Fuente: www.elpais.com
El alcohol adormece, quien lo probó lo sabe, pero esa sensación evidente puede conducir a conclusiones equivocadas. Beber antes de dormir puede parecer una actividad adecuada para facilitar el sueño, pero el efecto al final es que el descanso empeora. Estas son las conclusiones fundamentales de un grupo de investigadores que ha publicado su trabajo en la revista Alcoholism: Clinical & Experimental Research.

Para analizar los efectos de tomar alcohol antes de dormir, los autores realizaron electroencefalogramas con los que midieron la actividad cerebral durante el sueño en personas de entre 18 y 21 años que habían tomado alcohol (casi medio litro de vodka con naranja). Aunque en un principio se observó un incremento en la potencia de las ondas delta, relacionadas con las fases más profundas del sueño, esenciales para un buen descanso, también detectaron un aumento de la actividad alfa frontal, síntoma de perturbaciones del sueño.

Según explican en su artículo los investigadores, liderados por Christian Nicholas, de la Universidad de Melbourne, sus resultados sugieren que la actividad simultánea de ondas delta y alfa debe verse como algo muy distinto del incremento solo de la positiva actividad delta. Este fenómeno, bautizado en los años setenta como sueño alfa delta, reduciría la actividad reparadora del sueño NREM (no REM, uno de los periodos por los que se pasa cuando se duerme. Además, esta combinación de ondas alfa y delta se ha observado en pacientes con trastornos del sueño que se levantan cansados y se ha relacionado con dolores de cabeza o musculares y mal estado de ánimo.

También se han visto estos incrementos en actividad alfa delta en personas con dolor crónico, por lo tanto, ha afirmado Nicholas, “si el sueño se ve perturbado regularmente por el consumo de alcohol antes de dormir, en especial durante largos periodos de tiempo, esto podría tener efectos perniciosos sobre el bienestar durante el día y funciones neurocognitivas como el aprendizaje o la memoria”.

 

Fuente: www.elmundo.es

«Está usted embarazada, ¿quién es el padre», pregunta el médico. «No lo sé», responde la chica. «¿Cómo que no lo sabe?». «No sé, esto tuvo que pasar durante el muelle». Justo en ese momento, médico y enfermero abren los ojos como platos y preguntan qué es eso del muelle. El muelle consiste en una práctica sexual muy de moda entre jóvenes y no tan jóvenes: los chicos, varios, se tumban desnudos en el suelo, con el pene erecto y la chica va subiéndose encima de ellos, desplazándose de uno a otro como si de un muelle se tratase. Por supuesto, el preservativo ni está ni se le espera y eso no solo supone embarazos no deseados como el caso con el que iniciábamos este artículo, sino un aumento de enfermedades de transmisión sexual, que desde hace unos años están en crecimiento desbocado en nuestro país.

Sífilis, gonorrea, papiloma, clamidia, vih… todas han aumentado. Históricamente, los datos se entienden mejor: en 2009, se identificaron 339 casos de sífilis solo en Madrid. En 2010, ya eran 648. En 2013 habrían sido notificados 3.120 casos en toda España, según el informe de enfermedades de declaración obligatoria. De acuerdo con el boletín epidemiológico semanal correspondiente a la semana 32 (agosto del año pasado, del Instituto de Salud Carlos III, habría 1.514 casos de sífilis y 1.382 de infecciones gonocócicas (gonorrea). «La tendencia en general, es de aumento, llama mucho la atención además, la sífilis, que era una enfermedad casi desaparecida y que ha vuelto con fuerza», comenta el doctor Fernando Vázquez, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).

Lleva trabajando en estos temas desde los años ochenta: «Hubo sífilis antes de la aparición de la penicilina y después bajó. Aumentó también con la aparición del VIH, en los ochenta. Después, en los años noventa es cuando menos transmisión de estas enfermedades hubo, salvo el papiloma, por el miedo al sida. A principios del 2000 vuelve a aparecer la sífilis, con la pérdida del miedo al VIH. Ahora estamos asistiendo a un aumento grande de las ETS, sobre todo en el caso de relaciones sexuales entre hombres», añade el médico. Los incrementos se están dando en dos grupos: homosexuales y adolescentes de entre 15 y 25 años. Aunque el VIH también ha aumentado, lo hacen mucho más la gonorrea, el herpes genital y la sífilis. En el caso del herpes además, no se tienen cifras porque no es una enfermedad de declaración obligatoria como sucede con las demás: «Cada país declara unas, ahora se está intentando unificar a nivel europeo, para uniformizar datos», señala Vázquez.

«Incluso se están dando brotes de enfermedades que no se veían, como el linfogranuloma venéreo. Dentro de las clamidias hay distintos tipos y éste es uno de ellos. Se da entre homosexuales. Ha habido brotes en Barcelona y Madrid», aclara. Otro problema, relacionado con la gonorrea: «El gonococo ha pasado a considerarse una súper bacteria: antes se trataba muy fácilmente pero ahora no es así porque se ha hecho muy resistente a los antibióticos, y eso complica el tratamiento y el seguimiento de estos pacientes», comenta.

Aunque los aumentos de ETS se estén dando en algunos grupos de población, el médico incide en algo muy importante: «Más que grupos de riesgo hay que hablar de conductas de riesgo. Los aumentos están teniendo lugar porque no se utiliza el preservativo.

Además, hay mucha gente que cree que no pueden contagiarse de una ETS por practicar sexo oral. Y con esta práctica se contagian todas: el VIH, aunque es más difícil contagiarse por sexo oral, y todas las demás. De hecho hay muchos casos de sífilis oral», dice.

«Un problema de la sífilis es que, si no se trata, la bacteria permanece en el cuerpo y en las siguientes fases, sobre todo a largo plazo, puede ser muy grave porque aparecería lo que llamamos neuro-sífilis, demencia», explica Mª Teresa Ledo, médico responsable del servicio de medicina preventiva del hospital de Torrejón (Madrid). Esta profesional considera que el incremento de estas enfermedades se da por distintas razones: «Ignorancia y porque el miedo al sida ha desaparecido, la gente cree que el sida es como una diabetes, el umbral de alerta ha bajado», añade.

En cuanto al papiloma, unos dos millones de mujeres estarían infectadas en España (datos de 2012): entre las jóvenes de 18 a 25 años la prevalencia del VPH es del 29%. «Pero España es el país donde menos prevalencia hay del papiloma», aclara. Detrás de todos estos aumentos están la pérdida de miedo a la transmisión del VIH (la enfermedad, al haberse convertido en una enfermedad crónica en Occidente, es vista como menos peligrosa) y el aumento de parejas sexuales: «En algunos casos también, las drogas y el alcohol. Su consumo hace que te relajes más y no se usa el condón», aclara Vázquez.

En España se vendieron más de 104 millones de unidades de preservativos en 2013, mientras que en 2014 las ventas fueron inferiores, de más de 102 millones (datos de Nielsen e IMS para gran distribución, farmacia y parafarmacia). «Puede deberse a una reducción en las actividades de educación o comunicación sobre bienestar sexual y a una migración hacia otros métodos anticonceptivos», comentan en la compañía Control.

Quizás no estaría de más recuperar aquella famosa campaña de Pónselo, póntelo, haciendo hincapié en que la relación vaginal o la anal no son las únicas con las que podemos contagiarnos de una ETS.

¿Qué son las ETS?

Existe un amplio número de enfermedades que se engloban en el grupo denominado Enfermedades de Transmisión Sexual y en el que se encuentran desde las conocidas sífilis, gonorrea o papilomavirus a las menos nombradas como la tricomoniasis, pediculosis o la vaginosis bacteriana. Todas ellas tienen en común su forma de contagio pues son patologías que se transmiten de una persona infectada a otra persona a través del contacto directo con el cuerpo o del contacto con fluído infectados. La gran mayoría de las ETS se pueden curar. Es muy importante recibir tratamiento cuando se tiene la enfermedad para cortar la cadena de transmisión y evitar que contagiar a otras personas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS, cada año se infectan 448 millones de personas en todo el mundo de cuatro enfermedades sexuales curables: clamidia, sífilis, gonorrea y tricomoniasis.

Fuente: www.publico.es
Los usuarios de cannabis conocen la fuerte sensación de hambre que acompaña a su consumo, y que les empuja a comer aunque ya estén saciados. Un nuevo estudio en ratones ha sorprendido a los investigadores, al descubrir que esta estimulación del apetito está conducida por las mismas neuronas que normalmente se encargan de producir saciedad, conocidas como proopiomelanocortinas (POMC).
Hasta ahora, los científicos asumían que el fenómeno estaba relacionado con la activación del receptor cannabinoide 1 (CB1R, un conjunto de proteínas que, en presencia de las sustancias cannabinoides, aumenta el apetito.
Según el nuevo estudio, publicado en Nature y llevado a cabo por científicos de Australia, Alemania y Estados Unidos, hay algo más: “Observamos que, en respuesta a la activación del receptor cannabinoide, las neuronas POMC se activaban, y se liberaban tanto anorexígenos [supresores del apetito] como orexigénicos [estimuladores]“, explica a Sinc Tamas L. Horvath, investigador de la Universidad de Yale y jefe de proyecto.
“No nos lo esperábamos. Estábamos haciendo experimentos de control cuando descubrimos este resultado sorprendente”, afirma.
Siempre se había considerado que las neuronas POMC eran las responsables de calmar la sensación de hambre. Por eso, se creía que el impulso de comer se producía cuando bajaba el nivel de actividad de este grupo de células nerviosas.
Paradójicamente, los nuevos experimentos han mostrado que estas neuronas aumentan su actividad cuando entran en contacto con los cannabinoides. “Encontramos que las células que reducen el apetito se activan de manera diferente al entrar en contacto con el receptor cannabinoide CB1R”, indica el investigador. “La activación de las neuronas dirigida por el receptor hace que liberen sustancias químicas diferentes a las que normalmente se segregan cuando promueven la saciedad”.
Conocer este inesperado mecanismo podría ser útil para tratar trastornos de la conducta alimentaria. Sin embargo, los autores señalan que el control de estas conductas es complejo, y que en este estudio se considera solo un modo de acción.
Otros motivos por los que fumar maría da hambre
Hace justamente un año, Nature Neuroscience publicaba un estudio sobre otra de las causas que desencadenaban la sensación de hambre tras fumar marihuana.
El informe sostenía que el THC, compuesto psicoactivo de la marihuana, influye sobre ciertos receptores del cerebro vinculados al sentido del olfato. Los ratones se volvían más sensibles al olor de la comida y aumentaba su apetito.
Esto se debe a que el THC activa el receptor cannabinoide en una región del cerebro conocida como bulbo olfatorio. Al inhibir genéticamente este receptor, el THC deja de afectar al apetito.

Fuente: www.eldiario.es
«Fumar marihuana o hachís durante la adolescencia altera el desarrollo normal del cerebro en personas vulnerables». Es lo que asegura la psiquiatra Belén Arranz, del Parc Sanitari Sant Joan de Deu de Barcelona y miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental. Junto al cannabis, «la susceptibilidad genética y un entorno vital estresante, con traumas infantiles o la urbanicidad, pueden contribuir a la aparición de un primer episodio psicótico», ha recalcado. Arranz ha intervenido con una ponencia sobre esquizofrenia y consumo de cannabis durante el XXIII Curso de Actualización en Psiquiatría, que se desarrolla en Vitoria.

En su intervención, la especialista ha adelantado algunos de los resultados de un trabajo de investigación que se va publicar en breve en la revista científica J ournal of Dual Diagnosis. En su estudio se determinan las edades de inicio del consumo de sustancias en personas con un primer episodio psicótico en comparación con la población general en España. La edad media de inicio del consumo de cannabis en los jóvenes españoles que presentan un primer episodio psicótico es de 16 años. La facilidad a la hora de conseguir el cannabis junto con la tolerancia social existente en la sociedad en cuanto a su consumo «son factores que contribuyen al inicio del consumo a unas edades tan tempranas», ha remarcado.

Fuente: www.abcdelasalud.net

Los muchachos  generalmente se miran y comparan el tamaño del pene. Las bromas y las chacotas resultan de tales comparaciones. Sin embargo, la situación cambia cuando la actividad sexual comienza.

Muchos hombres, a pesar de tener un pene de tamaño normal, lo encuentran pequeño por un número de razones:
 
• En los otros los penes son más grandes: esta situación es absolutamente común y carece, a menudo, de base médica. Los pacientes se quejan del tamaño de su órgano, aunque  con erección y penetración vaginal normales.
 
• Los pacientes obesos se quejan por tener un pene corto: esta situación se debe a que el pene se halla incrustado en el tejido adiposo del pubis, lo que hace que el órgano se vea mas pequeño.
 
• Estatura corporal alta y pene no proporcional: aunque que haya una cierta correlación entre la estatura del paciente y el tamaño de su pene, hay una amplia variación en las medidas encontradas. Los hombres bajos pueden tener penes más grandes que hombres altos, y viceversa.

 

• Flacidez y erección del pene: los pacientes suelen preocuparse más por el tamaño de su pene en estado flácido,  que es el momento cuando lo comparan generalmente  con otros hombres. Muchos no saben la longitud de su pene erecto o cual fue el crecimiento adicional. Lo que muchos hombres suelen olvidar es que el tamaño se debe acompañar de una erección para  asegurar la penetración vaginal.

¿Qué es un pene normal?

Sin hacer caso de los aspectos anatómicos de la normalidad, un pene flácido está entre 5 centímetros (1.97 pulgadas) a 10 centímetros (3.94 pulgadas.) El tamaño en estado flácido no determina el tamaño durante la erección. La medida se toma desde donde el pene alcanza el cuerpo (no la piel) al extremo de la glande. Si lo estiramos manualmente, el pene ganará 2 centímetros (0.78 pulgadas) a 5 centímetros (1.97 pulgadas.) Master y Johnson (1966) observaron que un pene erecto mide 12.5 (4.92 pulgadas) a 17.5 centímetros (6.89 pulgadas.) Un bebé recién nacido tiene un pene con longitud media de 3.75 centímetros (1.47 pulgadas).

¿Qué es un pene anormal?

No hay definición universal aceptada. Un pene flácido menor que 4 centímetros (1.57 pulgadas) o un pene erecto menor que 7.5 centímetros (2.95 pulgadas) se debe considerar pequeño. Sin embargo, encontramos pacientes en torno a esos valores que presentan una buena erección y ninguna queja en su relación sexual.

¿Cuáles son las causas del pene pequeño?

Las causas hormonales que provienen de disfunción del testículo o de la hipófisis pueden interferir con el desarrollo del pene así como de todos los órganos genitales masculinos. En medio de estos casos podemos encontrar desórdenes como desde micropenis, a órganos genitales ambiguos. El pene puede tornarse pequeño como consecuencia de traumas, quemaduras o enfermedades adquiridas (enfermedad de Peyronie.) Generalmente, estas causas son raras. Lo más frecuente es el paciente no estar satisfecho con su tamaño de pene, aunque el médico no encuentre ninguna anomalía.

El paciente debe ser examinado a fondo, incluyendo volumen y presencia de los testículos, presencia y localización de pelos del pubis, y otras características sexuales secundarias. Si el pene es considerado de tamaño normal por el médico, el paciente tendrá que ser evaluado por un sexólogo, un psicólogo o un psiquiatra para investigar la causa real de la queja. Si el pene es considerado pequeño y se detectan alteraciones hormonales, se indica el reemplazo de testosterona.

Los tratamientos no-quirúrgicos con bombas de vacío,  dispositivos de tracción mecánica, dispositivos de estímulo electromagnéticos, y los pesos no dan respuesta satisfactoria duradera. El tratamiento quirúrgico implica en una sección de los ligamentos suspensorios del pene, inyección de gordura en el pene (ampliación de la circunferencia) o uso de injertos de piel, muslos o nalgas. Tales tratamientos no están exentos de complicaciones, y algunos de éstos pueden ser graves, por ejemplo necrosis de los retazos, reabsorción de gordura, frustración del paciente. Además, los resultados de estos tratamientos son poco conocidos en la literatura médica.

Conclusión

Desgraciadamente, muchos profesionales, poco éticos se aprovechan de la ansiedad y de las dudas de los pacientes, indicando, sin ningún criterio, tratamientos cuya meta principal es tomar el dinero del paciente más que dar, realmente, una dirección científica. Los pacientes con dudas sobre el tamaño de su pene deben buscar a un profesional cualificado que evalúe la situación, exigiendo posiblemente un consejo multidisciplinar de un sexólogo o de un psicólogo.

Informazio-iturri: www.gazteberri.info
Nik pornografia kontsumitzen dut. Doala hori aurretik; hau ez da pornoa ikustearen kontrako mezua. Alderantziz. Baina…

Pornografia hitz eratorria da, grekeratik ekarria, porne eta graphein hitzak batzetik sortua. Lehenak prostituta esan nahi du; bigarrenak, idazketa, grabaketa, irudikatzea. Pornografikoak, beraz, sexu langileak haien lanean grafikoki adierazten zituztenak ziren, ekoizpen artistikoak, kulturalak. Oinarri errealetik, baina fikziozko ekoizpenak.

Egungo industriak eskeintzen diguna, gainera, teknologiaren, farmakoen, zirujiaren, drogen, eta abarren ondorioz, zientzia-fikzioa dela esan dezakegu. Ez hori bakarrik; are, politika-fikzioa dela esango nuke nik, pantailan dakusagunak, fikziozkoa izateaz gain, ondorio sozial argiak ditu-eta, akzidentalak ez direnak, norbaitek norbaitentzat eta testuinguru konkretu batean ekoitzia baita. Pornografian, beraz, industria pornografiko hegemonikoan bederen, badira sekula ikusiko ez ditugunak, erakutsiko ez dizkigutenak: gorputzak, posturak, jarrerak, konbinazioak… Pornografia diskurtso eta ikuspegi oso konkretu batetik ekoitzitako produktua den heinean, hiruzpalau gorpuzkera bizpahiru posturetan agertzen baino ez dituzten filme, bideo eta argazkiak dira. Porno mainstreamean ez dago lekurik arauetatik urruntzen direnentzat, dela haien itxuragatik, dela haien gustuengatik.

Eta, esperimentu moduan, pornografian inoiz ikusi(ko) ez duguna egingo bagenu?

Bai, esan moduan, nik ere pornografia kontsumitzen dut. Baina ez dezala horrek nire (gure, zure, zuen) sortzeko, probatzeko, ikertzeko, grina inondik ere mugatu. Ez diezagula pornografia mainstream-ak markatu bidea; asma ditzagun gure kaminu, xendra eta bidexka propioak. Ez gaitezan saiatu ikusitakoa kopiatzen, hori balitz bezala egin beharrekoa. Ez da ez sexua izateko modurik onena; are gutxiago modu bakarra. Bakoitzak erabakiko dugu zer dugun gustukoen, zerk ematen digun plazer handiena. Eta aurkikuntza hau, ikertzen baino ez dugu lortuko, probatzen, dastatzen, saiatzen, asmatzen. Pornoa inspirazio iturritzat hartuta, akaso. Ez ordea mugatzat.

Ildo honetatik abiatu zen Postporno mugimendua; porno komertzialaren industriatik at sortutako pornografia askatzaile, probokatibo, alternatiboa, zeinetan denok aurki dezakegun gure lekua.

Idatz dezagun bada bakoitzak geure (post)pornoa! 2011ko izen bereko dokumentalak zioen moduan,“nire sexualitatea sorkuntza artistikoa da.” Ikusi nahiko genukeen pornoa sortzea gure esku dago. Guk, geure gorputzekin, gure posturekin, gure artean, muga bakartzat irudimena hartuta.

Peio Saez de Lafuente

Fuente: www.elpais.com
La quedada con los amigos del instituto, los de la Universidad y los del barrio; la cena de empresa y la sobremesa con los compañeros del último día laborable; Nochebuena y Nochevieja; el día de la lotería. La recta final del año es una sucesión de celebraciones en las que el alcohol está omnipresente. Tal vez tú puedas mantener el tipo, ¿pero cómo responden tus neuronas ante los excesos etílicos?

Los primeros efectos del consumo de alcohol comienzan a sentirse pasada media hora de la ingesta. Al principio, produce alegría y relajación, pero si se sigue bebiendo, las sensaciones agradables se transforman en visión borrosa y problemas de coordinación, acompañados de dificultad para hablar claramente y disminución de la capacidad para reaccionar. Las copas han conseguido llegar a las células del cerebro (neuronas).

¿Por qué el alcohol es capaz de lograr que gente inteligente haga estupideces cuando está bebida? Según un estudio publicado en Journal of Abnormal Psychology, el alcohol embota la señal del cerebro que advierte a las personas de que están cometiendo un error. “Cuando la gente no hace lo correcto, la parte del cerebro que controla la conducta envía una señal de alarma al resto del cerebro. Pero el alcohol no solo reduce esa señal, sino que además conduce al individuo a que le importe menos cometer esos errores”, explica el director del estudio, Bruce Bartholow, profesor de Psicología de la Universidad de Missouri.

Beber rápido es más dañino que tomar lo mismo pero más despacio

Los efectos de las borracheras son bastante predecibles, tanto que se pueden ir adelantando a medida que se bebe: con dos copas de vino, se alteran los movimientos y el humor; con cinco, falla la coordinación; pero si se pasa de las diez copas y no se está acostumbrado a beber, existe un grave riesgo de sufrir un coma etílico, que, hipotéticamente, “podría dejar secuelas cerebrales en algunas personas, por lo que no es nada recomendable”, señala el neurólogo Luis Porta, del Hospital Clínico San Carlos. El estado de pérdida de consciencia puede llegar a ser mortal.

Sin llegar a este extremo, pasarse con la bebida ocasiona en muchos individuos un estado de excitación y agresividad notable, que finaliza con un sueño espontáneo e incapacidad para recordar lo sucedido, como indica la Guía Clínica sobre Alcoholismo 2014, desarrollada por Socidrogalcohol.

Si beber se convierte en una costumbre habitual, acaba produciendo cambios en el cerebro. La revista PLOS one ha publicado una investigación realizada por la Universidad del País Vasco (UPV) y la de Nottingham que ha concluido que el consumo excesivo de alcohol modifica las neuronas de la zona del cerebro que controla las funciones ejecutivas, como son la planificación y el diseño de estrategias, la memoria de trabajo, o el control de la conducta. Koldo Callado, profesor de farmacología de la UPV y coautor de este trabajo, opina: «Cuando conozcamos cuáles son los mecanismos por los que el alcohol causa toxicidad, tal vez sea posible desarrollar fármacos para tratar los déficits de los alcohólicos”. Amaia Herdozain, del área de Neurociencia del Institute de Biologie Paris Seine y coautora del estudio, apunta: «Potencialmente, la vitamina B1 puede prevenir algunos de los daños producidos por el alcohol en el cerebro”.

Lo que está claro es que el consumo de alcohol pasa factura, ya que “es un tóxico del sistema nervioso”, como subraya Porta. Las neuronas sufren las consecuencias, aunque la magnitud del daño “depende de la susceptibilidad individual”, y esa susceptibilidad viene determinada por factores genéticos, según han comprobado diferentes estudios. La aparición de los efectos tóxicos está ligada a las cantidades y a la velocidad con la que se beba, de forma que beber rápido es más dañino que tomar lo mismo pero más despacio.

Pero, sobre todo, la cantidad ingerida es decisiva para que el alcohol tenga consecuencias para el organismo. ¿Cuáles son las líneas rojas que no hay que atravesar? La Organización Mundial de la Salud (OMS) fija los límites entre 40 y 60 gramos diarios de alcohol para los hombres y de 20 a 40 para las mujeres (una caña o una copa de vino tienen algo más de 10 gramos y un combinado unos 20 gramos). En cuanto al consumo semanal, las recomendaciones van por no sobrepasar los 280 gramos para ellos (28 vasos de vino o cervezas y 14 copas) y los 168 para ellas (16 vinos o cervezas y 8 copas).

Julio Bobes, catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, avisa: “Se tarda mucho tiempo en perder neuronas hasta darnos cuenta de que hay una demencia alcohólica, que es comparable al Alzheimer. Cuando el desorden cerebral sucede, ni se recupera ni hay posibilidad de tratamiento. Las copas navideñas, como las de fin de semana, son nocivas. El alcohol mata las neuronas”.

Fuente: www.elmundo.es
Todos en alguna ocasión puntual hemos sentido celos, bien sentimentales, profesionales o incluso de amistad. Se trata de una reacción a una amenaza de pérdida, sea o no real. Hay celos fundados y otros totalmente erróneos. Sin embargo, este tipo de conductas se consideran normal siempre y cuando sean eso, puntuales, que no supongan el centro de la vida. De lo contrario, estaríamos hablando de celos patológicos.

«El celoso pierde el control de la conducta y emplea tiempo y energía en indagar y vigilar a la otra persona, impidiéndole que lleve una vida normal. Le cuesta concentrarse en otras cosas y continuamente se imagina que su pareja está con otro. Los celos pasan a ser el centro de la vida en común, determinando sus aficiones y sus relaciones sociales», asegura a EL MUNDO José María Martínez Selva, catedrático de Psicobiología en la Universidad de Murcia y autor del libro Celos: claves para comprenderlos y superarlos (Paidos).

Es cierto que existen diversos tipos de celos además de los sentimentales. Por ejemplo, los profesionales o incluso, los infantiles. Pero sin duda, son los celos de pareja los más destructivos. Pueden llegar a ser insoportables y arruinar la vida del celoso y de su pareja. «Los celos patológicos erosionan de forma progresiva la vida en pareja e interfieren gravemente en la vida cotidiana», añade Alicia López de Fez, Fundadora y Directora del Centro de Psicología López de Fez en Valencia. También generan un gran sufrimiento en la persona celosa, que se muestra firmemente convencida de la infidelidad de su pareja y organiza su vida diaria en función de este temor.

En los sentimientos de celos existe además un componente que tiene que ver con nuestra autoestima y seguridad como personas. En el caso de la pareja, también como amantes. Para Olga Castanyer, psicóloga clínica especializada en asertividad y autoestima, autora de varios libros sobre la temática, como Sin ti no soy nada, los celos son una forma de dependencia emocional. Es decir, necesito que tú me hagas sentir único, que sólo me quieras a mí, para poder sentir que valgo.

Tener celos es normal, la persona quiere ser única y le duele no serlo para el otro. El problema realmente viene cuando se convierten en la única forma de obtener autoestima. Esto es, cuando la persona no conoce otra manera de sentir que vale si no es sintiendo que vale para el otro. Sin embargo, no necesariamente los celos nacen de la autoestima, comenta Martínez Selva, a veces, la inseguridad es la consecuencia de ellos.

Además de los asociados a la inseguridad, existen también los celos de tipo posesivo y manipulador, en los que según explica el profesor, el celoso le hace la vida imposible a la otra persona, restringiendo sus contactos sociales, actividades de ocio e incluso profesionales. Pueden ser muy agresivos y deben tomarse medidas. Un caso especial de celos son los que están asociados a adicciones, normalmente al alcohol y la cocaína, y otros a enfermedades mentales y neurológicas. Éstos requieren atención profesional.

No son amor

Relacionar amor y celos es un verdadero error. Tener celos no significa amar a nadie. Para el psicólogo y escritor José Enrique Vázquez, los celos están relacionados con el aprendizaje que se hace en la infancia y adolescencia respecto a los valores de la tolerancia, el respeto y el reconocimiento de los derechos del otro. Por lo tanto, es muy importante conocer y derribar desde edades muy tempranas todos los mitos que existen al respecto.

Algunos mitos que todavía condicionan en cierta manera el significado de amar y de amor son: ‘Es celoso porque le quiere’ o ‘cuando se quiere a alguien es normal tener celos’. Según señala el especialista, muchas personas prefieren que sus parejas tengan celos porque piensan que es una señal de amor, cuando no son más que una falta importante de autoestima, o de habilidades sociales, o bien de un aprendizaje distorsionado sobre la pareja. Lo cierto es que «no hay creencia que nos limite más que la que confina el amor a los celos», afirma López de Fez.

Otro mito muy extendido es aquel que dice que los celos se solucionan con el tiempo. Nada de eso. «En los momentos de crisis, el tiempo puede resultar un elemento distanciador, además de potenciar el problema», comenta el escritor.

Conceptos como a mi pareja sólo puedo atraerle yo o el amor lo puede todo son erróneos. Muchas parejas aluden a este mito para intentar afrontar un problema de celos sin ayuda externa. Sin embargo, «si se tiene un problema de celos, lo mejor es solucionarlo, y no dejar la solución en manos del amor», mantiene Vázquez.

¿Tienen solución? Antes de empezar a poner remedio al problema, debemos conocer si realmente existe. Es decir, ¿cómo detectar un problema de celos? La clave es, sobre todo, una actitud vigilante del celoso. La persona revisa las cosas personales de la pareja, como la agenda, el móvil, la ropa, el coche… y siempre la está observando atentamente. «Cualquier cosa, una simple mirada, puede ser para el celoso un motivo de sospecha, incluso de certera confirmación de sus temores», indica López de Fez. Además, las personas excesivamente celosas y posesivas pueden tomar una actitud francamente despótica hacia su pareja. Por supuesto, y sobre todo, cuando estamos delante de ciertos trastornos, como adicciones.

Para tratar un problema de celos, lo primero que se debe hacer es ser consciente de la situación y del daño que se está haciendo a la otra persona. «Quien sufre a una pareja celosa tiene que hablar con ella y plantear la situación, contando cómo se encuentra y las limitaciones que sufre, ya que la reacción que tienen muchos celosos es el silencio o la negación por vergüenza», explica Martínez Selva. Si después de hablar no se soluciona nada, lo mejor es ponerse en ayuda de un profesional. «Existen muchos tratamientos tradicionales y también terapia de parejas que pueden ser muy útiles», indica.

La terapia está encaminada principalmente a dos objetivos. Primero, a terminar con las sospechas irracionales de infidelidad, es decir, «a cambiar los pensamientos irracionales de que la pareja va a ser infiel», señala López de Fez. Y, segundo, a modificar aquellos comportamientos orientados a verificar las sospechas: Seguir a la pareja, controlar el móvil, leer sus mensajes, etc. No podemos olvidar que detrás de los celos patológicos normalmente, se esconde un sentimiento de inseguridad y de inferioridad que debe abordarse en profundidad. «Los celos son el humo, pero no el fuego», advierte esta especialista. Por tanto, siempre y cuando sea posible, a lo largo del proceso se recomienda la implicación del otro miembro de la pareja para mejorar las habilidades de comunicación y aprender estrategias de resolución de conflictos que permitan conseguir una convivencia en armonía.

Fuente: www.elpais.com
Cuentan que Balzac, el más que prolífico escritor francés, bebía unas 50 tazas de café al día, y que posiblemente esa costumbre adelantara su muerte a los 51 años. Cuesta creer semejante adicción y, sin embargo, intuimos que, de ser cierta, bien podría haber acortado su vida. Pero, a dosis mucho más moderadas, ¿es realmente perjudicial la cafeína? ¿Tiene beneficios? ¿Cómo actúa? ¿Influye si procede del café, del té, de refrescos o de bebidas energéticas? Muchas preguntas para las que empiezan a aparecer algunas respuestas.
Los efectos de una taza de café son sorprendentemente rápidos. Bastan unos pocos minutos para que parte de la cafeína se absorba y llegue al cerebro. Una vez allí, empieza a bloquear los lugares donde se une normalmente la adenosina, un neurotransmisor que inhibe la estimulación y tiende a provocar somnolencia y relajación. La cafeína hará, pues, todo lo contrario. Al impedir la acción de la adenosina, actuará como una doble negación que afirma. De ahí proceden gran parte de sus efectos: la EFSA (el panel de expertos europeos en salud alimentaria) ha reconocido que a partir de 75 miligramos la cafeína aumenta la atención, la memoria y la capacidad de aprendizaje. Y que incluso si se toman tres miligramos por cada kilogramo de peso (más de 200 miligramos para una persona de 70 kilos) una hora antes del ejercicio puede aumentar el rendimiento deportivo. Eso sí, los mismos expertos recomiendan no sobrepasar los 300 miligramos en los adultos. A partir de estas cantidades (o inferiores en personas más susceptibles y, por supuesto, en los niños) puede provocar estados de irritación, insomnio, ansiedad, ardor de estómago, hipertensión o, a largo plazo, aumentar el riesgo de osteoporosis. Se recomienda moderar su consumo en las mujeres embarazadas, ya que llega con facilidad al feto y, aunque aún no hay conclusiones, altas cantidades se han relacionado en ocasiones con alteraciones en la gestación.

Qué bebida tiene más o menos cafeína

Aunque es difícil de precisar, ya que depende de la materia prima y de la forma en que se prepare, se estima que una taza de café estándar contiene unos 100 miligramos de cafeína. Una lata de refresco (330 mililitros) aporta unos 35 miligramos de cafeína, mientras que una lata de una bebida energética (250 mililitros) contiene aproximadamente 80 miligramos. En cuanto al té, se suele hablar de que contiene teína como un compuesto diferente. Sin embargo, hace ya décadas se demostró que la teína es ni más ni menos que la propia cafeína. La única diferencia estriba en el conjunto de sustancias propias del té, que hacen que su absorción sea más lenta y sostenida que la del café. Y aunque también puede haber variaciones, cada taza condensa alrededor de 40/50 miligramos de cafeína (algo más en el caso del té negro respecto al té verde). Por último, también el chocolate tiene cafeína, pero en este caso sus concentraciones son mucho más reducidas. En resumidas cuentas, las bebidas con más cafeína y, por tanto, más excantes, son, de mayor a menor: café, bebida energética, té y refresco con cafeína. Y no deberíamos superar las siguientes cantidades en un solo día: 3 tazas de café, 3 latas de bebida energética, 6 tazas de té y 8 latas de refreso (basándonos, exclusivamente, en las dosis de cafeína recomendadas y no en el resto de los componentes).

Beneficios y riesgos del alcaloide

La FDA (la administración americana que regula los alimentos y el uso de medicamentos) calcula que aproximadamente el 80 % de la población adulta toma cafeína diariamente (principalmente, a través del café, y que consume unos 200 miligramos cada día.  Con este paisaje, tan absolutamente colonizado por tazas humeantes, cualquier efecto que pueda tener es de suma importancia, ya que afectará a la práctica totalidad de la población. Afortunadamente, olvidándonos de Balzac y sus 50 chutes diarios, un consumo moderado parece ofrecer ciertos beneficios, que en algún caso podrían considerarse casi como insospechados.

Aunque los datos todavía no son concluyentes (se basan en la observación y apenas se han hecho estudios controlados, mucho más fiables para extraer conclusiones, el consumo de alrededor de tres tazas de café diarias se ha relacionado con una cierta protección frente a enfermedades cardiovasculares, tanto en relación con el corazón (anginas, infartos) como con el cerebro (infartos cerebrales). Incluso parece vincularse a un mejor control de la diabetes. Ahora bien, el café no solo contiene cafeína, sino también una gran cantidad de antioxidantes. ¿Dependen estos posibles beneficios de la cafeína, entonces? Para la doctora Esther López García, epidemióloga en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, y que ha publicado numerosos artículos sobre la repercusión del consumo de café en la salud, “se piensa que la mayoría de estos efectos beneficiosos se deben a componentes diferentes de la cafeína, en concreto a algunos polifenoles que actúan como antioxidantes”. Una buena forma de discriminarlo sería comprobar si esos mismos efectos se producen también con café descafeinado. Sin embargo, sus consecuencias son menos conocidas, porque el consumo es mucho menor. «Eso sí, parece lógico pensar que se le puedan atribuir los beneficios del café con cafeína, al menos en cuanto a disminución de riesgo cardiovascular y diabetes”, prosigue López García.

Otro asunto sería el de la hipertensión. En general, aunque las guías clínicas no son contundentes al respecto, se recomienda moderar el consumo de café en las personas con la tensión elevada. Pese a que algunos estudios no han revelado que el consumo de café moderado aumente la tensión a largo plazo, sí parece que altas concentraciones puedan elevarla, así como provocar un incremento momentáneo tras su ingesta. Para la doctora López García, “es recomendable que a los pacientes hipertensos no controlados se les aconseje disminuir su consumo de café, aunque aquellos que están bien controlados no tienen por qué hacerlo”.

 
El consumo de tres tazas de café diarias se ha relacionado con una cierta protección frente a enfermedades cardiovasculares, tanto en relación con el corazón como con el cerebro

¿Y en cuanto al té? Algo más de reserva respecto a sus posibles beneficios. Algunos estudios sí han relacionado su consumo con un efecto protector cardiovascular, pero en general las evidencias se muestran más débiles. Por ejemplo, a la vez que obtenía datos positivos respecto al café, el equipo de la propia López García analizó el efecto del consumo de té sobre el riesgo de padecer una enfermedad coronaria, infarto cerebral o diabetes, pero no encontraron ninguno.

 
 
Peor parados salen en este sentido los refrescos. Por una parte, porque no es seguro que la cafeína sea la responsable de los beneficios antes mencionados, y estas bebidas refrescantes no aportan los mismos antioxidantes que el café. Por otra, la gran cantidad de azúcar que contienen ha hecho que se asocien a un riesgo elevado de desarrollar obesidad y enfermedades asociadas, como la diabetes de tipo 2. De hecho, como comenta la doctora López García, “las evidencias son tan fuertes que en Estados Unidos ya se han puesto en marcha campañas de salud pública que prohíben su venta en las escuelas”. En cuanto a las bebidas light, no se han encontrado asociaciones tan evidentes, pero algún estudio ya ha relacionado su consumo con un cierto aumento en el riesgo cardiovascular. Se está lejos aún de llegar a una conclusión, pero este tema constituye ahora mismo una importante área de investigación.

 

¿Y las bebidas energéticas? Sobre ellas hay menos estudios a largo plazo, pero su consumo se está extendiendo con rapidez, en especial entre la población más joven. Aparte de los problemas derivados de su gran cantidad de azúcar, “ya hay varios trabajos que sugieren que pueden producir problemas en individuos susceptibles al efecto de la cafeína”, como afirma la doctora López García. Además, un riesgo añadido es que suelen combinarse con alcohol. «De hecho, en la FDA hay muchos grupos que piensan que debería regularse su venta», subraya. Todavía no se sabe qué papel juega la cafeína en esta sombra de sospecha.

Las últimas noticias llegan del café. Algunos estudios apuntan a que su consumo moderado podría disminuir la aparición de demencias, incluida la asociada a la enfermedad de Alzheimer. Aunque no se conocen aún los mecanismos por los que se desencadena el proceso, investigaciones preliminares aseveran que la cafeína tiene un papel directo en el trastorno. De demostrarse, otras bebidas como el té también resultarían beneficiosas en este terreno.

Con todo esto en cuenta, quizás deberíamos no fijarnos demasiado en Balzac, e inclinarnos por Voltaire, quien con más certeza, aunque no toda, llegó a decir: “Claro que el café es un veneno lento. Hace cuarenta años que lo bebo”.

Fuente: www.elconfidencial.com
La ciencia lleva décadas planteándose el origen y existencia del orgasmo femenino. Qué es y para qué sirve es una de las grandes dudas de los investigadores sexuales a la que tratan de dar respuesta a través de multitud de estudios.   

De un lado están las teorías evolucionistas que giran en torno a relacionar el orgasmo y la reproducción, y por otro, las que los relacionan con una reacción inconsciente de nuestro cuerpo ante un estímulo derivada del “incremento del flujo sanguíneo en los tejidos eréctiles” .

Un nuevo estudio sugiere que los orgasmos ayudan a las mujeres a elegir mejores parejas. Además de la satisfacción de ellas, los resultados de este análisis en clave evolucionista, explican que tras conseguir el orgasmo femenino ellos se sentían más confiados en sí mismos y más atractivos.

Es decir, al alcanzar el orgasmo se consigue una especie de conexión entre ambos que puede ser determinante para terminar por escogerse como pareja (especialmente de cara a formar una familia).

Pese a que los investigadores advierten que estos resultados preliminares de su estudio no dan una explicación “de ninguna manera definitiva”, Tracy Clark-Flory plantea en Salon algunas de las consecuencias de los orgasmos femeninos que pueden relacionarse con esta teoría sobre que existen para que las hembras seleccionen a sus parejas ideales, aunque sea en la cama.
 
◾Incrementan las ganas practicar más sexo: conocido como el “éxito reproductivo”, comenta Clark-Flory que al alcanzar el orgasmo ambas partes se sienten mejor y querrán volver a compartir esta sensación con la otra persona. 
 
◾Ayuda a conciliar el sueño: tras un orgasmo el cuerpo entra en un estado de relax y adormilado. Este descanso, conocido como “siesta post-coital”, es un momento en el que además se incrementan las opciones de los espermatozoides para encontrar un óvulo que fecundar. De ahí que los investigadores lo relacionen con el hecho de considerar haber encontrado una pareja: tras el orgasmo, te recuestas a su lado.
 
◾El esperma coge impulso gracias al orgasmo: es decir, con las contracciones vaginales derivadas del orgasmo se produce lo que denominan “tragarse o absorber el esperma”, de tal forma que el semen entra con mayor facilidad y rapidez en el útero y se aumentan las probabilidades de embarazo.
 
◾Genera sentimientos de conexión e intimidad “especial”: al tener un orgasmo se libera una mayor cantidad de oxitocina en el cuerpo y, claro, esto tiene sus consecuencias en las mujeres. La conocida como “hormona del amor” corre a sus anchas por la mujer que se siente atraída –en exceso– por la otra persona y se estimula la unión. 
 
◾Ayuda a escoger una buena pareja: como explica Clark-Flory, este nuevo estudio que surge de la hipótesis de la selección de pareja en base al orgasmo femenino, parte de la idea de que éste ayuda a incrementar las posibilidades de fertilización. De ahí que planteen que si las mujeres tienen un orgasmo sientan que esa persona podría ser la adecuada para formar una familia.  

 

◾Es un “regalo de la evolución”: basándose en los principios embriológicos comunes entre hombres y mujeres, el estudio plantea que si “los hombres tienen orgasmos con el objetivo de difundir su semilla y promover la especie”, las mujeres lo harán con el mismo fin. De ahí que denominen al orgasmo femenino como un subproducto del masculino. 

Como dice Clark-Flory, mientras se plantean teorías que plantean “el orgasmo femenino como sobras biológicas de los hombres”, las mujeres continúan disfrutando de menos orgasmos que ellos durante las relaciones sexuales. De hecho, sólo el 25% manifiesta alcanzarlos y alrededor de un 5% jamás llega a tener uno.

Quizás los resultados de este estudio hagan que los hombres se preocupen –aquellos que lo obvien– por conocer cuál será el ingrediente necesario para provocarlo para que les escojan como pareja. Seguro que más de uno se anima a esforzarse más aunque sea por ser el elegido.