Científicos de la Universidad de Surrey en Guildford (Reino Unido) han descubierto que algo más del 10 por ciento de la población podría tener restos de cocaína y heroína en sus dedos pese a no haberlas consumido nunca, un hallazgo que evidencia su elevada presencia en la sociedad.

En un estudio publicado en la revista ‘Clinical Chemistry’, los investigadores analizaron las huellas dactilares de 50 voluntarios que nunca habían consumido ambas drogas y de otros 15 que admitieron haberlo hecho en las últimas 24 horas.

De este modo, pese a no haber tenido contacto con estas sustancias un 13 por ciento presentaba restos de cocaína y el 1 por ciento contenía un metabolito de heroína. Al establecer un nivel de «corte», los investigadores pudieron distinguir entre las huellas dactilares que tenían contaminantes ambientales y las producidas después del consumo real de drogas, incluso después de que las personas se lavaran las manos.

Para estudiar la posibilidad de traspasar ambas drogas a través de un apretón de manos, se les pidió a voluntarios libres de drogas que estrecharan la mano de uno de los que las habían consumido recientemente. Acto seguido se tomaron las huellas dactilares de los voluntarios libres de drogas y confirmaron que era posible distinguir entre quienes realmente las habían consumido o cuando se trataba de una ‘contaminación’ involuntaria.

«Lo creas o no, la cocaína es un contaminante ambiental muy común, es bien sabido que está presente en muchos billetes», ha reconocido la forense Melanie Bailey, una de las autoras de la investigación, que pese a ello se muestra sorprendida de la elevada presencia detectada en huellas dactilares.

«Está claro que las pruebas de huellas dactilares son el futuro de las pruebas de detección de drogas», ha añadido Mahado Ismail, otro de los autores.

FUENTE: www.infosalus.com

El alcohol puede acelerar la deshidratación del cuerpo, que sí afecta al cerebro. Sin embargo, si en un día de copas de más se acompañan estas con agua, el daño no será el mismo. Además de la deshidratación, el estrés, el tabaco, dormir poco, la cocaína… sí que son enemigos mortales de las neuronas.

Contrariamente a la creencia popular, no tenemos un suministro limitado de neuronas. La mayoría de estas aparecen en los primeros años de nuestra vida, pero en algunas áreas del cerebro continúan apareciendo en la etapa adulta en un proceso llamado conocido como neurogénesis, que es como se conoce al nacimiento de nuevas neuronas. El hipocampo es una de estas áreas, y es también una de las más importantes del cerebro, desempeñando importantes papeles en la memoria, la emoción y el aprendizaje. Pero a medida que envejecemos, una serie de factores compiten con la neurogénesis y matan las células cerebrales. Muchos creen que el consumo de alcohol es un hábito que acelera este proceso, pero lo cierto es que no es así y que hay otros que sí son fatales para las neuronas.

Dormir poco

Desde la National Sleep Foundation recomienda que la mayoría de los adultos deben mantener un hábito de sueño que comprenda entre siete y nueve horas cada noche. Esto da a nuestros cerebros suficiente tiempo para moverse a través de las etapas del sueño, que gradualmente se vuelven más profundas, y terminan en sueño REM  antes de comenzar de nuevo. Llegar al sueño REM es importante porque es durante este tiempo que el cerebro está trabajando duro tanto para mantenernos dormidos mientras que también activa algunas regiones responsables, por ejemplo, del aprendizaje. Esto es cuando los recuerdos se consolidan y almacenan, y los niveles de energía se reponen. No debe sorprendernos pues, que alguien que constantemente duerma pocas horas tenga más dificultades para concentrarse, tomar decisiones y comprometerse en situaciones de aprendizaje y sociales. Un estudio reciente muestra cómo estos efectos van asociados a un daño cerebral en el tiempo. En el estudio se encontró que las neuronas en la región productora de energía del cerebro llamada locus coeruleus (locus cerúleo) comenzaron a morir a causa de la vigilia prolongada. Sin estas células para producir energía, nuestros cuerpos son incapaces de funcionar correctamente al día siguiente. Otro estudio encontró que la privación del sueño podría causar una contracción en la corteza cerebral y el hipocampo, especialmente en adultos mayores de 60 años, lo que sugiere que el sueño se vuelve cada vez más importante a medida que envejecemos.

Fumar

Está demostrado que provoca cáncer, bronquitis crónica hasta el enfisema, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares… e incluso la muerte y una menor producción de neuronas. En un estudio realizado en 2002 por el Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia, los científicos descubrieron que las ratas adictas a la nicotina generaban un 50% menos de neuronas en el hipocampo. Aquellas que tomaron dosis más altas de nicotina también experimentaron un porcentaje de muerte neuronal superior. Otro estudio encontró un compuesto en los cigarrillos, llamado NNK, podría causar una respuesta exagerada en los glóbulos blancos del cerebro, obligándolos a atacar a las células cerebrales sanas también.

Deshidratación (no el alcohol en sí)

De aquí surge la percepción errónea de que el alcohol en sí mata neuronas, cuando no es así. Esto procede del hecho de que el alcohol en exceso desencadena toda una serie de procesos corporales. Uno de ellos es que acelera y multiplica las veces que hay que acudir al baño. Cuanto más se bebe, el alcohol suprime la hormona vasopresina, conocida como hormona antidiurética, que es responsable de retener el agua en el cuerpo. Esto hace que nuestros cuerpos no puedan sostener nuestra orina en el cuerpo y la expulsen más rápidamente, acelerando el proceso de deshidratación (y una peor resaca). Teniendo en cuenta que el 75% del cerebro está formado por agua, es recomendable, no ya evitar el exceso de alcohol, sino mantener el cuerpo correctamente hidratado, algo que se haría extensible a una noche de exceso de copas.

Estrés

En personas con niveles de estrés elevados, los niveles de cortisol pueden ser tan excesivos que el cerebro termina generando más células productoras de mielina y menos neuronas, según un estudio reciente. En los casos más graves, esto puede desembocar en episodios de esquizofrenia y trastornos de ansiedad.

Cocaína y otros estupefacientes

Mientras que la marihuana no mata neuronas, sí que otras sustancias como la cocaína, metanfetamina o el MDMA sí que lo hacen, según la Drug Enforcement Administration. Los investigadores creen que este daño a las células cerebrales es lo que conduce a la adicción a las drogas, ya que el usuario encuentra progresivamente más difícil sentirse bien por sí mismo.

FUENTE: www.20minutos.es

¿Cuáles son las drogas más adictivas? La pregunta parece sencilla, pero la respuesta depende de a quién se pregunte. Según diferentes expertos, el potencial de una droga para ser adictiva se puede juzgar en función del daño que cause, de su valor en la calle, de en qué medida active el sistema de la dopamina del cerebro, de lo placentera que la gente dice que es, de en qué grado provoca síntomas de abstinencia, y de la facilidad con que se “enganchará” a ella quien la pruebe.

Existen otros aspectos para medir el potencial adictivo de una droga, e incluso hay investigadores que sostienen que ninguna es adictiva siempre. Dada la diversidad de opiniones de los especialistas, una manera de clasificar las sustancias causantes de adicción es consultar con grupos de expertos. En 2007, David Nutt y sus compañeros pidieron a diversos especialistas en adicciones que hiciesen una clasificación, y descubrieron varias cosas interesantes.

1. La heroína

heroinaLos expertos consultados por Nutt y su equipo situaron la heroína como la droga más adictiva y le otorgaron una puntuación de 3 sobre 3. La heroína es un opiáceo que hace que el nivel de dopamina del sistema de recompensa del cerebro se eleve hasta un 200% en animales de laboratorio. Además de ser probablemente la droga más adictiva, la heroína también es peligrosa porque la dosis que puede causar la muerte es solo cinco veces mayor que la necesaria para colocarse.

Asimismo, la heroína se ha clasificado como la segunda droga más nociva considerando el daño que causa tanto a los consumidores como a la sociedad. Se calcula que en 2009 el mercado de opiáceos ilegales, incluida la heroína, alcanzó los 68.000 millones de dólares en todo el mundo.

2. La cocaína

cocainaLa cocaína interfiere directamente en el uso que el cerebro hace de la dopamina para transmitir mensajes de una neurona a otra. Básicamente, impide que las neuronas desactiven la señal de la dopamina, lo cual causa una activación anormal del circuito de recompensa del cerebro. En experimentos con animales, la cocaína hizo que los niveles de dopamina se elevasen más de tres veces por encima del nivel normal. Se calcula que entre 14 y 20 millones de personas consumen cocaína en el mundo, y que, en 2009, el valor del mercado de esta droga rondaba los 75.000 millones de dólares.

Los expertos han clasificado el crack como la tercera droga más perjudicial, y la cocaína en polvo, que produce un efecto más suave, como la quinta. Alrededor del 21% de las personas que prueba la cocaína se convertirán en dependientes de ella en algún momento de su vida. Esta droga es parecida a otros estimulantes adictivos, tales como la metanfetamina –que constituye un problema cada vez mayor a medida que se hace más accesible– y la anfetamina.

3. La nicotina

tabacoLa nicotina es la principal sustancia adictiva del tabaco. Cuando alguien se fuma un cigarrillo, es absorbida rápidamente por los pulmones y transmitida al cerebro. Según el grupo de expertos consultado por Nutt y su equipo, la nicotina (el tabaco) es la tercera sustancia más adictiva.

Más de dos tercios de los estadounidenses que han fumado alguna vez dicen haberse convertido en dependientes a lo largo de su vida. En 2002, la Organización Mundial de la Salud calculó que había más de 1.000 millones de fumadores, y se prevé que, para 2030, el tabaco acabe con la vida de más de ocho millones de personas al año. Los animales de laboratorio tienen la sensatez de no fumar. Sin embargo, las ratas pueden apretar un botón para recibir nicotina directamente al torrente sanguíneo, lo cual hace que los niveles de dopamina del sistema de recompensa del cerebro aumenten más o menos entre un 25 y un 40%.

4. Los barbitúricos (“tranquilizantes”)

barbitúricoLos barbitúricos –también conocidos como “caramelos”, “bombones”, “barbis”, “demonios azules” o “muñecas”– son una clase de droga que se utilizó inicialmente para tratar la ansiedad e inducir el sueño. Interfieren en las señales químicas del cerebro, lo cual hace que diversas regiones cerebrales dejen de funcionar. A dosis bajas producen euforia, pero a dosis más elevadas pueden ser letales porque inhiben la respiración. La dependencia de los barbitúricos era frecuente cuando estos medicamentos eran de fácil acceso con receta, pero ha descendido drásticamente desde que se han sustituido por otros. Esto pone de relieve el papel que el contexto desempeña en la adicción: si una droga adictiva no es fácilmente accesible, no puede causar mucho daño. Los grupos de expertos de Nutt y su equipo situaron los barbitúricos como la cuarta sustancia más adictiva.

5. El alcohol

alcohol-225x300A pesar de ser legal en la mayor parte de los países occidentales, los especialistas consultados por el equipo de Nutt lo puntuaron con 1,9 sobre 3. El alcohol causa múltiples efectos en el cerebro, pero en experimentos de laboratorio con animales aumentaba los niveles de dopamina en el sistema de recompensa cerebral entre un 40 y un 360%. Además, cuanto más bebían los animales, más subían los niveles.

Alrededor del 22% de las personas que han tomado una copa desarrollarán una dependencia del alcohol en algún momento de su vida. La Organización Mundial de la Salud ha calculado que, en 2002, 2.000 millones de personas consumieron alcohol, y que en 2012 murieron tres millones por el daño que la bebida causó a su cuerpo. Otros especialistas han clasificado el alcohol como la droga más perjudicial.

FUENTE: www.elpais.com