Verdades y mentiras sobre las bolsitas de nicotina, un mal menor para unos, un peligro para otros
España quiere equiparar todos los productos relacionados con el tabaco por ser perjudiciales y atraer a nuevos consumidores, pero en Suecia las bolsas con tabaco que se chupa han contribuido a reducir los cigarrillos de combustión.
Al igual que el consumo de ‘vapers’ u otros productos relacionados con el tabaco, se está extendiendo por España y otros países el consumo de bolsitas de nicotina, también conocidas como ‘nicotine pouches’. Se trata de unos saquitos con polvos, que se colocan entre el labio superior y la encía y que, a base de chuparlas, desprenden nicotina, pero sin tener que encender un cigarrillo.
Los populares ‘snus’ suecos, que han inspirado las bolsitas con nicotina, están prohibidos en la UE porque contienen tabaco, pero sus ‘hermanas’ con solo nicotina nadan en la alegalidad, por lo que pueden ser adquiridas en cualquier establecimiento y a través de internet.
Y su expansión ha abierto, de nuevo, el debate sobre si es mejor fomentar las nuevas formas de consumir tabaco o nicotina, menos dañinas para la salud, con el objetivo de facilitar la deshabituación de los fumadores de los cigarrillos convencionales, o hay que batallar contra todos los productos, puesto que pueden atraer a nuevos consumidores y no son inocuos para la salud.
España ha optado por la segunda opción, a través del Plan antitabaco aprobado recientemente con las comunidades, pero otros países como Reino Unido, Suecia, Grecia o Nueva Zelanda fomentan los nuevos productos como parte de su estrategia para reducir el número de fumadores convencionales.
Los perjuicios
El Gobierno español cuenta con el apoyo del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT), formado por decenas de sociedades médicas y asociaciones, que lleva años reclamando que se endurezca la ley del tabaco para lograr lo que se consiguió cuando se aprobó, allá por 2010: una reducción del número de fumadores.
El CNPT se opone a promocionar los nuevos productos relacionados con el tabaco porque considera que se trata de una “trampa” y de una “estrategia de marketing” de la industria tabacalera que sirvan para reducir el número de fumadores y, por el contrario, a su juicio, atraen a nuevos consumidores jóvenes, a través de los sabores y formatos más novedosos, al mundo del tabaco.
Además, según advierten, son perjudiciales para la salud. En concreto, avisan de que las bolsitas de nicotina provocan adicción, tienen efectos negativos a nivel cardiovascular y numerosos estudios relacionan la nicotina y el cáncer.
Las bondades
Del lado contrario, la industria y los médicos españoles disidentes y defensores de promocionar los productos menos dañinos que el tabaco convencional, agrupados en la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo, blanden el ejemplo Sueco, que puede convertirse en el primer país del mundo en ser considerado “libre de humo”, etiqueta que la OMS otorga a los Estados en los que menos del 5% de población fuma cigarrillos de combustión.
El éxito se basa en que el Gobierno sueco ha hecho fuertes campañas contra el tabaco de combustión, lo que ha provocado que buena parte de los fumadores o hayan abandonado el nocivo hábito, o se hayan pasado al vapeo o a los ‘snus’, un producto tradicional en los países escandinavos.
La ventaja de las bolsitas de nicotina, con o sin tabaco, es que no emiten humo y, por tanto, no son perjudiciales para el entorno del consumidor. En este contexto, destaca que la incidencia de cáncer en Suecia sea un 41% inferior a la media europea.