¿Por qué un beso te puede hacer levitar?

Aunque se suele usar la expresión “intercambio de fluidos” para referirse al coito, es en realidad en el beso profundo donde se produce esa mezcla bioquímica que puede llevar a las personas a un estado de conciencia alterado.

Dice la profesora de la Universidad de Texas Sheril Kirshenbaum que “el primer beso es una de las experiencias vitales más recordadas –por encima incluso de la primera relación sexual–”.

Y es que en este acto se libera dopamina, un neurotransmisor que genera una necesidad imperiosa de estar al lado de la persona deseada y produce esa sensación de ingravidez característica. Además, la citada científica menciona en su libro La ciencia del besar otras hormonas que intervienen en esta actividad, como la adrenalina y la noradrenalina, que suben la tensión y el ritmo cardiaco y nos hacen sentir estimulados, metidos de lleno en el presente, en el aquí y ahora.

Por su parte, la oxitocina provoca una fuerte sensación de apego y de unión duradera con la pareja, y la testosterona aumenta el deseo y las ganas de más. Ya no basta con el placer que se experimenta, pues queremos ir más allá. Y no solo son las hormonas. En los labios hay muchas terminaciones nerviosas que conducen a estímulos agradables.

El beso es la forma de conocimiento bioquímico más profunda, como explica Kirshenbaum: se intercambian cientos de miles de bacterias y microorganismos diferentes, se queman quince calorías en unos minutos, se activan unos cuantos músculos y, si la cosa funciona, se liberan endorfinas en tal cantidad que el resultado inevitable es esa sensación de estar flotando en una burbuja fuera del mundo.

¿Por qué nos besamos?

Besarse es maravilloso, tan fabuloso que la mayoría de nosotros podemos recordar el 90% de los detalles de nuestro primer beso con alguien especial. El beso se presenta para el ser humano como el clímax de todas las grandes historias de amor de Hollywood, y es celebrado por cantantes y poetas por igual. Pero ciertamente, el acto de besar se ha convertido en una ventaja para los humanos: si no tuviera un propósito evolutivo, simplemente no lo haríamos. Así que como puedes comprobar, en un beso hay mucho más de lo que puedes imaginar. 

Los besos (de cualquier tipo, ya sean promovidos por la conducta sexual, romántica o familiar) simplemente nos hacen sentir bien. Puedes agradecer a las muchas terminaciones nerviosas ubicadas en tus labios por hacer que los besos nos gusten tanto. Y es que, ¿sabías que tus labios tienen más terminaciones nerviosas que cualquier otra parte de tu cuerpo?. Cuando los presionas contra otro par de labios o incluso sobre la piel cálida, la sensación es pura felicidad. Combina esto con el cóctel químico liberado durante los besos, y obtendrás una receta que seguramente te dará todas esas sensaciones que normalmente experimentas al besar.

¿Hay alguna diferencia en los besos platónicos y no platónicos?

Cualquiera que haya dado a su mejor amigo un beso rápido en la mejilla sabrá que la sensación es muy diferente a la avalancha de impresiones experimentadas cuando te besas con la persona a la que llevas esperando ver todo el día. Los besos no románticos son muy comunes, pero son un fenómeno mucho más cultural que el beso romántico. Los niños dan besos a sus padres, algunos europeos los besan al aire como saludo, y besamos a los amigos para despedirnos. La cercanía inherente a estos besos puede crear sentimientos de afecto o respeto, pero no los sentimientos de euforia que suelen seguir a un beso romántico. Dado que es este contacto con los labios lo que activa el cóctel químico en el cerebro, un beso platónico simplemente no puede competir con el romántico.

Besarse le hace bien al organismo, pues puede ayudar a las personas a sentirse conectadas y fortalecer lazos de todo tipo, así que no olvides tener una buena higiene bucal para una boca fresca y digna de ser besada.

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