Según estos expertos, un 5 ó 6% de l@s jóvenes podrían caer en una ciberadicción. El catedrático en Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco, Enrique Echeburúa, quiere dejar claro que las Nuevas Tecnologías tienen su parte positiva porque facilitan la promoción de eventos, conseguir información, comunicarse con l@s amigos, … El problema surge cuando el uso se transforma en abuso, y llega a afectar a las horas que dormimos, al rendimiento en el trabajo o los estudios, cuando no existen o se abandonan otras aficiones, cuando un@ no se mueve de delante del ordenador, se aísla de lo que le rodea y l@s que le rodean, e incluso llega a crearse una identidad ficticia.
Dicen que el riesgo es mayor si la persona tiene baja autoestima, es tímida, o también impulsiva, que busca emociones fuertes, con mal ambiente familiar, o con alguna enfermedad previa, como depresión, hiperactividad o fobia social.
También indican que la edad en la que mayor propensión se muestra a una ciberadicción se sitúa entre 15 y 20 años.
Uno de los mayores peligros está en confundir lo privado y lo público, es decir, hacer público en la red información o datos personales, familiares, sexuales o religiosos.
Es conveniente advertir sobre ello, puesto que el 95% de l@s jóvenes de los países desarrollados tiene acceso a Internet, y más del 80% tiene perfil en una red social, como Facebook o Tuenti.