tanto lo mejor es ir probando qué posturas son las más adecuadas y satisfactorias para ambos”, recalca.

Además, la sexóloga Nayara Malnero, del blog Sexperimentando, recuerda que “todos los penes sin importar tamaño o forma son aptos para dar y recibir placer”.

Las sexólogas clasifican en cinco tipos distintos: pene lápiz, pene plátano, pene seta o champiñón, pene cono y pene curvo. Las especialistas recalcan que, a pesar de que hay distintas formas, ninguna de ellas tiene una menor satisfacción sexual que otra.

Pene lápiz

Tal y como señala la sexóloga, este tipo de pene es de los más comunes. “Es uniforme (igual grosor del glande a la base) y fino, por lo que estimula toda la vagina de forma homogénea”, explica González. Para esta experta, este tipo de pene es el propio para el sexo anal, aunque admite cualquier postura.

“Hay que tener cuidado si el pene es muy largo, ya que algunas posturas más profundas pueden resultar molestas o dolorosas durante la penetración vaginal o el sexo oral”, apunta la sexóloga.

Pene plátano

Como su nombre indica, este tipo de falo es similar a una banana, es decir, ancho por su base y estrecho en el glande.

Para Malnero estos penes son perfectos para la masturbación ya que “al ser más gruesos por la parte media del tronco son ideales para agarrarse”.

En cuanto al coito, González señala que, como sucede con otros tipos de pene, “al ser la punta estrecha tiene la ventaja de favorecer la penetración ya que facilita la dilatación tanto vaginal como anal”. “Todas las posturas son buenas, al ser el tronco más grueso favorece la estimulación de los dos primeros tercios de la vagina (que es la zona más sensible) y permite penetraciones profundas al ensancharse en la base”, apunta, aunque señala si es demasiado ancho, en algunos casos, hay que ayudarse con lubricante.

Pene seta o champiñón

Al revés que ocurre con el plátano, la característica de este pene es que tiene el glande de mayor tamaño que el tronco y la base. “Es el pene ideal para el sexo oral si se estimula de forma adecuada el glande”, explica González.

Esto se debe a que, tal y como apunta Malnero, “el glande está dispuesto a recibir placer al sobresalir más fácilmente”.

“La desventaja que puede tener esta forma de pene es que la penetración puede costar más debido a que el glande es más ancho, especialmente en el coito anal que puede resultar más incómodo o doloroso”, detalla González.

Las posturas ideales para este tipo de pene, según González, serían aquellas en las que no se profundice mucho. “Pueden ser ‘el misionero’ o ‘la cuchara’. Además con estas posturas se consigue mayor fricción en caso de que el cuerpo del pene sea muy estrecho”, apunta.

Pene cono

Como su nombre indica, este falo tiene un glande estrecho y un tronco que se va ensanchando hasta la base, como un cono. “Este tipo de penes son ideales para la penetración vaginal porque esta permite ir adaptándose progresivamente de una punta fina a una base más ancha”, explica Malnero.

“Para este tipo de pene las posturas más profundas como son ‘el perrito’, ‘la profunda’, ‘la cowgirl’ o ’el sometido”, detalla González.

La desventaja que puede presentar es que, según González, “si el pene es muy grueso y tiene la base muy ancha hay que tener cuidado con el sexo oral y anal, además de que la penetración se deberá hacer llevando un ritmo más calmado”.

Pene curvo

Dentro de esta clasificación, están todos aquellos penes curvados, bien sea hacia arriba, abajo o los lados. Para Malnero, este tipo de penes han tenido “muy mala fama”, pero pueden ser perfectos para estimular el punto G. “En el caso de los penes garra, con una curvatura más acusada, puede dificultar la penetración, pero todo depende de la postura y la curvatura del pene”, señala Malnero.

“Si la curva es hacia arriba prueba posturas como la de ‘el misionero’ o ‘la profunda’, si está curvado hacia abajo la mejor es ‘el perrito’ y si la curva es hacia un lado otra opción puede ser ’la cuchara”, detalla González.

En el caso del sexo oral, González recuerda que hay que buscar un buen ángulo para que se pueda lograr profundidad. Del mismo modo, para el sexo anal recomienda usar lubricante en caso de que la curva sea muy marcada.

Generalmente, esta curvatura suele ser meramente estética, pero González recuerda que si hay dolor y la curvatura es muy significativa “hay que acudir al urólogo porque podría tratarse de la enfermedad de Peyronie, en la cual se forma tejido cicatrizal en el pene que causa estos síntomas”.

Qué hacer si es “demasiado grande”

Más allá del complejo del “pene pequeño” con el que se ha asociado erróneamente la masculinidad o la falta de ella, también hay hombres que tienen problemas para mantener relaciones con penetración debido a que su falo es “demasiado grande”. Aquí, aunque haya posturas específicas, el lubricante puede ser el mejor aliado.

“Si la pareja es mujer, esta debe estar relajada y excitada para que la vagina lubrique y dilate por lo que es importante alargar las prácticas anteriores a la penetración”, explica González. En el caso de que el problema no sea el grosor si no la longitud, la sexóloga señala que también puede haber molestias.

“Si el pene es muy largo puede llegar al fondo de la vagina tocando el cuello del útero y esto causarnos molestias. Se pueden hacer posturas en las que la penetración no sea muy profunda y la mujer tenga el control: ‘el misionero con los muslos apretados’, ‘la cuchara’, ‘la cuchara invertida’, ‘la vaquera’, ’el sometido”, detalla.

Para casos más extremos, la experta explica que hay cojines con forma de rosquilla —como el que utilizaba Fernando VII— “que se utilizan para hacer de tope durante la penetración” o, en su defecto, utilizar una toalla pequeña o trapo enrollado alrededor del pene. “Si hay dolor o dificultad de erección hay que acudir a un especialista”, detalla.

La aceptación y el adiós al falocentrismo

Al igual que las vulvas, los penes son distintos y ni su tamaño ni su forma se tienen que adaptar a ningún canon. Además, tal y como apuntan las especialistas, también se debe romper el tabú que asocia al falo con la satisfacción sexual o con que la penetración sea el centro de las relaciones sexuales.

“Hay que aprender que los genitales (y sobre todo el pene) no son el centro de la relación sexual, que no vas a ser más o menos hombre por cómo sea tu pene y que el coito es una práctica más pero no tiene por qué ser la principal”, explica González.

“Se pueden realizar prácticas sexuales en las que el coito no sea el centro de atención, en las que el hombre vea que es capaz de darle placer a su pareja sin necesidad de utilizar el pene y por tanto no es el órgano principal para la satisfacción sexual ni el responsable de la calidad de la relación sexual. Masturbación mutua, sexo oral, caricias compartidas, besos, lametones, etc”, detalla la sexóloga. “Además, en el caso de las mujeres disfrutamos mucho esos modelos en los que no se da tanta importancia al coito ya que el clítoris se encuentra fuera de la vagina”, explica.

La especialista también recuerda que la comunicación en la pareja es fundamental y que se deben evitar cualquier tipo de comentario que pueda herir a la pareja.

Si aun así los problemas persisten, las expertas recalcan la importancia de ir a terapia, algo poco frecuente en las personas con pene por este motivo. “Suelen acudir más por dificultades de erección y control de la eyaculación. Cada vez son más los hombres que se animan a venir a consulta, sin embargo en muchas ocasiones esperan mucho tiempo en pedir ayuda.”, señala.

La conclusión es clara: todos los cuerpos sirven para dar y recibir placer. Ya sea cono, curvo, tipo plátano o tipo lápiz, es igualmente válido. Basta hablar y buscar la postura adecuada.

FUENTE: huffingtonpost.es

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