JORDI BERNABEU FARRÚS: Y SI FUMAN PORROS, QUÉ? LA ACCIÓN EDUCATIVA Y PREVENTIVA ANTE ADOLESCENTES CONSUMIDORES DE CANNABIS
Fuente: www.social.cat
Si hacemos una lectura sobre cómo estamos viviendo los usos adolescentes de la marihuana veremos que es siempre motivo de polémica: casi todo consumo se lee como un problema, con visiones manipuladas-nos cuesta aceptar que existen diferentes niveles y gravedades-, con fuerza polarización – abstinencia o abuso-y se utiliza como pretexto y excusa de otras problemáticas sociales y estructurales. Es frecuente analizar la realidad de las personas adolescentes, del fenómeno del consumo de drogas y de la prevención en general bajo parámetros propios de épocas pasadas. Y el escenario actual ha evolucionado bastante: tanto a la propia adolescencia, a la cuestión del propio consumo, las preocupaciones sociales, las perspectivas de futuro, en cuanto a la más que posible regulación a medio plazo, etc. Como la propia situación social en tiempos de crisis.
Tendemos a comparar las adolescencias actuales con las que vivimos los adultos de ahora. Y lo que está claro es que las cosas han cambiado. Y mucho: el papel de la familia, la escuela, la política, la dimensión social y económica, la transición al trabajo, lo mucho que se alarga el período adolescente … Durante los últimos años nuestros futuros adultos han dependido cada vez más de la soberanía del mercado, el individualismo y de nuestra patológica (hiper) protección. Nuestras ramplonas fórmulas comunicativas han provocado que los chavales cada vez nos vean como adultos y profesionales más alejados y lo que es peor, menos referentes. Más en un momento en que hay que replantear las lógicas de relación y búsqueda de información ante la que podríamos denominar-en cuanto al contexto 2.0- generación Facebook .
El contexto actual de crisis hace que recuperemos viejos discursos vacíos en contenidos proyectados los términos de moda: emprendimiento y esfuerzo. Como decíamos en un artículo anterior , ‘en épocas de dificultades reales hemos visto los resultados de la burbuja de la hiperprotección . Hace años que domina un discurso excesivamente proteccionista. Niños, ado-adolescentes y jóvenes que hemos tratado como verdaderos tesoros y sobre los que hemos velado para que no les haya faltado nada. Mientras hemos vivido en la abundancia hemos exagerado la seguridad, no necesariamente material, dejando de lado algunas cuestiones para debatir y pensar: no estábamos frenando su capacidad de autonomía, dificultando la asunción progresiva de responsabilidades, o haciendo de cualquier riesgo un problema? Ahora que ha estallado la burbuja, puede que apostamos por un discurso más autocrítico. No valen los discursos retrógrados. Sobre todo aquellos que nos recuerdan que el pasado educaba mejor. Y que disponíamos de más-y mejores-valores ‘.
En cuanto a las drogas, actualmente el panorama es diferente al de años atrás. Así como las nuevas formas de exclusión e inclusión social. Nos recuerdan las encuestas (que a menudo se utilizan para criminalizar, y también muchos profesionales que conocen chavales (porque trabajan con ellos desde su día a día, en la calle, en la red …) que tenemos una generación de adolescentes-en comparación con sus precedentes-bastante tranquilos, conscientes y responsables en cuanto a drogas se refiere. Analizando con algo de detalle los últimos estudios ( OED 2012o, página 10 , nos indican que entre los estudiantes, se registra una caida del consumo a partir de 2004 para todos los indicadores temporales. Se observa un ligero Descenso de la Continuidad en el consumo (número de personas que han probado la sustancia alguna vez en su vida y han continuado su consumo en el último año y en los últimos 30 días). ‘ Así pues tenemos, por un lado , unos chicos y chicas relativamente tranquilos en cuanto a su relación con el cannabis, y un posterior discurso que mantiene la alarma, que no alerta, sobre este.
Todo ello conlleva que se realicen imaginarios propios que acaban siendo los socialmente dominantes : el consumo se vive como generalizado, normalizado, de fácil accesibilidad, en constante aumento, en edades más precoces y vivido como consecuencia de una mala gestión en el ámbito de la decisión personal, la relación grupal, el contexto social y una supuesta pérdida de valores proyectados en el hedonismo y la prioridad para el consumo fácil. Cuente simplificar cuestiones que son bastante complejas. Como ya hemos comentado en numerosas ocasiones , la hoja de María no debe hacer sombra a problemas más graves y serios de los jóvenes y adolescentes. Más cuando en Cataluña, la tasa de desempleo una vez finalizado en 2012 representa el 52,1% entre las personas de 16 a 24 años , destruyéndolo durante el año un 17,5% de los puestos de trabajo ocupados por jóvenes de 16 a 29 años. Traducido: uno de cada dos jóvenes de menos de 25 años que quiere trabajar no encuentra trabajo. Y los recortes en educación y la LOMCE ponen en peligro la supervivencia de itinerarios formativos y empleos para adolescentes que han sido excluídos (o se han excluido) del camino académico.
En este sentido, los recientes datos aportados por la última Encuesta de Población Activa (EPA) nos enseñaban como durante el último año, la tasa de actividad entre los jóvenes de 16 a 24 años ha sufrido una leve disminución, consecuencia, principalmente del exilio laboral al que se han visto obligados miles de jóvenes. Un casi obligado ejercicio social y esfuerzo que la Ministra de Trabajo ha significado positivamente hace pocos días con el cínico término de ‘movilidad exterior’ . Posibles consecuencias: depresión o cabreo social. Con sus consiguientes respuestas: pasividad o rabia.
Por lo que habría que empezar a encontrar algunas respuestas para ciertas preguntas: ¿cómo responder a esta situación de complejidad y de carácter estructural? ¿Cómo favorecer empleos que generen motivación? ¿Como dar respuesta a una situación compleja de malestares y dificultades, sin centrarnos en el consumo como fuente de estos?
La acción educativa y preventiva
El consecuente discurso preventivo y de atención dificilmente responde a estas necesidades más evidentes: ¿cómo hacer que aquellas personas a las que nos dirigimos nos escuchen, o que les resultemos útiles? ¿Cómo pasar de grandes campañas a mensajes claros, cercanos y que generen responsabilidad? ¿Como establecer mecanismos de seguridad hacia prácticas problemáticas? ¿Como agrupar información, conocimiento, experiencia, utilidad de la información? ¿Cómo evitar que el modelo de ‘la información objetiva y de carácter científico’ sea el dogma dominante? Hemos incorporado nuevas metodologías, como la reduccción de daños. Pero, ¿hemos aceptado la filosofía de base? ¿Somos conscientes del fondo del discurso de esta filosofía de trabajo?
Es bastante presente que en el contexto de intervención preventiva con adolescentes, básicamente el escolar, se priorice la visión sanitaria del consumo y de las consecuencias legales por delante de una más centrada en la toma de decisiones y cómo pensar en los propios proyectos vitales (personales y colectivos). Un buen ejemplo es el aumento de demandas de los centros de secundaria de sesiones conducidas por personal sanitario y de los cuerpos de seguridad bajo el paradigma de la información (necesarias pero no suficientes).
Otro ejemplo de intervención muy presente en los últimos años ha sido el desarrollo de medidas educativas dirigidas a personas adolescentes sancionadas por consumo de drogas, como respuesta a la vigencia de la ley 1/92 de Protección de Seguridad Ciudadana (popularmente conocida como a Ley Corcuera) y de su aplicación. Debido al propio contenido de la presente ley, de dudosa eficacia, estas medidas educativas son entendidas a menudo como "reparadoras" o "correctoras del hecho causado".
De aquí surgen visiones diversas, incluso contradictorias, de los procesos vinculados a la intervención educativa, psicológica y social. Nos basamos en la antigua idea propuesta por Funes (1982) de que la pretensión educativa del programa es "ocuparse adecuadamente y en los momentos útiles de que los adolescentes reciban respuestas, especialmente cuando sus comportamientos no son socialmente aceptables, y mejor aún, cuando más allá de incomodar socialmente, pueden convertirse en destructores de su propia persona ".
Debemos pensar en algunas ideas para la intervención, a pesar de ser conscientes de que este discurso no coincida con el de algunos profesionales. Ni de muchos ciudadanos:
En primer lugar, habrá que (re) pensar qué significa prevenir . No es sólo evitar el consumo, ni sólo fomentar la abstinencia. También se potencia la responsabilidad, la toma de decisiones, la autonomía. Y evitarse problemas. A menudo son criticadas las estrategias de reducción de riesgos cuando son aplicadas a adolescentes. Parece que la no mayoría de edad debe ser la excusa perfecta para abstenerse, apelando a cuestiones propias de la maduración de este ciclo vital, a la vez que dando afirmaciones científicas para confirmar estos planteamientos. En cualquiera de los casos, e independientemente de cuáles sean las opciones profesionales y visones hacia el consumo, estamos obligados a plantear propuestas de convivencia en la linea de reducción y gestión del propio consumo: no se trata de un trabajo concreto, sino de una línea de intervención que puede hacerse presente en cualquier actuación (conversaciones, talleres, materiales, etc, es un punto de partida: cómo consumes y seguirás haciéndolo, primero reducimos la posibilidad de aparición de problemas ; implica posicionarse de una forma concreta ante la persona consumidora: de manera que se sienta respetada y aceptada, por lo que permitirá introducir información mucho más permeablemente, y sigue contemplando la abstinencia como la manera más segura de evitar problemas con las drogas.
En segundo lugar, trabajamos pensando que nuestro papel profesional es el de convertirse en referentes positivos (Funes, 2010);. Necesitan personas adultas que respondan con confidencialidad y sinceridad a sus preocupaciones. Que no les repiten los discursos que en algunos contextos no han parado de repetir. Que sustituyan la intranquilidad que supone el conocimiento de determinadas maneras de hacerlo y que suponen un riesgo -, por la confianza en la eficacia y competencia de sus recursos. Sin olvidarnos de la previa más importante: para influir con cierta lógica en la vida de alguien antes debes haberte convertido útil y referente para este.
En tercer lugar: el foco origen de los problemas son diversos . Dicho de otro modo: detrás de muchos consumos problemáticos esconden otros problemas. Básicamente de relaciones sociales, con uno mismo y con la familia. Aparecen, sobre todo, cuando se mezclan estilos de vida y malestares asociados con el propio consumo, y ciertos hábitos adquiridos. Por lo que tiene sentido que la mayoría de intervenciones se centren en las dinámicas familiares y las del propio adolescente / joven en cuanto a empleos, relaciones sociales, etc. Olvidándonos a menudo del papel del consumo. La experiencia nos dice que muchos adolescentes regulan su consumo en función de sus ocupaciones, y las propias motivaciones en estas . Depende qué casos sólo necesitarán pautas preventivas. Otros quizás requerirán atención y seguimiento. Existen diferentes grados de problematica. No podemos ponerlas todas en el mismo saco. La abstinencia (no fumar) no puede ser la única manera de regularse.
Y si fuman porros, qué?
Entendemos que ante un adolescente consumidor de cannabis debemos ofrecer respuestas educativas, que tengan por finalidad responsabilizar al propio sujeto hacia el tema de las drogas u otras cuestiones de su vida a la vez que acompañarlo en su proceso de desarrollo. Nuestra intervención adulta pasa, principalmente, por estar allí, convirtiéndose en referentes útiles promoviendo responsabilidad y autonomía. Paralelamente, es obligación nuestra ofrecer los servicios y estrategias propias de reducción de riesgos y prevención selectiva y / o indicada para favorecer que se realicen consumos con pocos problemas. Asimismo: favorecer procesos de reflexión en torno al empleo del tiempo y la relación de perspectivas entre el presente y el futuro a corto-medio plazo. Y cuanto más se tenga en cuenta la dimensión comunitaria, mejor (conocimiento y acompañamiento a recursos, implicación en su barrio-pueblo-ciudad, etc).
Habrá que "vender" la abstinencia como una de las herramientas más seguras para evitarse problemas. Y no, en cambio, la única, y punto. Pues negaremos una realidad presente y que seguirá siendo. Ante un mensaje ineficaz-y poco realista-tipo "No a las drogas" habrá que educarlos en la responsabilidad. Y esta no sólo pasa por ser abstinente, sino para hacer un buen uso de la prudencia, la consecuencia y el sentido común ("común?"). Además, podemos aprovechar para educar y potenciar el sentido crítico como buena manera de hacer frente al consumo-de todo, no sólo de cannabis-, auténtica piedra filosofal de la adolescencia.
Tendremos que hacerles ver que su consumo tiene poco que ver con los tratamientos de enfermedades como el cáncer, y que la "necesidad" de relajarse-una de las excusas recurrentes-debe ser más propia de personas con más responsabilidades que ellos. Habrá que intentar que entiendan que tienen obligaciones formales-principalmente, académicas-y que deben aprender a gestionar su tiempo libre de manera que no afecte a su día a día. Y hacerles ver que madurar empanado, haciendo un uso de los porros como si de una actividad extraescolar se tratara – o estando delante de una pantalla de ordenador disparando o chateando muchas horas al día-no es, probablemente, la mejor manera de salir adelante.
Tendremos en cuenta que el consumo se da mayoritariamente en grupo, y que una buena manera de diferenciarse del grupo es desmarcarse de lo que a menudo se dice que hace la mayoría.
En resumen: el ‘piensa en ti, y tú decides’, al sé tú mismo, teniendo en cuenta lo que te rodea ‘; del "ya sé que me paso’ a ‘plantéate y motivado algunos cambios’; del ‘lo llevo bien’ al ‘llévalo mejor’; del ‘stick estancado’ en el cambia de contexto ‘; del’ el problema son los porros ‘a’ el problema eres tú ‘, o del’ voy por libre ‘ a ‘ten pautas de uso’ *.
Tendremos que avisarles de su ilegalidad. Y las confusiones presentes en los medios de comunicación, así como las contradicciones vividas en la calle y otros que crecen en los balcones o en armarios de interior, no nos ayudan mucho. Si ponemos una cuestión de moda-y la marihuana, está -, tenemos más riesgo de llamar la atención que de disuadir a los potenciales consumidores. La discreción-que no pasotismo o tolerancia-es una buena manera de educar y de intervenir. De hecho, tampoco hay que alarmar-ante un posible debate constructivo sobre su regulación legal, mal llamada legalización, para hacer frente al paroxismo actual.
Transmitiremos que el tema de las drogas genera beneficios a quienes participan de la venta y problemas a un sector de la gente que las consume. Por lo que estará bien transmitir solidaridad ante las personas que han tenido problemas, huyendo de discursos individualistas del estilo ‘es tu vida’.
Y promovamos un discurso crítico ante el nuevo contexto social, que con la excusa de la crisis, ha hecho de la austeridad, el individualismo y de la dimensión económica el sentido de su existencia. Si no lo hacemos, probablemente, como hemos comentado en numerosas ocasiones, estamos haciendo, una vez más-nunca mejor dicho-señales de humo **.
–
Fuentes utilizadas (aparte de los enlaces del texto):
Bernabeu, J. (19 de mayo de 2010);. Puerros, adolescencias y señales de humo . SobreDrogues.net. http://sobredrogues.net/porrosadolescencies
Bernabeu, J. (6 de febrero de 2013). Jóvenes, cultura del esfuerzo y tiempo
Funes, J. (2010);. 9 ideas clave: educar en la adolescencia . Escalón.
González, C., Funes (1987). Delincuencia juvenil; justicia e intervención comunitaria. A Papeles de Estudios y Formación . Departamento de Justicia. Generalidad de Cataluña.
Observatorio catalán de la Juventud (2012). Situación laboral de las personas jóvenes en Cataluña 4 º trimestre de 2012. Informe elaborado a partir de los últimos datos de la Encuesta de Población Activa . Generalidad de
Observatorio Español sobre Drogas (2012). Informe 2011. Folleto resumen 2011 . Plan Nacional sobre Drogas. Ministerio de Salud. http://www.pnsd.msc.es/Categoria2/observa/pdf/FOLLETO_OED2011.pdf
* Ideas trabajadas con el compañero, amigo y educador Luis Cucurull en nuestra práctica profesional. Y expuestas también en la jornada CocaOnline en esta sesión el pasado diciembre de 2011 denominada ‘Los usos adolescentes de la cocaína ": http://sobredrogues.net/cocaonline
** Artículo pensado y prensado en Les Planes de Son después de una bonita jornada y conversación posterior con los compañeros y profesionales pallarencs Aram, Vero y Silvia.