LA BORRACHERA MENSUAL

Cuando 2011 estaba a punto de terminar se hicieron públicos los últimos resultados de la Encuesta sobre usos de drogas entre los estudiantes de Secundaria que, cada dos años y desde hace ya quince, intenta describir cómo evolucionan los consumos de drogas entre adolescentes (de los 14 a los 18 años). Leídos de manera genérica, estos datos indicaban una cierta tendencia a la estabilización o reducción del consumo. Destacaban, sin embargo, algunos elementos relacionados con el alcohol, a los que ahora me referiré. En algún otro momento ya he escrito sobre el tema en esta columna. Vuelvo porque, coma reacción a los datos, estos días se han puesto en marcha nuevas campañas más o menos institucionales ("No es normal", "El tiempo que dedicas al alcohol" …, para conseguir incidir sobre los usos del alcohol en la adolescencia. Sin embargo, conociendo los adolescentes, uno se pregunta: ¿cómo se consigue?, ¿por qué la pretensión sigue siendo que no beban?.
Dos son las novedades sobre los usos adolescentes del alcohol aparentemente significativas: para empezar, el número de los que beben ha disminuido ligeramente.Y, segunda novedad, tienden a ser predominantes los usos basados en la borrachera, en el beber mucho en poco tiempo (lo que algunos denominan patrón nórdico). La alarma institucional suena esta vez porque más de uno de cada tres adolescentes consumidor de alcohol afirma haberse emborrachado en el último mes. Un dato significativo que nos recuerda que a menudo la sustancia es secundaria, mientras que la forma de uso es la que nos debe preocupar.
Convivir con el alcohol
Acabamos de dejar atrás unas fiestas llenas de alcohol en una sociedad que deposita en la bebida una parte singular de la felicidad y, aparcando las campañas, quizás debemos volver a la pregunta elemental: ¿cómo se educa a un hijo, un alumno, para que aprenda a convivir con el alcohol? Sugiero mantener la siguiente secuencia argumental:
1); a pesar de que lo desees, espera tanto como puedas para beber; ya sé que te sientes grande, pero tu cerebro todavía crece,
2) si lo pruebas, trata de pararte a descubrir cómo te sientes tú y no cómo te dicen los demás que has de sentir,
3) si te pasas, trata de no correr riesgos y valora la experiencia al día siguiente;
4) el alcohol se bebe para estar bien compartiéndolo con los demás, pero no para no darse cuenta de nada ni para olvidar.
Sin olvidar, nosotros, que los argumentos adolescentes quizá son otros.

¿Quieres dejar un comentario?