Fumadores en cuarentena: riesgos y recomendaciones sobre el consumo de tabaco
Los fumadores son más vulnerables a la COVID-19 y pueden estar más expuestos a desarrollar síntomas graves. El estrés del confinamiento amenaza con aumentar su consumo
Llevarse las manos a la boca es una de las mayores vías de contagio del coronavirus. Por eso, un hábito tan poco saludable (y extendido en España) como es el de encenderse un cigarrillo incrementa el riesgo de contraer el SARS-CoV-2. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que los fumadores tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas graves provocados por la COVID-19, una enfermedad que afecta de forma especial a los pulmones. Además de no fumar —que sería lo idóneo—, el consejo principal de las autoridades sanitarias es que evitemos aumentar el consumo de tabaco durante el confinamiento. Repasamos las claves.
Salir a la calle y ver largas colas a las puertas de los supermercados se ha convertido en una de las imágenes más habituales desde que la COVID-19 llegó a nuestras vidas y alteró nuestras rutinas. Lo mismo sucede con las farmacias y, también, con los estancos. El Gobierno decidió incluir estos establecimientos como aquellos que proveen artículos de primera necesidad y, por lo tanto, su apertura está permitida durante el estado de alarma. Por ello, las filas de fumadores dispuestos a abastecerse de cigarrillos y otros productos, como vapeadores o tabaco para cachimba, se repiten un día tras otro en todos los rincones de España.
COVID-19: el tabaco aumenta el riesgo de complicaciones
Fue conocerse que los estancos mantendrían abiertas sus puertas y la polémica ya estaba servida. ¿Son realmente una necesidad básica? ¿Por qué uno puede salir a comprar tabaco y no a hacer deporte? Las preguntas en torno a la decisión del Gobierno se sucedieron sin parar. Aquí la más importante: ¿fumar aumenta el riesgo de contraer el coronavirus? No hay evidencias concluyentes al respecto, pero la Organización Mundial de la Salud afirma que los fumadores son más vulnerables simplemente por el hecho de que, al fumar, los dedos entran en contacto con la boca.
Además, el hábito de fumar se asocia en muchos casos a una mayor gravedad del cuadro clínico del paciente. Diferentes estudios aseguran que los fumadores están más expuestos a desarrollar síntomas graves porque el daño que el tabaco provoca en sus pulmones les deja más indefensos frente al virus.
De hecho, instituciones como el Ministerio de Sanidad de España o el Instituto Superior de Sanidad de Italia (ISS) manifestaron que el riesgo para un fumador con la COVID-19 de terminar en la Unidad de Cuidados Intensivos aumenta exponencialmente. “Más de un tercio de los fumadores que dieron positivo en coronavirus presentaban una situación clínica más grave en el momento de ingreso que los no fumadores y, en su caso, el riesgo de necesitar cuidados intensivos y respiración asistida es más del doble”, comentan desde la institución italiana, donde resaltan la probabilidad de que los fumadores infectados presenten previamente una menor capacidad pulmonar e, incluso, alguna enfermedad que les convierta en grupo de riesgo.
Salir al balcón y lavarse siempre las manos
“Si fumas, hazlo lo menos posible y desde la ventana o balcón”. Así lo pide el Ministerio de Sanidad. En plena cuarentena, y con familias enteras confinadas en sus casas, es más importante que nunca concienciar al fumador de no dejar todos los rincones repletos de humo y olor a tabaco. El mensaje es claro: fumadores, no os encendáis el cigarrillo en el salón o en algún otro habitáculo cerrado de la casa, más aún si convivís con niños pequeños, embarazadas, personas mayores o aquellas que presenten alguna enfermedad.
Una buena solución puede ser salir al balcón o a la terraza, incluso si vives solo. En caso de que no dispongas de estos espacios, siempre te quedará la alternativa de fumar en la ventana para evitar que el humo se quede en las estancias.
Por último, y como advierte la OMS, el hecho de encenderse un cigarrillo sobreexpone al fumador a la COVID-19 al llevarse los dedos a la boca. Por eso, es todavía más recomendable lavarse las manos antes y después de fumar.
El estrés, un mal aliado contra el tabaco
Dejar de fumar no es fácil, y menos si la persona que fuma está expuesta a situaciones de estrés a las que no estaba acostumbrada. Así que el confinamiento obligado por el coronavirus no resulta un buen aliado. Estos cuadros de ansiedad, así como la soledad, pueden aumentar el consumo de tabaco en estos días, ya de por sí disparado en España. Según una encuesta de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), el 23 % de los españoles fuma todos los días (un 2 % más que hace dos años), y el 17 % de los jóvenes de entre 15 y 25 años lo hace habitualmente. Por otro lado, el mercado de tabaco generó en España 11.865 millones de euros en 2019 y se consumieron 2.243 millones de cajetillas de cigarrillos, tal y como muestran los datos proporcionados por el Comisionado para el Mercado de Tabacos, que cifró en un 1 % el incremento de las ventas.
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