Investigadores creen que los viajes de ketamina son apagones en el cerebro

Un equipo de científicos de Cambridge puede haber descubierto accidentalmente por qué los viajes de ketamina son tan similares a las experiencias cercanas a la muerte.

Un grupo de investigadores que estudia el efecto de la ketamina en las ovejas puede haber descubierto la razón por la que la gente cae en un estado parecido a la muerte conocido como el agujero K (K-hole en inglés).

Un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge estuvo midiendo las ondas cerebrales de animales sedados como parte de un estudio que pretendía entender el efecto de las drogas terapéuticas en pacientes que sufren la enfermedad de Huntington, una condición en la que las células nerviosas del cerebro se desgastan, provocando complicaciones motoras, cognitivas y psiquiátricas.

En la primera y la segunda fase del experimento, los investigadores administraron 12 mg/kg de ketamina a un grupo de ovejas y estudiaron su actividad cerebral mientras estaban anestesiadas y mientras el efecto de la droga desaparecía gradualmente. En la tercera fase, los investigadores monitorizaron la actividad cerebral de seis de las doce ovejas tras ser administradas una sola dosis de ketamina de 24 mg/kg.

Lo que descubrieron fue que las ovejas mostraban una actividad de las ondas cerebrales “inusual” al salir de la sedación —que probablemente se corresponde con los efectos alucinatorios y disociativos de la ketamina— mientras que las ondas cerebrales de las ovejas que recibieron las dosis más intensas parecían haber parado durante varios minutos —un parón que los investigadores creen que podría explicar la experiencia del agujero K—.

La ketamina se utiliza comúnmente como analgésico en humanos y animales en entornos clínicos. Pero en los últimos 60 años, también se ha vuelto popular como droga recreativa por los mismos efectos disociativos y psicodélicos que se observaron en el estudio de Cambridge.

Como cabía esperar, la actividad cerebral de las ovejas tenía una baja frecuencia mientras dormían. Sin embargo, cuando la ketamina desapareció y las ovejas recuperaron la consciencia, la actividad cerebral comenzó a oscilar entre frecuencias altas y bajas. Los científicos se percataron de que es durante esta fase cuando los consumidores de ketamina tienen alucinaciones.

“Cuando las ovejas volvían del viaje de ketamina, la actividad cerebral era muy inusual”, dice la profesora Jenny Morton, que dirigió el estudio. “El momento en el que se daban los patrones inusuales en la actividad cerebral de las ovejas correspondía con el momento en que la gente siente que el cerebro se desconecta del cuerpo.

“Es probable que las oscilaciones cerebrales causadas por la droga prevengan que la información que proviene del exterior se procese con normalidad”.

No obstante, fue cuando se le administró altas dosis de ketamina a las ovejas cuando las cosas se pusieron interesantes. A los dos minutos de recibir 24 mg/kg de la droga, la actividad cerebral de cinco de las seis ovejas paró por completo, una de ellas durante varios minutos.

“No se trataba solo de una actividad cerebral reducida”, dice Morton. “Tras las altas dosis de ketamina el cerebro de las ovejas paró por completo. Nunca hemos visto nada igual”.

Aunque las ovejas parecían estar durmiendo, los investigadores pudieron observar que el cerebro estaba completamente apagado. Cuando comenzó de nuevo la actividad cerebral, lo hizo alternando frecuencias altas y bajas que creen que producen las alucinaciones.

“Unos minutos después, el cerebro de los animales volvía a funcionar con normalidad”, explica Morton. “Es como si se hubiera apagado y encendido”.

Popularmente, los viajes de ketamina se comparan con experiencias cercanas a la muerte, que los consumidores describen a menudo como un fenómeno conocido como la muerte mística —en la que se anula el sentimiento de la existencia y del yo— seguido de una absoluta serenidad, aceptación y felicidad. Los investigadores de Cambridge concluyeron que el fenómeno cerebral que habían observado podría ofrecer por primera vez una explicación a esos efectos.

“Las medidas de las ondas cerebrales de las ovejas que habían sido sedadas con ketamina podrían explicar las experiencias extracorporales y el estado de absoluta inconsciencia que puede provocar”, afirman los autores del estudio. “El estado disociativo inducido por la ketamina es casi con seguridad el llamativo de la droga como sustancia recreativa… y parece probable que el cese total de la actividad cortical sea la razón por la que se produce el fenómeno conocido como el agujero K, que describen y buscan ávidamente los consumidores de ketamina”.

“Conocer mejor los efectos de la ketamina en el cerebro nos ayudaría enormemente a entender su función, no solo como analgésico, anestésico y antidepresivo, sino también como una droga de abuso”, añaden, señalando que “se desconocen los mecanismos fisiológicos precisos a través de los cuales la ketamina ejerce sus efectos”.

FUENTE: www.vice.com

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