¿La vacuna de la covid-19 provoca alteraciones en el ciclo menstrual?
Muchas mujeres comparten en las redes desajustes de la regla después de haber recibido la vacuna y se sorprenden por la falta de información y respuestas por parte de los médicos. Algunas lamentan haberse sentido poco escuchadas e infantilizadas y reclaman una atención adecuada y con perspectiva de género.
A Núria R.C. la regla se le adelantó y tuvo unos dolores que no había tenido nunca antes, pocas horas después de recibir la segunda dosis de la vacuna de la Covid. Joana Badia, que tiene endometriosis y lleva un DIU para controlar los dolores que le provoca, estuvo 12 días con pérdidas después de recibirla aunque este dispositivo te elimina la menstruación. Las dos se encontraron mal durante varios días pero finalmente el malestar se les fue. Aunque no hay estudios al respecto, las dos sospechan que estos efectos adversos podrían tener algo que ver con la vacuna. Preocupadas por la falta de respuestas, lo compartieron en las redes y encontraron decenas de otras mujeres con experiencias similares.
El adelanto o retraso de la regla, un sangrado más abundante, más duradero o el aumento de los pechos son algunos de los efectos que han compartido y que por ahora no tienen una explicación científica. Elena Carreras, jefa del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Vall d’Hebron, explica que no tienen un “registro preciso” de las afectadas pero sí tienen constancia de mujeres que han consultado alteraciones en la cantidad de sangrado o el dolor experimentado.
Varias profesionales se han hecho eco de esta situación a raíz del revuelo en las redes. Tras una encuesta lanzada por la comadrona andaluza Laura Cámara, la Universidad de Granada ha iniciado ya un estudio para evaluar estos efectos. El mayor desconcierto para las afectadas ha sido experimentar estos desajustes del ciclo menstrual y ver cómo no había información al respecto. A la hora de plantearlo a los profesionales sanitarios, algunas cuentan haberse sentido poco escuchadas o incluso infantilizadas. “Me sentí absolutamente ignorada”, explica Núria.
Más allá de que la regla se le adelantara, al cabo de unas horas de recibir la vacuna ella notó unas palpitaciones y perdió el conocimiento. También tuvo un fuerte dolor abdominal, mareo y vómitos, que dejaron paso a un cansancio que hizo que pidiera la baja. “Este dolor en el abdomen no lo había tenido nunca”, explica por teléfono a Público. En ningún caso hubiera preferido no recibir la vacuna, pero sí hubiera querido estar más informada sobre estos efectos porque se “asustó mucho”.
La psicóloga especializada en sexualidades, pareja y relaciones, Silvia Catalán, decidió lanzar una encuesta en Twitter después de que una amiga le explicara que había tenido variaciones en el ciclo menstrual. El dato que obtuvo, que coincide con el de otras encuestas o estudios incipientes, es que entre el 20% y el 25% de mujeres vacunadas han tenido algún tipo de efectos secundarios que han afectado al ciclo. Las expertas consultadas señalan que no son graves y son de corta duración, pero apuntan a la falta de información. “Si te lo cuentan antes, si se sabe, no vas con este miedo. Tenemos esa sensación habitual que nuestros miedos no son demasiado importantes”, señala la psicóloga.
Ni graves ni permanentes, pero desconocidos
Carreras afirma que estos efectos “son reacciones sobre el endometrio y no afectan a los ovarios ni a la ovulación”, por lo que no son ni graves ni permanentes y no se relacionan con cambios en la capacidad reproductiva. Hay pocas respuestas, y precisamente por eso Josep Perelló, ginecólogo adjunto del Hospital de Sant Pau, está trabajando en un proyecto europeo para estudiarlo. Lo comenzaron a idear hace unos meses pero aún es pronto para sacar conclusiones. “No se ha establecido una relación porque no hay estudios”, remarca.
El ginecólogo apunta que no hay evidencias de que otras vacunas, como la del papiloma o la de la gripe, alteren el ciclo menstrual, y señala que “el estrés de vacunarse” podría ser un motivo para los desajustes. “A nivel científico no habría ningún motivo para pensar que la vacunación puede alterar el ciclo, más allá del estrés. Partimos de aquí, pero puede que lo acabemos demostrando”, afirma. Según el ginecólogo, la otra hipótesis que explicaría estas alteraciones es el hecho de que el sistema inmunológico y el endocrino comparten ciertas vías y hay muchos factores de la inmunidad que acaban interactuando sobre las hormonas. “Al fin y al cabo [la vacuna] acaba alterando la inmunidad, y esto podría ser una razón para alterar el ciclo”.
La jefa de Ginecología del Vall d’Hebron también destaca que estos efectos secundarios podrían tener su origen en cambios inmunológicos. Y es que hay mecanismos inmunológicos implicados en el desprendimiento del endometrio -lo que acaba desembocando en el sangrado menstrual. También se podrían relacionar con la ingesta de fármacos para bajar la fiebre, explica.
Aunque los desajustes de la regla pueden pasar por muchos motivos, cuando se juntan tantos casos justo después de recibir el fármaco esto “nos puede hacer sospechar”, dice Catalán. Cuando Núria fue al CAP, el médico de guardia la atendió bien físicamente, pero cuando le contó lo que le había pasado, “me cortó y me dijo que el principal efecto secundario de la vacuna es el estrés, que estamos viviendo una época de mucho estrés”, recuerda. “Yo nunca había tenido un episodio así, me parece mucha casualidad que coincida justo con la vacuna”, reitera.
La falta de perspectiva de género histórica en la medicina provoca desigualdades en el diagnóstico, tratamiento y atención médica a las mujeres, incluyendo un menor esfuerzo diagnóstico y una mayor medicalización de su salud. “La salud femenina se menosprecia y se califica de menos importante que la masculina”, afirma Catalán. “Lo comentábamos con una compañera: a un tío le hubieran hecho un TAC, a una tía, le dicen que es por causas emocionales”, lamenta Núria.
Precisamente, las mujeres son sobrediagnosticadas de trastornos mentales como la ansiedad y la depresión y esto provoca que consuman medicaciones como sedantes y antidepresivos cinco veces más que los hombres.
Núria pide una mejor atención, y que si realmente lo que le pasó no tiene relación con la vacuna, que le hagan más pruebas. “Yo sé que no es normal lo que me pasó”. Todas las entrevistadas señalan que esta ocasión permite poner sobre la mesa y “visibilizar” la falta de perspectiva de género en la medicina que sigue existiendo a día de hoy. “Entiendo que [los médicos] ahora mismo no saben nada, es muy incierto y no te pueden dar una respuesta definitiva. Pero me hubiera gustado que intentaran indagar un poco más, creo que podrían tener más empatía“, señala Badia.
“Estamos intentando revertir muchísimos años de machismo médico y es muy complicado. Todos los tratados de anatomía están basados en el hombre”, contextualiza Catalán. Carreras señala que, aunque los ensayos de las vacunas han contado con mujeres a un nivel “casi paritario”, quizás ha habido más mujeres en edad postmenopáusica y por ello las afectaciones sobre la regla no se han estudiado como efecto secundario. Perelló añade que nunca se había hecho una “vacunación masiva” como la actual, que ha hecho aflorar a los efectos secundarios a gran escala.
Carreras reconoce que la falta de información se relaciona con la ausencia de perspectiva de género en la medicina y apunta que si se demuestran estos efectos, habría que informar a las mujeres de la posibilidad de sufrirlos “del mismo modo que se informa de la fiebre o del dolor en el brazo”. “La perspectiva de género debe corregir este tipo de sesgos”. Aunque la menstruación no tenga efectos nocivos sobre la salud, tiene un impacto sobre la vida de la mujeres: “Hay que tener en cuenta que la vacuna tiene efectos diferentes sobre hombres y mujeres, y a veces parece que por ser un problema que sólo sufrimos las mujeres se puede banalizar “, lamenta Badia. Ella, como otras afectadas, ha notificado los síntomas a la Agencia Española del Medicamento a través del sistema de tarjeta amarilla. “Como mínimo que quede constancia”, dice.
Catalán apunta que la “denuncia pública” es “imprescindible” para situar el problema y visibilizarlo. Más allá de esto, habría que avanzar para garantizar que hubiera más mujeres en posiciones de importancia tanto en farmacéuticas como en las autoridades sanitarias, para “cambiar las políticas de atención a las mujeres e incidir en la importancia de la salud femenina”, concluye.