PADRES QUE NECESITAN PRESERVATIVOS

Pares que necessiten preservatius – Jaume Funes, Diaria Ara. 14/03/12

Utilizando como pretexto la campaña de una marca de preservativos y su apoyo a la educación sexual de los adolescentes en la escuela, ha rebrotado en algunos sectores de padres y madres la oposición a que los hijos sean instruidos sobre su funcionamiento. Condenados en tiempo de tanta contrariedad a recordar obviedades, resurge la pregunta: ¿cuál es el papel de los adultos de la familia en relación con las conductas sexuales con riesgo de sus miembros más jóvenes?
No hay que invertir ningún espacio de esta columna para recordar que entre los descubrimientos y las experimentaciones de todo adolescente están los que tienen que ver con su sexualidad (también entre ellos y los que viven en familias que lo niegan). Quizá sí que hay que recordar que esta parte de su vida también necesita educación, personas adultas sexuadas de ámbitos diversos que facilitan ejemplos, acceso a informaciones, observación a distancia, consejos (cuando los piden no antes, argumentos y ayuda para gestionar las experimentaciones y las crisis.
No estaría de más tener presente, sin embargo, que en nuestra voluntad de influir en la intensa y compleja sexualidad adolescente deberíamos mantener claros los dos principales objetivos: reducir los daños que pueden llegar asociados y facilitar que los inicios de las nuevas prácticas sexuales sean satisfactorios, placenteros, respetuosos de la otra persona, progresivos. La propuesta es muy elemental. Se trata de evitar embarazos y enfermedades en las que no piensan y de hacer que lo que configurará una buena parte de la felicidad de la vida comience con las mejores experiencias posibles.
Una parte de estas pretensiones corresponde hacerla posible a los padres y madres. Pero no toda. Su ideología eductiva, política o religiosa no tiene nada que decir sobre el derecho de todo adolescente a protegerse. Los chicos y chicas adolescentes, experimentadores, tempranos, llenos de hormonas y de deseos, tienen derecho a acceder fácilmente al condón (los padres deben poder recogerlos, arrugados a la espera de …, con los vaqueros en la lavadora) . Inevitablemente inexpertos, tienen derecho a saber cómo funciona y tener alguna práctica para cuando llegue el momento. Tienen derecho a que en su imaginario de la primera vez el preservativo forme parte de la decoración. Ningún padre o madre tiene nada que decir aquí, como no sea garantizar que pueda ser así. En la educación sexual de su hijo esta pieza no es suya.

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