Fuente: www.consumer.es

Las relaciones de pareja se deberían basar en el amor. Sin embargo, cuando un miembro de la pareja siente necesidad exagerada de recibir amor del otro, o su vida gira por completo en torno a esa persona, se podría afirmar que la relación es más bien de dependencia. ¿Dónde está el límite entre amar y depender? ¿Cuáles son las señales de que la relación no es lo todo equilibrada que cabría esperar? Si se ha tenido alguna pareja de estas características, ¿cómo evitar de nuevo caer en el mismo error? En este artículo se dan respuesta a estas y otras cuestiones.

¿Amor o necesidad? ¿Cuál es la diferencia entre amar y depender? Parece que no es fácil definir las finas líneas que a veces separan estos dos términos. Para Anna Ferre Giménez, psicóloga y terapeuta Gestalt y de constelaciones, en una relación basada en el amor, «dos personas están juntas por el placer de compartir con el otro aquello que cada uno es y que le hace sentir bien consigo mismo, no para que el otro le proporcione lo que uno siente -de manera consciente o inconsciente- que le falta en su vida». Así, la persona que vive una relación con amor -situación distinta del enamoramiento- se siente completa, libre y puede recibir y dar bienestar a su pareja en una relación de intercambio entre iguales.

Sin embargo, la dependencia surge del miedo a no valer suficiente, no poder vivir solo, estar incompleto, morir si el otro se va… Este apego patológico crea relaciones desequilibradas, conflictivas o superficiales en las que no es posible desarrollar el potencial personal creativo. «A veces, aunque menos conocido, una persona dependiente se muestra segura, pero, en realidad, bajo esa -falsa- apariencia de seguridad, es incapaz de sentir amor e intimidad, de relacionarse desde un plano de igualdad con el otro», comenta la psicóloga.

Pero, como en la mayoría de las cosas, no todo es blanco o negro, amar o depender. Hay grados de dependencia, y es fundamental que uno detecte cómo le afecta un tipo de relación así en su vida y de qué manera impide un desarrollo personal sano.

Perfil que predispone al apego patológico

Hay quienes tienen más predisposición a sufrir relaciones de pareja de dependencia. «Sin duda, las personas emocionalmente más frágiles», puntualiza la experta. Entre estas se encuentran las que han vivido una infancia difícil, con ausencia física o emocional de los progenitores, o que han tenido una relación de pareja dañina; en definitiva, con carencias emocionales.

Cuando durante la infancia uno no se ha sentido seguro con el entorno encargado de protegerlo, se hace difícil madurar y ser sujetos independientes de una manera saludable. Entonces se desarrollan estrategias para obtener amor (o para huir del dolor) que se mantienen a lo largo del crecimiento y en la edad adulta. «Si de pequeña, en mi casa había problemas económicos graves y mi padre llegaba a casa nervioso y agresivo, yo me decía ‘mejor me quedo quietecita para que papá no se enfade y hago lo que me pida. Si obedezco, me querrá'», ilustra Ferre. Este patrón basado en el miedo se repite de forma inconsciente y de manera automática en la vida adulta: «establezco relaciones de pareja en las que me comporto de manera sumisa o, también en el ámbito laboral, soy una empleada ejemplar… Es decir, obedezco a cambio de no tener conflicto», explica la psicóloga, a modo de ejemplo. Estas situaciones, a veces, son adaptativas y beneficiosas, pero otras, es el primer paso para no poner límites y permitir abusos.

No obstante, la experta aclara que ante una misma situación de desamparo o de heridas emocionales, diferentes personas desarrollan estrategias distintas, según el tipo de carácter. Por eso en una relación de dependencia emocional, los dos miembros de la pareja son «codependientes»: ninguno de los dos puede dar o recibir amor. «Se tiende a definir como dependiente al miembro de la pareja que muestra más fragilidad, sin embargo, el sujeto tenido como ‘fuerte’ también necesita del miembro débil para mantener esta relación basada en el poder o el miedo, en lugar de en el amor como sería deseable», asegura la especialista.

Relación de dependencia: síntomas de alarma

Algunas frases o creencias pueden indicar que se está ante una relación de apego patológico:

  • «Necesito a un hombre / a una mujer en mi vida para sentirme bien», «sin ti no soy nada»: la pareja es lo más importante en la vida de la persona, más que uno mismo. Indica una baja autoestima.

     
  • «¿Dónde estás, con quién estás, qué haces, qué piensas?»: deseo de afecto constante y de contacto ininterrumpido, por ejemplo, estar juntos o en contacto a través de móvil todo el tiempo posible, de manera adictiva.

     
  • «Con lo bien que estamos juntos, no necesitamos a nadie más»: tendencia a que la relación sea exclusiva. Los amigos desaparecen y se crea una especie de burbuja de dos.

     
  • «Lo que tú digas, cariño», «lo que yo te diga, cariño»: la pareja se relaciona a través de poder-miedo, uno somete y el otro es sumiso. Esto puede incluso ser aceptado tácitamente, sin que sea cuestionado.

     
  • «Por favor, no te vayas, cambiaré, si me dejas me muero»: miedo a la soledad y, por tanto, el abandono o el rechazo de la pareja se vive como una catástrofe, como dejar de existir. A menudo este tipo de relaciones se rompen y se recomponen de manera continua.

     
  • «Tengo mucha mala suerte, siempre me encuentro con el mismo tipo de hombres/mujeres»: muchas relaciones con parejas de un mismo perfil. Tras la ruptura hay resentimiento o desprecio hacia el otro miembro de la pareja.

Soy emocionalmente dependiente, ¿qué puedo hacer?

El primer paso y, por seguro, el más difícil, es reconocer que uno tiene una relación de dependencia emocional. A veces, la persona necesitará recurrir a un profesional psicólogo o terapeuta para que le ayude a tomar conciencia de la situación, del sufrimiento evitable, y le ayude a ver las heridas y curarlas.

«Es necesario comprender cuál es el vacío que quiero llenar con esta relación y reconocer que solo se llena aceptando la realidad y tomando responsabilidad sobre ella, sin esperar que un ‘príncipe azul’ o una ‘segunda mamá’ cubran estas necesidades infantiles. Esa etapa infantil debe quedar atrás para construir relaciones saludables entre adultos y poder desarrollar el potencial personal y disfrutar de un proyecto de vida», puntualiza Anna Ferre.

Fuente: www.psiquiatria.com
Acabar con la adicción a la cocaína es complicado, está demostrado que gran parte de los individuos adictos a esta droga continúan con su hábito a pesar de ser conscientes de las consecuencias que su consumo provocan en su salud y en sus las relaciones familiares y sociales.
ADICCIÓN A LA COCAÍNA
La adicción a la cocaína involucra cambios biológicos en el cerebro y, hasta ahora, los investigadores habían comprobado que los circuitos cerebrales responsables de la predicción de la pérdida emocional están alterados cuando consume esta droga habitualmente.
Una nueva investigación que se ha presentado en el Congreso Europeo de Neuropsicofarmacología (ECNP, por sus siglas en inglés, muestra cómo una sola dosis altera en gran modo la percepción de las emociones básicas; solo una dosis interfiere en la capacidad de reconocer las emociones negativas, como la tristeza y la ira.
“Una sola dosis de cocaína interfiere con la capacidad de una persona para reconocer las emociones negativas, como la ira y la tristeza. Esto podría obstaculizar la capacidad de interactuar en situaciones sociales, pero también puede ayudar a explicar por qué los consumidores de cocaína muestran mayores niveles de sociabilidad cuando están intoxicados, simplemente porque no pueden reconocer las emociones negativas”, argumenta el investigador principal, el doctor Kim Kuypers, de la Universidad de Maastricht, Países Bajos.
MIDIERON UNA SERIE DE EMOCIONES BÁSICAS
En el estudio controlado con placebo, investigadores de Países Bajos y Alemania contaron con 24 estudiantes (de entre 19 a 27 años, a los que se les dio 300 mg de cocaína por vía oral o un placebo. Después de entre 1 a 2 horas, cada participante fue sometido a una serie de pruebas bioquímicas, así como la prueba de reconocimiento de emociones faciales para medir la respuesta a una serie de emociones básicas, como el miedo, la ira, el asco, la tristeza y la felicidad.
Los autores encontraron que, en comparación con el placebo, una sola dosis de cocaína provocó un aumento de la frecuencia cardiaca, así como incremento de los niveles de la hormona del estrés cortisol. Además, detectaron que los sujetos que tomaron cocaína tuvieron más dificultades para reconocer las emociones negativas
También hallaron que los individuos que mostraron una mayor respuesta de cortisol tras tomar cocaína presentaban un deterioro menos marcado de las emociones negativas. Cuando estaban intoxicados con cocaína, su rendimiento fue un 10 por ciento peor en comparación a su desempeño con el placebo en cuanto al reconocimiento de la tristeza y la ira.

Fuente: www.elcorreo.com
Un equipo formado por científicos del Instituto de Investigación Biomédica del Hospital de San Pau y de la Universidad Autónoma de Barcelona ha descubierto nuevos daños en la salud mental provocados por el consumo de cannabis. Hasta ahora, desde hace muchísimos años, se sabía que una consecuencia clásica del uso de este estupefaciente eran y son los fallos en la memoria. Cuanto más habituado se está a la marihuana, más dificultades se tienen para recordar situaciones, experiencias. El trabajo catalán ha dado un paso adelante en el estudio de los problemas cognitivos causados por esta sustancia y ha descubierto que sus consumidores tienen una mayor propensión a experimentar falsos recuerdos.

El problema, según cuentan, no se da en las personas que se fuman un porro de manera recreativa muy de vez en cuando, en una cena o una juerga especial. Los fallos en los recuerdos, y en la capacidad para retener información, dos actividades cerebrales muy relacionadas, pero diferentes, aparecen en los consumidores crónicos de cannabis.

Todas las personas, a partir de determinada edad, 45 ó 50 años, comienzan a tener pequeños problemas de memoria, que no tienen por qué ser preocupantes. Uno se olvida de dónde ha dejado las llaves, pierde de repente el nombre del compañero de trabajo que tiene en frente o comienza a tener dificultades para llamar a las cosas por su nombre. La mayoría de esas situaciones se deben al estrés, aunque también al proceso de envejecimiento, que según el catedrático de Fisiología Humana Francisco Mora comienza a partir de los 30 años.

Como cuando somos niños

Pacientes psiquiátricos y altos consumidores de hachís sufren este tipo de enredos en los recuerdos con más frecuencia y mucha mayor medida. Los investigadores catalanes, que han publicado su estudio en la revista ‘Molecular Psychiatry’, comparan los efectos del cannabis en la memoria con las experiencias vividas en la primera infancia, según informaron a través del servicio de noticias SINC, del Ministerio de Economía. «Un fenómeno habitual es tener falsos recuerdos de situaciones vivividas en la infancia y que creemos recordar porque las personas de nuestro entorno nos las han contado en infinidad de ocasiones», explicó un portavoz del grupo investigador.

El equipo llegó a esta conclusión después de realizar una simple prueba con un grupo de pacientes formado a partes iguales por consumidores crónicos de marihuana y por personas sanas. A todos ellos se les pasó una serie de palabras que debían aprender; y con posterioridad, pasados unos minutos, recibieron primero los términos originales con otros relacionadas semanticamente; y luego con unos terceros que no lo estaban.

Los consumidores de cannabis presentaban muchos más fallos de memoria. Creían en mayor medida que el llamado grupo control había visto palabras que era la primera vez que se les presentaba. Un estudio de imagen con resonancia magnética detectó con posterioridad que el grupo de los grandes consumidores presentaba menor activación en las áreas del cerebro asociadas al procesamiento de los recuerdos. El estudio detectó este tipo de carencias incluso entre los participantes que habían abandonado el consumo de droga un mes antes de la prueba.

Testimonios en tela de juicio

Los investigadores creen que este hallazgo tendrá importates implicaciones, especialmente en el ámbito judicial, «por las consecuencias que podría tener en las declaraciones de testimonios y víctimas». Desde el punto de vista médico, se cree además -aunque éste quizá sea un aspecto que requiera una investigación más profunda- que el consumo de marihuana podría acentuar los problemas de memoria asociados al envejecimiento.

Algunas voces, como la del investigador Manuel Guzmán, biólogo molecular de la Universidad Complutense de Madrid, defienden que el consumo de marihuana en personas adultas no destruye neuronas, porque no es neurotóxico. «Tampoco banalizo los riesgos del consumo de determinadas sustancias sobre la salud mental. En algunos individuos -admite- existe el riesgo de psicosis y fobias». La reconocida investigadora y psiquiatra clínica Ana González-Pinto, del hospital universitario Santiago, de Vitoria, tiene constancia de ello y va más allá en la advertencia. Su experiencia le ha demostrado que el consumo en menores de 18 años, con el sistema nervioso central aún en formación, tiene efectos devastadores. La toma regular de cannabis afecta a la memoria, provoca pérdida de inteligencia y favorece la aparición de enfermedades mentales graves. Dos de cada tres pacientes atendidos por psicosis son consumidores de esta sustancia. Muchos de ellos, según relata, acaban desembocando en esquizofrenia, que es la forma más grave de pérdida de contacto con la realidad.

Fuente: www.mujerhoy.com
La dificultad para llegar al orgasmo y la falta de ganas de sexo tienen, en ocasiones, mucho más que ver con los efectos de la rutina, el aburrimiento y la pereza que con el deseo. Es probable que sigas deseando sexualmente a tu pareja, pero quizá no estáis poniendo todo de vuestra parte para disfrutar en la cama. Es cosa de dos, no lo olvides. Con la ayuda de Laura Cámara, sexóloga y especialista en pacientes con patologías ginecológicas, desgranamos las claves que os ayudarán, de verdad, a disfrutar más del sexo.

1. Tan importante como comer, dormir y hacer ejercicio.
En la vida hay cosas fundamentales y esenciales, y luego hay cosas importantes. El sexo, tal como explica la sexóloga Laura Cámara, es una de estas últimas. «Se puede vivir sin sexo, pero se vive mejor con una sexualidad placentera. Así que lo primero es no subestimar la importancia que tiene la sexualidad para nosotros y también para la vida en pareja. Forma parte del ser humano, así que la tenemos que cuidar de la misma manera que cuidamos otras facetas de nuestra vida como la alimentación, el ejercicio físico o el sueño», revela.

2. Nadie nace enseñado.
Parece que en cuestión de sexo la improvisación y los conocimientos innatos bastan. Pero nada más lejos de la realidad, tal como recuerda Laura Cámara. «El buen amante no nace, se hace. Así que aprende de lo que no sabes y pregunta todas las dudas que tengas entorno a tu vida sexual», aconseja. La experta asegura que quedarse con dudas es siempre un error. «Si quieres aprender a cocinar, buscas un curso de cocina o practicas a menudo, ¿no? Pues igual sucede con el sexo», añade.

3. Fuera vergüenza y adiós a los mitos y tabúes.
Este es el lastre más grande que tenemos para avanzar en nuestra sexualidad, tal como aseguran los expertos. Seguimos arrastrando conceptos erróneos, falsos mitos y sobretodo vergüenza. Vergüenza de hablar de ello, de leer sobre ello, de preguntar las dudas. «Rompe con los mitos y tabúes que no te dejan disfrutar de tu sexualidad», recomienda Laura Cámara.

4. Mejora tu autoestima.
Vivir una sexualidad plena y saludable tiene mucho que ver con el concepto que tenemos de nosotros mismos. «Si te valoras y te sientes bien, es mucho más probable que disfrutes más de todas las experiencias y sensaciones que te puede aportar el sexo. Quiérete por dentro y por fuera. La persona más importante en tu vida tienes que ser tú», revela la sexóloga.

5. Disfrutar más del sexo empieza por una misma.
No podemos pensar en compartir algo que no conocemos o no reconocemos. Para disfrutar más del sexo en pareja, hay que empezar por explorar tu sexualidad en solitario. La masturbación es una fuente de autoconocimiento y de respeto por uno mismo. No puede ser que demos valor a que otra persona me toque los genitales antes que yo misma. Esa debería de ser una lección obligatoria para adolescentes. «Nadie te puede conocer mejor que tu misma. Y menos tus genitales», sentencia Cámara.

6. Entrena tu mente.
El sexo empieza, sigue y termina en nuestra cabeza. Al igual que el cuerpo, la mente se puede entrenar. Si nunca piensas en sexo, difícilmente, tu deseo aflorará en ese sentido. Cultivar las fantasías sexuales es imprescindible para disfrutar de una sexualidad propia, placentera y deseosa. Así que no lo dudes y siéntete libre para fantasear con aquello que te gusta y que te motiva. «Coge pape y lápiz y empieza a escribir una de tus fantasías sexuales. Comprueba cómo reacciona tu libido cuando dedicas un tiempo exclusivamente a fantasear», propone.

7. El coito es una técnica más.
La sexóloga Laura Cámara revela que el coito es algo contra lo que «luchan» los sexólogos y terapeutas. «No me entendáis mal. No estamos en contra del coito, pero si de que el coito sea la técnica estrella, el ‘no va más’ de las relaciones sexuales», comenta. Así, la experta explica que el coito tiene que ser una técnica más dentro de la relación sexual. La penetración tiene un componente altamente erótico, porque así nos lo han vendido siempre. Pero en realidad, para la mujer no es ni de lejos, la mejor técnica. El 70% de las mujeres no tienen orgasmos a través de la penetración, sino a través del clítoris. Así que centrar en la penetración toda (o casi toda) la relación sexual no tiene sentido. Cuando se aprende eso, tanto hombres como mujeres disfrutan más de sus encuentros en pareja. «Si tus relaciones sexuales siempre incluyen la penetración sí o sí, intenta tener algunos encuentros en los que os ‘prohibáis’ el coito. Veréis que las relaciones se enriquecen al descubrir otras maneras (quizás más excitantes) de conseguir placer», sugiere.

8. La comunicación es algo esencial.
Ya hemos dicho que te conoces bien, ¿verdad? «Si sabes lo que te gusta y lo que no, es imprescindible que se lo hagas saber a tu pareja. Porque imagino que no habrás encontrado a nadie que lea la mente, ¿no? Pues si no acierta en los movimientos, la intensidad, el punto… etcétera. no te quejes, porque eso significa que no se lo has dicho», revela Laura Cámara. Así, la experta aconseja que intentes susurrarle algo que te gustaría que hiciera, o bien conducir sus manos con las tuyas, o expresar un ligero gemido cuando hace algo que te encanta. «Busca la manera, pero dilo. Di lo que te gusta y, por supuesto, lo que no te gusta. No hagas nada que no te apetezca. El sexo es placer no imposición», recuerda.

9. Ayúdate de juguetes sexuales.
¿Y porque no? Usar un aceite de masajes, un preservativo de sabores, un vibrador, unas esposas o lencería con la que te sientas atractiva puede ser un buen recurso para animar las relaciones de pareja. «Sorprende a tu pareja con algo que no se espera, o quedad para ir a una tienda en busca de algo que os guste a los dos», propone la sexóloga.

10. El humor… ¡Qué gran virtud! El sexo tiene que ser divertido.
La pareja tiene que pasarlo bien con sus relaciones. Es un momento para compartir, para disfrutar, para relajarse y alejarse un poco del mundo. Olvida las obligaciones, los compromisos, las exigencias y sé tu mismo», comenta la sexóloga. Si algo no sale como esperas, búscale el punto cómico. Habías preparado una noche de cena romántica y lujuria y has bebido demasiado…Era vuestro momento y el niño os ha interrumpido….Estabas en tu momento álgido y te ha dado un tirón en la pierna…. Pues oye, ¿qué sería el sexo sin humor? Quita hierro al asunto, que nada tiene tanta importancia. ¿A quién no le conquista el humor?

Fuente: www.consumer.es
Ducharse es una rutina diaria para la mayoría de las personas y no tiene mayor secreto. Sin embargo, la higiene genital precisa de unos cuidados específicos para mantener en óptimas condiciones de salud esta zona del cuerpo, a la que no siempre se le presta la atención necesaria. ¿Cómo se realiza una buena higiene de los genitales? ¿Cuáles son las medidas que hay que tener en cuenta? ¿Qué aporta la utilización de productos específicos, como los geles o jabones con pH neutro? En este artículo se da respuesta a estas y otras cuestiones en torno a la higiene genital masculina y femenina.
La ducha diaria forma parte de la higiene de muchas personas. Ya sea para despejarse por la mañana, para relajarse después de una jornada dura, después de practicar actividad física o solo para mitigar el calor en la época en que las temperaturas aprietan, se ha convertido en una rutina. Sin embargo, las voces expertas recomiendan no excederse en su frecuencia ni tampoco en el uso de productos químicos, ya que tanto el exceso de agua como de jabones puede alterar el manto lipídico de la piel, que le confiere protección.
Pero, ¿qué sucede con los genitales? ¿Cuáles son las medidas que hay que tener en cuenta en su higiene? Los genitales, tanto los masculinos como los femeninos, son zonas del cuerpo a las que hay que dedicar una atención especial. Junto con los pies y las axilas, los genitales son partes que deberían ser enjabonados a diario, igual que sucede con las manos, cuya frecuencia debería ser muy superior, para evitar la transmisión de gérmenes. Sin embargo, la higiene íntima no hay que hacerla de cualquier manera.

La higiene íntima femenina tiene una norma de oro que es trasladable a cada vez que se va al baño: los movimientos de limpieza siempre deben ser de delante hacia atrás. Esta acción es fundamental para evitar pasar los gérmenes del área anal a la vaginal, que podrían provocar infecciones. De igual manera se debe proceder en el secado, con una toalla distinta a la del resto del cuerpo, utilizando distintas partes de la toalla, si se realiza de forma repetida, y ser muy minuciosa en el secado de los pliegues.
La frecuencia depende de la actividad física de cada día y de si se tienen pérdidas de orina, pero con la ducha de la mañana sería suficiente. Eso sí, «es preciso usar productos con pH adecuado a cada etapa de la vida de la mujer», puntualiza Gema García Gálvez, ginecóloga y responsable de la Unidad de Suelo Pélvico del Hospital Quirón de Madrid.
Durante la menstruación, no hay por qué lavarse con más frecuencia. La especialista recomienda, si se opta por emplear productos más saludables para la higiene en estos días, el uso de la copa menstrual y jabones con pH menos ácido.
Al adquirir productos para la higiene íntima se debe tener en cuenta que sean respetuosos con el pH vaginal, «que aporten hidratación sobre todo en la etapa de la postmenopausia, y si se tiene tendencia a molestias genitales, buscar productos con componentes como bardana, camomila o aloe, ideales para piel y mucosas sensibles. Por supuesto, para una tolerancia óptima, lo idóneo es que no contenga parabenos, colorantes, etc.», señala. De hecho, la vulva no deja de ser piel y para su higiene valen los geles de baño corporales. Sin embargo, la vagina tiene un ecosistema muy especial y a la flora vaginal hay que cuidarla porque su desprotección puede conllevar molestias y flujo desagradable.
A partir de la perimenopausia la experta aconseja usar productos de higiene íntima con pH más básico; cremas, comprimidos o el anillo con estrógenos, según indicación del ginecólogo; y, en caso de pérdidas de orina, absorbentes hipoalergénicos que garanticen una absorción adecuada.
En cuanto a las toallitas diseñadas para la higiene genital femenina (como las enriquecidas con ácido L-láctico biológico, que preservan la microflora vaginal, esta especialista las recomienda (mientras que no contengan excipientes alergénicos o que resequen la piel de la vulva) como opción para viajes y situaciones especiales (campamentos, excursiones, etc.). De igual manera sucede con los desodorantes íntimos que estuvieron muy de moda hace unos años. ¿Hacen falta? «Pues la verdad, no veo la necesidad de su uso, una higiene adecuada es suficiente, si acaso productos hidratantes en situaciones de sequedad vulvovaginal y ropa interior de algodón», aclara.
Con todo, la higiene genital femenina peca, a menudo, de ser excesiva. La mayoría de las veces se debe a falsos mitos culturales que esgrimen que el flujo huele mal (que no es cierto, a no ser que haya una infección) o que está «mal» tener secreciones. Por este último motivo muchas mujeres se realizan las nocivas duchas vaginales. Sin embargo, los especialistas no las recomiendan, a no ser bajo prescripción, ya que eliminan la flora vaginal protectora y pueden hacer que se sea más susceptible a las infecciones y propagar las existentes a los órganos de la pelvis.

De igual manera que las mujeres, los hombres deben lavarse los genitales cada día. Detrás del borde del glande y bajo el prepucio, hay unas glándulas que secretan una sustancia viscosa denominada el esmegma, que se acumula en el surco balanoprepucial, sobre todo en aquellos varones no circuncidados. Esto exige una extremada higiene ya que, además de producir un fuerte olor, puede ser el origen de irritaciones y de infecciones por hongos y bacterias.
Por este motivo, cada día durante la ducha y siempre después de mantener relaciones sexuales, hay que retirar el prepucio completamente hacia atrás y limpiar con minuciosidad el glande con agua y jabón para dejarlo libre de secreciones. También hay que lavar bien, con agua y jabón, el resto del pene y los testículos. Una vez bien aclarados, se debe proseguir con un secado escrupuloso, con una toalla distinta a la del resto del cuerpo. Hay que prestarle mucha atención a las zonas inguinales, ya que un exceso de humedad o sudor son el ambiente idóneo para la proliferación de hongos y bacterias.
Y si para la higiene íntima femenina hay disponibles multitud de productos, para ellos también. En el mercado pueden encontrarse geles, jabones o toallitas de diferentes marcas. Los productos diseñados para la higiene íntima masculina, además de llevar sustancias con capacidad limpiadora (detergente, se publicitan con capacidad antiséptica, hidratante, desodorante e, incluso, antioxidante, según el caso. Hay que tener en cuenta que para una piel masculina sin problemas de sensibilidad u otras alteraciones que precisen de un tratamiento específico, estos productos cosméticos alivian síntomas como exceso de sudoración o prurito, pero si se trata de un problema que se dilata en el tiempo o se agudiza, lo mejor es consultar con un dermatólogo por si es necesario un tratamiento concreto.

Fuente: www.diariovasco.com
Investigadores de la Universidad de Texas en Dallas, en Estados Unidos, han descubierto diferencias significativas en los cerebros de los consumidores de marihuana que la combinan con el tabaco, en comparación con los que la consumen sola.

El trabajo, cuyos resultados publica la revista ‘Behavioural Brain Research’, ha detectado un volumen más pequeño del hipocampo, región cerebral relacionada con la memoria y el aprendizaje, asociado al consumo de marihuana que era «significativamente menor» que el de los fumadores de tabaco.

Sin embargo, mientras que ese menor tamaño del hipocampo conllevaba una capacidad de memoria más pobre, en los fumadores de marihuana y tabaco se daba la relación inversa, de modo que cuanto más pequeño era el hipocampo mayor era su capacidad para recordar cosas.

Además, los autores creen que la cantidad de nicotina también parece estar relacionada con la gravedad de la disminución del hipocampo. Así, cuanto mayor era el número de cigarrillos fumados por día, menor era el volumen del hipocampo y mayor el rendimiento de la memoria.

«Aproximadamente el 70 por ciento de las personas que fuman marihuana también utilizan tabaco», según ha explicado Francesca Filbey, principal investigadora que trabaja en el BrainHealth Center de la Universidad de Texas, que reconoce que su trabajo es «uno de los primeros en separar los efectos de cada sustancia en el cerebro por separado, y de forma combinada».

Para el trabajo analizaron mediante imágenes de resonancia magnética el tamaño del hipocampo de un grupo de voluntarios que fueron divididos en cuatro grupos en función de su consumo: no fumadores (al menos en los últimos tres meses, fumadores «crónicos» de marihuana (que consumían al menos cuatro veces por semana, fumadores habituales de tabaco (más de 10 cigarrillos al día) o fumadores de ambas sustancias.

Antes de someterse a la resonancia, se sometieron a una serie de pruebas neuropsicológicas para conocer su capacidad para memorizar recuerdos.

Filbey reconoce que, a pesar de sus hallazgos, todavía son necesarios más estudios para analizar la «compleja relación» entre la marihuana y la nicotina ya que hay «múltiples mecanismos en juego cuando interaccionan entre si».

 

Fuente: www.elpais.com
La competitividad en el mercado pero también los controles gubernamentales a los insumos para sintetizar las drogas son algunas de las posibles causas del aumento de la pureza en las dosis de sustancias que se consumen en España. Esta es una de las conclusiones del estudio anual de Energy Control, que se ha presentado esta mañana en Barcelona y que recoge el análisis de las 2.938 muestras recogidas en todo el Estado en 2014. El MDMA es la droga que menos se adultera. En el otro lado de la lista está la cocaína: solo el 14% de las muestras era pura.
Energy Control, un programa realizado por la Asociación de Bienestar y Desarrollo (ABD, analiza muestras que los mismos consumidores llevan a la institución para su análisis tanto antes como después del consumo. La mayoría de las dosis analizadas provienen de Cataluña (1.188 en total). Se analiza tanto la pureza como la concentración mediana de sus adulterantes.
Un 34% de las dosis analizadas son de MDMA, también conocido como éxtasis, tanto en cristales como en pastillas. Más de ocho de cada diez muestras solo tenía el principio activo de la droga y un 7,2% correspondía a otro tipo de sustancia. En el caso de la cocaína, el 77,8% de las dosis estaba combinada con otro tipo de sustancia, especialmente el levimasol (una medicina veterinaria antiparásitos, fenancetina (un analgésico ya retirado del mercado español) y cafeína.
El levimasol aumenta los efectos de la cocaína y un consumo sostenido de este fármaco disminuye la presencia de los glóbulos blancos en la sangre. El abuso de fenancetina, por su parte, puede lesionar los glóbulos rojos, causando deficiencias en la irrigación de oxígeno, explicó la coordinadora de Energy Control en España, Núria Calzada. “Si se ha decidido el consumo, es preferible hacer una prueba test, es decir, tomar una dosis más pequeña de lo usual”, ha explicado Calzada.
En el caso de la cocaína, por ejemplo, las dosis puras en 2012 solo correspondían al 1,2% de las muestras. Este aumento disparado, ha explicado Calzada, se debe a la competitividad del mercado, es decir, intentar fidelizar más al consumidor. Los controles gubernamentales de los insumos que permiten la fabricación de las sustancias han hecho que los productores hagan una “innovación técnica” para poder sintetizar de otras maneras, lo cual ha repercutido en la calidad del producto final.
«La disminución de los adulterantes es una buena noticia, pero es un arma de doble filo porque si uno no sabe que ha aumentado la pureza, no está preparado para que aumenten los efectos», ha explicado Joan Colom, subdirector general de Drogodependencias (ASPCAT) de la Generalitat.

Fuente: www.mujerhoy.com

Se suele negar la sexualidad en la infancia. Esta negación se debe a que los adultos padecemos de lo que se ha dado en llamar amnesia infantil, por la que no recordamos nuestra propia niñez. La boca, la piel, el ano y los genitales son zonas erógenas que aportan placeres ligados a comer, tocarse o ser tocado, expulsar y ser atendido corporalmente por las figuras principales para el niño. La forma en que estos placeres hayan sido satisfechos o frustrados en esta etapa tendrá consecuencias en el desarrollo de las posteriores búsquedas de placer y evitación del mismo.

En la adolescencia, donde se prepara una metamorfosis corporal y mental que conlleva una posición sexual, la chica se pregunta cómo se hace para ser mujer y el chico toma modelos con los que identificarse para ser un hombre, algo que ya comenzaron a hacer en la infancia, entre los tres y los seis años, al atravesar el Edipo e identificarse con sus padres.

La relación sexual lleva implícita un alto grado de intimidad con el otro. Si el encuentro es satisfactorio nos fortalece, pero para ello las mujeres necesitamos un buen clima emocional. ¿Qué diferencias hay entre hombres y mujeres? Ellos creen, a veces, no recibir bastantes muestras de atención sexual e interpretan la negativa de su pareja como un rechazo a su persona. Ellas, por su parte, piensan que los hombres solo buscan satisfacción sexual.

Algunos hombres miden la relación sexual de forma numérica. ¿Cuánto tiempo? ¿Cuántas veces? ¿Qué tamaño? Se sienten los únicos responsables de que la relación no funcione y ponen el acento en la cantidad. Sin embargo, no es raro que tras los excesos se oculte una carencia. Cuando la frecuencia de la actividad sexual es exagerada, tanto si la practica un hombre como si se trata de una mujer, quizá se está utilizando el encuentro sexual para la descarga de otro tipo de necesidades, como el intento de subir la autoestima. Una frenética actividad puede estar al servicio de contrarrestar un sentimiento de vacío.

Una relación con lastre

Andrés y Elena solían tener encuentros apasionados y frecuentes. Se casaron enamorados y su intimidad era explosiva. Pero desde hacía unos meses se estaba deteriorando. Su sexualidad iba por caminos diferentes y sus encuentros ya no eran tan satisfactorios. ¿Qué les estaba pasando? Andrés se encontraba al borde de una depresión porque su empresa estaba en quiebra. Al principio, trató de descargar su ansiedad en sus relaciones sexuales. Pero esta solución había fallado.

Tanto Andrés como Elena tapaban antiguas inseguridades con sus encuentros. Él era el pequeño de cuatro hermanas. Tuvo una infancia de niño mimado que le hizo desarrollar el deseo de demostrar a las mujeres su potencia sexual, lo que además era una forma de rechazar sus aspectos femeninos. Elena era la pareja perfecta para respaldar ese deseo. Hija única, tuvo una relación distante con su padre, de quien se avergonzaba por considerarle un cobarde que había perdido todo lo que tenía por no saber defenderse. Para que un hombre la gustase tenía que mostrarse fuerte y disfrutar de una buena posición económica que compensara la imagen que mantenía de su progenitor. Pero ahora que Andrés corría el peligro de quedarse sin trabajo, los dos habían sufrido una inhibición sexual. Él, porque se sentía débil; ella, porque huía de la fragilidad en el hombre.

Ambos sexos tenemos fragilidades. Las razones por las que padecemos conflictos en las relaciones sexuales suelen ser complejas. Quedarse en lo superficial es tan erróneo como confundir sexualidad con genitalidad.

La sexualidad, si no sufre inhibiciones, es creativa. Se alimenta de una interrelación entre lo propio y lo ajeno, y nos lleva a producir placer para que otros disfruten mientras nosotros también nos lo pasamos bien. Para que ello sea posible, tenemos que reconocer nuestros propios deseos y dejarnos llevar por ellos, lo que implica poder aceptar que carecemos de aquello que el otro nos puede dar, así como que el otro también tiene carencias y que por esa razón nos desea.

Las claves

Cada una de las zonas erógenas del cuerpo determina la manera de relacionarse con los demás. Si el desarrollo ha sido saludable, ninguna de las zonas habrá sido tan placentera o desagradable como para que la persona se haya quedado pegada a esa forma de conseguir o evitar placer. La sexualidad puede ser rica y variada o muy restringida y empobrecida, en función de cómo se hayan elaborado las fases de la sexualidad en la infancia.

La palabra: Amnesia infantil

Es el olvido que se produce con relación a los hechos ocurridos durante los primeros años de la infancia. Freud atribuyó esta amnesia a algo más que a la inmadurez del bebé. Según él, se produce como efecto de una represión que afecta a toda la sexualidad infantil. La amnesia se termina alrededor de los cinco o seis años. A partir de esta edad, se interiorizan normas morales y se reprimen deseos prohibidos. El yo está preparado para reconocer al otro como alguien diferente, se acepta la diferencia de sexos y se desvía el deseo sexual fuera de la familia.

Es la droga ilegal más consumida a nivel mundial. Se estima que se drogan con marihuana el 2.5% de la población mundial, lo cual corresponde a 147 millones de personas.

Según el informe de la Universidad Católica Argentina (UCA, la edad de comienzo del consumo de drogas es a los 17 años, y generalmente ocurre con amigos. En cuanto a la marihuana, seis de cada diez jóvenes comentaron que tienen amigos que fuman marihuana, y 3 de cada 10 jóvenes contaron que tienen amigos que consumen cocaína.

Estoy a favor de las libertades individuales, y por supuesto que no juzgo a quien decide fumar un porro de cannabis, pero es importante informar sobre las consecuencias que tiene esta sustancia. Como todas las sustancias que consumimos -como un medicamento, el alcohol, el tabaco o, en este caso, la marihuana-, tiene un efecto deseado, pero también efectos adversos (toxicidad).

Con lo que estoy en total desacuerdo es con la buena campaña que tiene la marihuana, como si fuera inocua, como si fuera una sustancia que no genera toxicidad. La realidad es que no es así. Se difunde masivamente información sobre la toxicidad que producen el alcohol y el tabaco, pero no se habla del daño que también puede provocar la marihuana.

El objetivo de esta columna es compartir 10 cosas que deberías conocer sobre la marihuana, para darte cuenta que no es cool fumarla: como es en el caso de todas las sustancias, también tiene sus consecuencias.

1. No es una droga blanda o light:

No existe la clasificación de drogas blandas y duras. Esa es una simplificación que no es buena y confunde a la gente. Todas las drogas son peligrosas, y está comprobado que no todas las personas reaccionan de la misma manera a una sustancia. Está claro que una persona no va a morir de sobredosis por fumar marihuana, pero sí está demostrado que la marihuana también mata, ya que es responsable de causar accidentes de tráfico mortales.


2. Es la segunda causa de accidentes de tránsito fatales:

La marihuana es la segunda causa de accidentes de tránsito fatales después del alcohol, ya que ralentiza las reacciones, disminuye la coordinación y altera la concentración. Varios estudios científicos han demostrado esta causalidad, incluyendo uno publicado recientemente en 2014 que analizó a 23.591 conductores de accidente de tránsito mortales durante 10 años en Estados Unidos. Los conductores tuvieron test positivo para alcohol (alcoholemia) en el 39.7% de los casos, y 24.8% fue positivo para otras drogas. En este grupo, la marihuana fue la más frecuente. Durante el periodo de 1999 a 2010, los resultados de alcohol en sangre fueron estables, mientras que la marihuana aumentó del 4.2% en 1999 hasta 12.2% en el año 2010. La recomendación es la siguiente: si fumas un porro, no conduzcas, puedes matar a alguien.


3. Causa adicción hasta en un 50% de las personas que la consumen todos los días:

Como con todas las sustancias, existe un riesgo de desarrollar adicción a la marihuana. Se estima que se genera adicción o dependencia al cannabis en el 9% de las personas. Pero aumenta el riesgo de adicción en ciertas situaciones particulares. Por ejemplo, causa adicción en el 17% de las personas que empiezan a consumirla en la adolescencia, y hasta en un 50% de las personas que la consumen todos los días. Uno de los genes más importantes que participan en este mecanismo de desarrollo de la dependencia es ANKFN1, localizado en el cromosoma 17; aunque como en otras tantas situaciones, que una persona tenga una variante (alteración) en un gen no quiere decir que vaya a desarrollar un comportamiento o, en este caso, una enfermedad.


4. Es la puerta de entrada al consumo de otras sustancias:

Puede ser la «puerta de entrada» al consumo de otras sustancias como la cocaína, paco, éxtasis, cristal, heroína e inclusive medicamentos. Es una droga de fácil acceso para los jóvenes y de relativo bajo costo. Esto no quiere decir que una persona siempre vaya a probar otras drogas, pero sí que tiene un mayor riesgo. Algunos estudios científicos han demostrado que la sustancia activa del cannabis, llamado tetrahidrocannabinol (THC, aumenta los efectos adictivos de otras drogas. También se ha demostrado en estudios científicos realizados en gemelos que la marihuana destruye el centro de placer en el cerebro, y este mecanismo aumentaría la susceptibilidad de consumir o desarrollar dependencia a otras drogas.


5. Destruye el centro de placer en el cerebro:

La marihuana destruye el centro de placer en el cerebro en personas que fuman de promedio cinco cigarrillos (porros) de marihuana al día, cinco días a la semana, por un periodo de 10 años. En realidad, esta sustancia daña el sistema del neurotransmisor dopamina a nivel cerebral. Cuando se analizó en un estudio científico el grupo que fumaba (24 personas) con el grupo control (24 personas, ambos producían la misma cantidad de dopamina, pero los que tenían una dependencia a la marihuana no la procesaban como una sensación placentera. Por lo tanto, si la persona que está fumando un porro lo hace para obtener placer, tiene que tener cuidado, porque a largo plazo no solo no va a sentir placer fumando marihuana, sino no que tampoco sentirá placer al ver una película, escuchar música, leer un libro o tener relaciones sexuales, entre tantas otras actividades.


6. Afecta al rendimiento escolar, aumentando la deserción:

Te quema el cerebro causando pérdida de neuronas e interfiriendo en las funciones cognitivas como la memoria, la capacidad intelectual y el comportamiento, afectando en los adolescentes el rendimiento escolar. Un estudio recientemente publicado demostró que los adolescentes que fuman diariamente cannabis antes de los 17 años de edad tienen un 60% menos probabilidades de terminar la escuela secundaria.


7. Aumenta el riesgo de desarrollar psicosis:

Aumenta el riesgo de desarrollar esquizofrenia, la forma más frecuente de psicosis, una enfermedad psiquiátrica en la cual la persona no puede distinguir la realidad de las alucinaciones auditivas o visuales creadas por su mente. Se han asociado algunos genes como COMT que, a su vez, participa en el riesgo adictivo a la cocaína, y algunas mutaciones (alteraciones) en este gen a su vez se han asociado al desarrollo de la esquizofrenia paranoide.

Mutaciones en el gen AKT1 localizado en el cromosoma 14 también se han vinculado con una mayor incidencia de crisis psicóticas en general, y psicosis en particular, al estar relacionadas con el consumo de cannabis. Se ha demostrado que las personas que consumen diariamente esta droga y tienen una variante particular del gen AKT1 tienen siete veces más riesgo de desarrollar psicosis.

A su vez, en algunas personas que tienen una predisposición genética a tener un mayor riesgo de desarrollar psicosis, el uso de marihuana podría adelantar entre dos y seis años la aparición de la primera crisis psicótica.


8. Causa infertilidad masculina:

Esta droga afecta la forma y la movilidad de los espermatozoides, siendo una causa modificable de infertilidad. Un estudio recientemente publicado analizó la cantidad y calidad de los espermatozoides en casi 2000 hombres, y demostró que las personas que presentaban alteraciones en sus células reproductivas (318 hombres) en general tenían menos de 30 años y habían consumido marihuana en los 3 meses anteriores a su muestra de semen.


9. Afecta a los pulmones:

El cannabis afecta a los pulmones, irritándolos, como el humo del tabaco. También puede causar efectos similares al cigarrillo como tos diaria y productiva (flemas, y riesgo de desarrollar infecciones en estos órganos (neumonía). Hasta el momento, no se ha demostrado de manera contundente que la marihuana cause cáncer de pulmón.


10. Aumenta el riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual:

En algunas situaciones, se fuma antes de las relaciones sexuales, y como altera el comportamiento y es probable que no se use preservativo, hay un mayor riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual como el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, hepatitis B, hepatitis C, clamidia, gonorrea, sífilis, herpes, y tricomoniasis.

Se ha descripto que el cannabis tiene efectos terapéuticos, especialmente en el tratamiento de las náuseas y vómitos. Y en algunos países se indica para personas que están recibiendo quimioterapia para el tratamiento de cáncer. Pero, como es el caso de otras sustancias, es necesario que esa prescripción sea realizada por un médico que se hace responsable de la indicación, dosis, y de la persona en un todo. Hago esta aclaración porque es también importante destacar sus efectos terapéuticos, aunque debe ser en un contexto profesional que incluye cuidado, seguridad y responsabilidad.

No están muy difundidos los efectos adversos que causa esta planta. Lo importante es informarse, y después tomar una decisión al respecto.

Si quieres fumar un porro, aunque te enojes y pienses que estos datos son exagerados, haz lo mismo que haces con la información que conoces sobre el alcohol o el cigarrillo. Consúmelo sabiendo que también tiene consecuencias importantes y negativas.

Fuente: www.mujerhoy.com
Las ITS son infecciones cuyo mecanismo de acción principal es la transmisión sexual, incluyendo sexo vaginal, anal y oral. Pueden estar provocadas por virus (VPH o virus del papiloma humano, virus herpes, virus de hepatitis B o C y VIH o virus de inmunodeficiencia humana, bacterias (gonococo, chlamydia, micoplasmas, treponema pallidum, haemophilus ducrey, protozoos (tricomonas vaginalis) y ectoparásitos (ácaro de la sarna o piojo del pubis, tal como detallan la Dra. Teresa Puerta, Coordinadora del grupo de ETS/SIDA de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV ) y dermatóloga del Centro Sanitario Sandoval (Madrid, y el Dr. Pedro Herranz, Secretario del Grupo de ETS/SIDA de la AEDV y Jefe de Dermatología del Hospital la Paz (Madrid, quienes destacan además estas seis cosas que debes saber sobre ellas:

1. Frecuencia.  Más del 50% de las infecciones de transmisión sexual se producen en personas de entre 20 y 35 años. La más frecuente es la infección genital por el Virus del Papiloma Humano, y seguidamente otras como la infección por Chlamydia Trachomatis, sífilis, gonorrea, herpes genital o VIH.

2. No dan la cara. Las ITS no siempre se asocian a lesiones cutáneas visibles; en ocasiones no presentan síntomas, ni hay ningún signo clínico que podamos observar. Es más frecuente que esto ocurra en las mujeres y también en localizaciones extragenitales como pueden ser la faringe o el recto. Aún así, se pueden realizar pruebas para detectarlas y tratarlas.

3. Todas las infecciones de transmisión sexual tienen tratamiento, en unas (como es el caso de las bacterias, protozoos y parásitos) es posible erradicar el microorganismo que las provoca, y en otras, como es el caso de los virus (VIH y Virus herpes) se puede controlar su replicación.

4. Sexo seguro. El preservativo protege de manera eficaz frente a las ITS que se transmiten por fluidos, en las que exista penetración vaginal, anal u oral, como pueden ser gonococo, chlamydia, micoplasmas, tricomonas, virus de la hepatitis B, hepatitis C y el VIH. Pero lo hace de modo parcial en las enfermedades producidas por VPH, VHS VMC o sífilis; estas se pueden transmitir por contacto de piel con piel, piel con mucosas, o mucosa con mucosa. El sexo oro-anal y oro-genital puede transmitir gonococo, Chlamydia, sífilis, herpes y Virus del Papiloma Humano si se practica sin protección.

5. Atención al Virus del Papiloma Humano. Es la más frecuente pues se estima que entre un 70 y un 80% de la población sexualmente activa puede resultar infectada por algún tipo de VPH. Es importante diferenciar entre la infección y la enfermedad, ya que solo un pequeño porcentaje de las personas infectadas presentará manifestaciones clínicas. Dado que no existe tratamiento que erradique el virus, lo mas importante será la prevención (vacunas, y los controles ginecológicos, para que cuando aparezcan sus manifestaciones clínicas (condilomas, displasias, etc. ) sea posible actuar.

6. No te olvides del VIH.  Se puede transmitir por vía sexual, vertical (de la madre al feto) o sanguínea. Cada año se diagnostican en España alrededor de 3.500 casos de VIH. Actualmente, la mayoría de las infecciones se producen por vía sexual. El uso del preservativo y el tratamiento antiretroviral son eficaces para evitar la transmisión del VIH.