EL DEBATE DE LA VIOLENCIA

Artículo de Jaume Funes en el Diario Ahora. 28 de abril de 2012.
No son días para hablar de violencias. Sin embargo, inmerso en debates y reflexiones sobre las violencias derivadas del malestar y las tensiones creadas por la radicalidad, pensaba en cómo los chicos y chicas adolescentes viven, interiorizan y practican otras violencias más cotidianas. ¿De qué manera este nuevo escenario afecta sus percepciones sobre qué, cómo y cuándo destruir y en cómo modificaremos nosotros las maneras educativas de reaccionar?. No pensaba escribir sobre cómo socializar políticamente los adolescentes ni cómo responder a sus reacciones violentas buscando mundos más justos. Pensaba sobre qué tenemos que seguir haciendo con los adolescentes que van de duros por la vida y ahora ven como todo se hace duro a su alrededor.
Cambio de conceptos
La dureza del debate político se está cargando, por ejemplo, conceptos como vandalismo, que fundamentalmente tenía que ver con adolescentes y jóvenes aburridos, de familias sin especiales problemas, que optaban por encontrar la diversión destruyendo el mobiliario del parque. Violencias que educamos situándolas en el territorio de las "incivilidades" en las sociedades de diseño. Del mismo modo, la nueva parafernalia semántica sobre los grupos violentos aparca la lectura compleja de las violencias grupales. Olvidemos los sentidos de las confrontaciones entre grupos, las luchas por la ocupación del espacio, de afirmación ostentosa en la esfera pública. Quedan ocultas las violencias fruto de las investigaciones de identidad en tiempos de incertidumbre personal y complejidad social.
Pero las reacciones altisonantes ante las violencias mediáticas de estos días no sólo tapan las violencias cotidianas, se cargan las reacciones educativas y útiles que poco a poco hemos ido construyendo. Ya nos pasó, por ejemplo, con el predominio del discurso sobre el terrorismo, cuando quemar un contenedor en Euskadi siempre era  kale borroka y cualquier afirmación o diversión adolescente acababa en la Audiencia Nacional. Todo canalla podía ser héroe. Ahora la rueda de los que prometen aún más cárcel para los que han sembrado la confusión en la ciudad se cargará la mediación, la conciliación, el trabajo en beneficio de la comunidad. Medidas pensadas para generar responsabilidad, para ayudarles a descubrir que no viven solos, que su diversión genera daños a otro, que su forma de demostrar que existen no puede anular a otro. 

 

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