Igual te suena la escena. Quedas con tus amigas y amigos para tomar unas cervezas y, mientras ello/as van a tope con la birra sin dar muestras de debilidad, tú comienzas a marearte. O al revés: tus colegas patinan mientras tú estás a tope. Es una situación de desequilibrio en la que, ya te encuentres en un lado de la situación u otro, hay explicaciones. Te las contamos:

katxi-kalimotxoPeso. Efectivamente, cuántos más kilos, más alcohol eres capaz de consumir sin ponerte pedo. En términos generales, una mayor masa corporal hace que tengamos la capacidad de beber más cantidad antes de besar la lona. Por supuesto, hay excepciones como esa tía tuya de 40 kilos que se bebe hasta el agua de los floreros sin que pase nada… pero son excepciones.

Herencia étnica y cultural. Seguro que has oído en alguna ocasión que los/as asiáticos/as tienden a emborracharse de manera más rápida que el resto. No es solo porque suelen ser de menor talla, sino que hay un factor genético. Tienen una mutación en la enzima alcohol deshidrogenasa (ADH) que los hace más vulnerables al efecto del alcohol. Asimismo, también se ha comprobado que aquellas personas que viven en un ambiente en el que se bebe con más regularidad tienden a tener más tolerancia al alcohol.

Comida consumida. El aviso ese de «cena para aguantar más» tiene su porqué. Es más, cuánta más grasa e hidratos consumamos la noche en la que vamos a salir de beber, más tiempo aguantaremos. No bloqueamos la absorción de alcohol, sino que estamos retrasando sus efectos. Ojo con esto, porque, aunque no notemos los efectos en un primer momento, el consumo excesivo, unido a la comida que tenemos en el estómago, pueden llevarnos a sentirnos mal.

Frecuencia. ¿Llevas sin tomar alcohol una temporada? Ten por seguro que aguantarás menos que ese amigo tuyo que bebe todos los fines de semana. Aquellas personas que beben regularmente tienen más capacidad de aguantar los efectos del alcohol y, cuando lo dejan durante un tiempo, esa tolerancia desaparece. Esto demuestra que el bebedor no nace: se hace.

botellonEdad. Aunque que la tolerancia se construye con el hábito y el tiempo, la edad trabaja en sentido contrario. Los cambios físicos (y psíquicos) hacen que, a medida que cumplimos años, los efectos del alcohol se dejan notar más. Por mucho que lleve bebiendo alguien, la edad es un condicionante que hace que una cerveza pegue más.

Sexo. Los hombres tienen más agua en su cuerpo que las mujeres, lo que permite que haya una distribución más amplia del alcohol por el organismo. Además, los médicos explican que las mujeres sufren más en sus carnes algunas consecuencias derivadas del consumo de alcohol como la toxicidad en el hígado.

Percepción. Esto es interesante: el ser humano y la autosugestión juegan un papel muy destacado en cómo de borrachos nos sentimos. Por ejemplo, en el caso de que nos digan que una bebida tiene alcohol, aunque en realidad no lo tenga, es posible que actuemos como si estuviéramos borrachos. ¿Borrachera psicológica? Pues sí, si queremos llamarla así.

FUENTE: www.cocinatis.com

bebida_del_jugo_de_la_fresa_del_dibujo_animado_tarjeta_de_felicitacion-r3ac858d2d2664d999b41abba41211fb7_xvuak_8byvr_324¿Alguna vez has sumergido una fresa en una copa de champán? Un nuevo estudio realizado por un equipo de investigadores italianos, serbios y españoles revela que las fresas tienen un indiscutible efecto protector en estómagos dañados por el alcohol.

Para llegar a esa conclusión, los científicos suministraron etanol (alcohol etílico) a ratas de laboratorio y comprobaron que la mucosa gástrica de aquellas que previamente habían comido extracto de fresa durante 10 días sufría menos lesiones, según publican en la revista Plos One. «Los efectos positivos de las fresas se asocian tanto a su capacidad antioxidante y alto contenido en compuestos fenólicos (antocianos), como a que activan las propias enzimas o defensas antioxidantes del organismo», explica a la agencia de noticias SINC Sara Tulipani, investigadora de la Universidad de Barcelona (UB) y coautora del trabajo.

La gastritis o inflamación de la mucosa del estómago, además de relacionarse con el consumo de alcohol, también se puede producir por infecciones víricas o por la acción de fármacos anti-inflamatorios no esteroideos (como la aspirina) o los que se usan en el tratamiento contra la bacteria Helicobacter pylori. Las conclusiones de estudio apuntan a que una dieta rica en fresas puede ejercer un efecto beneficioso en la prevención de enfermedades gástricas relacionadas con la generación de radicales libres u otras especies reactivas del oxígeno, atenuar la formación de úlceras estomacales en humanos, y aliviar la lesión en la mucosa gástrica una vez dañada.

dibujo-infantil-fresa-roja-asombrada«Este trabajo no se ha planteado para paliar los efectos de una borrachera, sino para encontrar moléculas protectoras de la mucosa gástrica frente a los daños que pueden causar diferentes agentes», subraya Maurizio Battino, coordinador del grupo de investigación desde la Universidad Politécnica de la Marche (Italia).

FUENTE: www.muyinteresante.es

A la larga lista de efectos perjudiciales producidos por el consumo excesivo de alcohol hay que añadir ahora uno nuevo: el riesgo de infección pulmonar. Así lo indica un estudio realizado por el equipo del doctor Majid Afshar, de la Universidad Loyola Chicago, que han analizado el historial médico y los hábitos alcohólicos de 12.000 personas adultas.

alcoholTal y como explican en la revista especializada Chest, los expertos norteamericanos han detectado que los bebedores considerados como habituales –esto es, los hombres que se toman más de dos copas al día y las mujeres que beben más de una diaria– presentaban niveles significativamente más bajos de óxido nítrico en su aliento. También les ocurría a los bebedores ocasionales que consumen más de cuatro copas –en el caso de las mujeres– o más cinco –los varones– de un tirón por lo menos una vez al mes.

Según los investigadores, hay una relación directa entre la ingesta de alcohol y la disminución de la concentración de óxido nítrico, gas incoloro que desempeña un papel protector contra determinados tipos de bacterias nocivas. De hecho, se usa como indicador para saber si funciona la medicación en pacientes asmáticos.

Ashfar y su equipo creen que este nuevo factor debe ser investigado más a fondo y tenido en cuenta cuando se consideren a partir de ahora los efectos del alcoholismo.

FUENTE: www.muyinteresante.es

desinformaciónEn verano son habituales las informaciones sobre supuestas «nuevas drogas» que, partiendo de fuentes poco fiables, terminan distorsionando el fenómeno. Este año, los dos grandes ejemplos más repetidos por los medios son la «cocaína rosa» y el «kokodrile».

El año pasado fueron la «Flakka» o la «droga Hulk» y este año son la denominada «cocaína rosa» o el «kokodrile». Con el verano, las noticias escandalosas sobre nuevas y terribles drogas se multiplican. Como es habitual, la falta de rigor suele acompañar a este tipo de informaciones que, lejos de facilitar una mayor comprensión y ayudar a los posibles consumidores a reducir riesgos, solo sirven para potenciar la mitología y ofrecer una imagen distorsionada.

Recientemente, diversos medios estatales se hacían eco, citando fuentes policiales, de la irrupción de la «cocaína rosa», un supuesto estupefaciente que se caracterizaría por su elevado precio en el mercado. El problema es que ni es cocaína ni produce sus efectos, lo que puede llevar a engaño a la persona que decide acceder a esta sustancia. Por el contrario, según explican en Ai Laket!, se trata de 2CB, conocido en América Latina como «tucibi», por la pronunciación en inglés. Es un psicotrópico sintetizado en los años 70, con un efecto similar al MDMA pero con un toque psicodélico. Además, desde la asociación advierten sobre el alto grado de adulteración detectado.

Las imágenes de miembros reverdecidos y escamosos inundaron las televisiones a principios de junio. Según alertaban, era la prueba de que el «kokodrile» o dexomorfina, un opiáceo que suele consumirse en Rusia y países eslavos, había llegado al Estado español. La sustancia se utiliza como analgésico en hospitales pero se extendió en los países eslavos como sustitutivo de la heroína. El origen de la noticia estaba en una publicación

del doctor Gonzalo Haro, de la Universidad CEU Cardenal Herrera de Castellón, quien aseguró haber detectado el primer caso en un paciente en la localidad del País Valencià. La tesis se extendió como la pólvora. Lo que no se hizo tan conocido fue cómo había llegado a su conclusión: sin análisis toxicológicos, únicamente el testimonio del afectado, que afirmaba haber consumido unas pastillas con personas de origen eslavo. «No se va a extender en Euskal Herria o el Estado», refutan desde Ai Laket!

UNA GUÍA DEDICADA EXCLUSIVAMENTE A MUJERES CONSUMIDORAS

CnusA1wWIAAvpctLa asociación Ai Laket!, de usuarios y exconsumidores de drogas por la reducción de riesgos, en colaboración con el Departamento de Igualdad del Ayuntamiento de Gasteiz, ha publicado la guía en euskara y castellano «Mujeres y usos de drogas», dirigida en especial a mujeres usuarias de estupefacientes. Se trata de un material hecho por mujeres y para mujeres que recoge una serie de pautas de reducción de riesgos, prácticas para aquellas que han decidido hacer uso de alguna sustancia psicoactiva. El material impreso se estrenó en la intervención Testing llevada a cabo por Ai Laket! el día 24 de julio y se ha seguido repartiendo en los puntos fijos de la asociación en el recinto de txosnas, así como en su sede. También puede descargarse a través de la página web de la agrupación.

FUENTE: http://www.naiz.eus/hemeroteca/gara/sections/eguneko-gaiak

sexo-drogas-rock-765Mark Renton, el heroinómano que interpreta Ewan McGregor en Trainspotting, describe en esa película el poder de algunas drogas para secuestrar la voluntad: «Yo elegí no elegir la vida: yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?» Renton justificaba con esta explicación el sinsentido de su hábito autodestructivo, pero para algunos científicos no es suficiente. George Richardson, profesor de la Universidad de Cincinnati (EEUU), ha buscado en la evolución otros motivos para una mala costumbre omnipresente en todas las sociedades humanas y en todas las épocas.

Tomamos todo tipo de sustancias como el alcohol, la marihuana o las setas alucinógenas pese a las resacas que nos dejan, el riesgo de quedar enganchados y los daños para la salud a largo plazo. Algunas drogas, no obstante, tienen efectos positivos. El café o la coca hacen desaparecer la sensación de fatiga y el apetito, los sedantes hipnóticos como el alcohol alivian la ansiedad y los analgésicos como el opio calman el dolor, producen euforia y aplacan la diarrea. Incluso el tabaco puede tener su lado benéfico. Un estudio con la tribu Aka, un pueblo de cazadores recolectores centroafricano, mostró que quienes fumaban sufrían menos infecciones por parásitos frecuentes en aquel grupo que los que no lo hacían. Y algo similar se ha observado con el uso de marihuana.

Junto a estos enfoques pragmáticos, Richardson planteó que el uso de psicotrópicos podía incrementar las posibilidades de tener sexo. Algunos investigadores ya habían encontrado correlaciones entre el consumo de drogas y una mayor actividad sexual y un mayor número de parejas sexuales. Sin embargo, como explica el investigador estadounidense, esa correlación no implica que sean las drogas las que mejoren las posibilidades de apareamiento.

En un artículo que publica en la revista Evolution and Human Behaviour junto a investigadores de las universidades de Nevada (EE UU) y Macao (China), Richardson recuerda alguna de las hipótesis que se han propuesto para justificar una selección natural de rasgos en principio negativos como la tendencia a beber mucho. La primera propone que el consumo excesivo de alcohol fue seleccionado indirectamente al favorecer la impulsividad y la agresividad, que pudo ser útil para los humanos prehistóricos a la hora de competir por recursos en tiempos de escasez y buscar nuevos territorios en los que prosperar. Algunos estudios con macacos han observado que los individuos con niveles bajos de serotonina son más impulsivos, abandonan su grupo antes que el resto y sufren una mortalidad prematura más elevada. Sin embargo, también tienen un mayor éxito reproductivo cuando son más jóvenes.

orgyOtra posibilidad explorada por otros científicos supone que el consumo de sustancias es un alarde de fuerza, inútil como la cola gigantesca de un pavo real, pero válido para demostrar que se tiene tanto poderío que no importa desperdiciarlo. Una tercera opción plantea que la utilidad de las drogas se alcanza a través de la modulación de la actividad cerebral. Si no se toman en cantidades excesivas, pueden incrementar la búsqueda natural de recompensas, concentrando la atención, la memoria y la motivación al servicio de nuevos recursos entre los que se incluirían potenciales objetivos sexuales.

Para tratar de dirimir si el vínculo entre el uso de drogas y el éxito sexual es causal o no, Richardson y sus compañeros emplearon ecuaciones estructurales y cruzaron datos estadounidenses a escala nacional. Su conclusión es que la influencia no existe, salvo de forma muy ligera con el alcohol, que aumenta las probabilidades de tener sexo, y con la marihuana, que las reduce. “Lo que hemos observado es que, probablemente, la gente que de por sí va a tener más parejas sexuales tiene más tendencia a tomar drogas”, apunta Richardson. “Puede tener que ver con la tendencia de esas personas a buscar nuevas sensaciones”, añade. El investigador explica que ahora quiere ampliar el campo de interés de su estudio para comprobar si existe una relación entre el consumo de alcohol y nuestras relaciones sociales. “Creo que aunque a veces pueda dar la sensación de que beber nos sirve para tener más amigos, es probable que no sea así”, apunta. Ya está planteando estudios con gemelos idénticos para aislar la influencia exclusiva del alcohol en nuestra sociabilidad.

FUENTE: www.elpais.com

¿Cuáles son las drogas más adictivas? La pregunta parece sencilla, pero la respuesta depende de a quién se pregunte. Según diferentes expertos, el potencial de una droga para ser adictiva se puede juzgar en función del daño que cause, de su valor en la calle, de en qué medida active el sistema de la dopamina del cerebro, de lo placentera que la gente dice que es, de en qué grado provoca síntomas de abstinencia, y de la facilidad con que se “enganchará” a ella quien la pruebe.

Existen otros aspectos para medir el potencial adictivo de una droga, e incluso hay investigadores que sostienen que ninguna es adictiva siempre. Dada la diversidad de opiniones de los especialistas, una manera de clasificar las sustancias causantes de adicción es consultar con grupos de expertos. En 2007, David Nutt y sus compañeros pidieron a diversos especialistas en adicciones que hiciesen una clasificación, y descubrieron varias cosas interesantes.

1. La heroína

heroinaLos expertos consultados por Nutt y su equipo situaron la heroína como la droga más adictiva y le otorgaron una puntuación de 3 sobre 3. La heroína es un opiáceo que hace que el nivel de dopamina del sistema de recompensa del cerebro se eleve hasta un 200% en animales de laboratorio. Además de ser probablemente la droga más adictiva, la heroína también es peligrosa porque la dosis que puede causar la muerte es solo cinco veces mayor que la necesaria para colocarse.

Asimismo, la heroína se ha clasificado como la segunda droga más nociva considerando el daño que causa tanto a los consumidores como a la sociedad. Se calcula que en 2009 el mercado de opiáceos ilegales, incluida la heroína, alcanzó los 68.000 millones de dólares en todo el mundo.

2. La cocaína

cocainaLa cocaína interfiere directamente en el uso que el cerebro hace de la dopamina para transmitir mensajes de una neurona a otra. Básicamente, impide que las neuronas desactiven la señal de la dopamina, lo cual causa una activación anormal del circuito de recompensa del cerebro. En experimentos con animales, la cocaína hizo que los niveles de dopamina se elevasen más de tres veces por encima del nivel normal. Se calcula que entre 14 y 20 millones de personas consumen cocaína en el mundo, y que, en 2009, el valor del mercado de esta droga rondaba los 75.000 millones de dólares.

Los expertos han clasificado el crack como la tercera droga más perjudicial, y la cocaína en polvo, que produce un efecto más suave, como la quinta. Alrededor del 21% de las personas que prueba la cocaína se convertirán en dependientes de ella en algún momento de su vida. Esta droga es parecida a otros estimulantes adictivos, tales como la metanfetamina –que constituye un problema cada vez mayor a medida que se hace más accesible– y la anfetamina.

3. La nicotina

tabacoLa nicotina es la principal sustancia adictiva del tabaco. Cuando alguien se fuma un cigarrillo, es absorbida rápidamente por los pulmones y transmitida al cerebro. Según el grupo de expertos consultado por Nutt y su equipo, la nicotina (el tabaco) es la tercera sustancia más adictiva.

Más de dos tercios de los estadounidenses que han fumado alguna vez dicen haberse convertido en dependientes a lo largo de su vida. En 2002, la Organización Mundial de la Salud calculó que había más de 1.000 millones de fumadores, y se prevé que, para 2030, el tabaco acabe con la vida de más de ocho millones de personas al año. Los animales de laboratorio tienen la sensatez de no fumar. Sin embargo, las ratas pueden apretar un botón para recibir nicotina directamente al torrente sanguíneo, lo cual hace que los niveles de dopamina del sistema de recompensa del cerebro aumenten más o menos entre un 25 y un 40%.

4. Los barbitúricos (“tranquilizantes”)

barbitúricoLos barbitúricos –también conocidos como “caramelos”, “bombones”, “barbis”, “demonios azules” o “muñecas”– son una clase de droga que se utilizó inicialmente para tratar la ansiedad e inducir el sueño. Interfieren en las señales químicas del cerebro, lo cual hace que diversas regiones cerebrales dejen de funcionar. A dosis bajas producen euforia, pero a dosis más elevadas pueden ser letales porque inhiben la respiración. La dependencia de los barbitúricos era frecuente cuando estos medicamentos eran de fácil acceso con receta, pero ha descendido drásticamente desde que se han sustituido por otros. Esto pone de relieve el papel que el contexto desempeña en la adicción: si una droga adictiva no es fácilmente accesible, no puede causar mucho daño. Los grupos de expertos de Nutt y su equipo situaron los barbitúricos como la cuarta sustancia más adictiva.

5. El alcohol

alcohol-225x300A pesar de ser legal en la mayor parte de los países occidentales, los especialistas consultados por el equipo de Nutt lo puntuaron con 1,9 sobre 3. El alcohol causa múltiples efectos en el cerebro, pero en experimentos de laboratorio con animales aumentaba los niveles de dopamina en el sistema de recompensa cerebral entre un 40 y un 360%. Además, cuanto más bebían los animales, más subían los niveles.

Alrededor del 22% de las personas que han tomado una copa desarrollarán una dependencia del alcohol en algún momento de su vida. La Organización Mundial de la Salud ha calculado que, en 2002, 2.000 millones de personas consumieron alcohol, y que en 2012 murieron tres millones por el daño que la bebida causó a su cuerpo. Otros especialistas han clasificado el alcohol como la droga más perjudicial.

FUENTE: www.elpais.com