LOS MATRIMONIOS HOMOSEXUALES CRECEN UN 10% EN EUSKADI
El ‘boom’ inicial de los matrimonios homosexuales, legalizados tras una una reforma del Código Penal en 2005, parecía haberse esfumado. El número de este tipo de enlaces se estabilizó a partir de 2007, con recortes en algunas comunidades autónomas como Euskadi. Sin embargo, las bodas gays vuelven a repuntar. En el País Vasco se celebraron 94 en los nueve primeros meses del pasado año -los últimos datos disponibles-, según el Eustat, lo que representa un aumento del 10,5% respecto a las 85 del mismo periodo del anterior ejercicio. Por contra, los enlaces heterosexuales disminuyeron un 16%.
Euskadi ha acogido, desde la reforma legal que los permitió, 528 matrimonios homosexuales de los más de 14.000 que se han celebrado en el conjunto de España. La mayor cifra -169- se produjo en 2006, al calor de la recién aprobada normativa. A partir de ahí se inició una apreciable caída, a la que siguió un cambio de tendencia el último año. Entre enero y septiembre, 53 parejas de hombres -ocho más que en los tres primeros trimestres de 2008- y 41 de mujeres -una más- formalizaron su relación con una boda, según el Instituto Vasco de Estadística. Vizcaya absorbió la mitad de ellas (47, frente a las 35 de Guipúzcoa y las 10 de Álava. En este último territorio, los enlaces entre mujeres (8) superaron a los registrados entre varones (2, mientras en Guipúzcoa (15) y Vizcaya (17) se quedaron por debajo. Las uniones entre hombres han sido mayoritarias desde que se puso en marcha la reforma legal, aunque las diferencias se han ido acortando con el paso del tiempo.
Extranjeros
Una de cada cuatro bodas de este tipo que se celebran en Euskadi -en concreto, el 27%- es de parejas compuestas por al menos un extranjero. Ese hecho se ve favorecido por la creciente presencia de inmigrantes en el País Vasco. Algunos analistas también citan, entre otros factores, las bodas de conveniencia para legalizar la situación de alguno de los cónyuges. «Llama la atención que, a nivel nacional, los enlaces civiles heterosexuales entre español y extranjero representaran el 10,7% en 2005, mientras que en los matrimonios homosexuales la cifra ascendía a más del doble», apunta el sociólogo Alfredo Rodríguez, profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra. «El incremento de las bodas gays en Euskadi podría deberse a que hemos importado a la sociedad vasca y española -que se ha caracterizado siempre por la aceptación y la acogida- un estilo de vida que no puede decirse que estuviese arraigado. Además, no creo que existan problemas con el colectivo homosexual. Son personas como cualquier otra y, por tanto, son bien recibidas», añade.
La letrada Cristina Odriozola coincide en que los extranjeros contribuyen en buena parte al incremento de enlaces entre personas del mismo sexo. «Es un problema que se planteó en los tribunales. Hay quienes vienen aquí a celebrar su matrimonio porque la legislación de su país no les permite casarse. Al final, se ha establecido que en el caso de que uno de los contrayentes sea español y el otro extranjero, mientras se cumplan los requisitos establecidos por España, el matrimonio tiene validez», explica la también profesora de Derecho Eclesiástico y Romano de la Universidad del País Vasco. Esta especie de ‘turismo’ resulta comprensible al saber que, de los 70 países que conforman Europa, sólo Holanda, Bélgica, España, Noruega y Suecia han legislado el matrimonio homosexual. También lo han hecho Canadá, Sudáfrica, Estados Unidos (en alguno de sus estados) y recientemente México (capital, que se ha convertido en el primer país latinoamericano en dar este paso.
Odriozola destaca que en este ámbito la legislación española es una de las más «progresistas y punteras», pero lamenta la actitud de algunos funcionarios. «La ley dice una cosa, pero hemos visto en la prensa casos de jueces y magistrados que se han negado a celebrar matrimonios homosexuales alegando objeción de conciencia. Debemos corregir este problema para que los cargos públicos conserven su derecho ideológico, siempre y cuando deleguen esa función en alguien más».
Fuente: www.elcorreo.com