Más libido, más relaciones, pero con fantasías no tan bonitas: pros y contras del sexo veraniego

El sexo en la playa y la piscina son algunas de las más recurrentes entre parejas.

El verano trae consigo nuevos contactos, vacaciones, relax… Y, para mucha gente, una subida de la actividad sexual. El verano es para muchas parejas la ocasión perfecta para recuperar esa ‘chispa’ perdida el resto del año por el estrés laboral.

“El verano es la época con más actividad sexual, también pasa en Navidad o en otras de celebración o vacaciones en general, pero la temperatura y el tiempo que duran las vacaciones suelen acompañar más”, apunta la sexóloga y psicóloga Susana Marín.

Según la especialista, el estar más tiempo fuera de casa practicando actividades que ayudan a la desconexión y a subir la libido, la oxitocina y la serotonina, algo que influye tengas pareja o no. “En verano hay más horas de luz, y aunque estemos trabajando, dedicamos más horas al ocio que nos permiten desconectar de problemas, de trabajo, de marrones familiares, de un montón de cosas, algo favorable para tener sexo”, explica la sexóloga y matrona Laura Cámara.

“Incluso cuando no tenemos pareja, el salir más, conocer más gente, viajar… Todo eso hace que tengamos más deseo y más posibilidad de contacto sexual. El verano es una época en la que aumentan las frecuencias de relaciones sexuales”, indica.

Eso sí, este aumento de la frecuencia conlleva ciertos riesgos si no se toman las precauciones pertinentes, tanto a nivel de salud sexual como de salud genital, algo que se ve también influenciado por los cambios que traen consigo las vacaciones.

Ambas especialistas coinciden que, a pesar de que es una época espléndida para el sexo, no tanto para enfermedades como la candidiasis o la cistitis, especialmente en el caso de las mujeres.

Cambiamos los hábitos nutricionales, comemos peor, bebemos más alcohol, también que tengamos ropa mojada o bañadores hace que aumenten las infecciones por hongos. También la frecuencia de las relaciones sexuales influye en la cistitis, por ejemplo. Todo esto hace que el verano sea una época muy propicia para que aparezcan este tipo de infecciones”, explica Cámara.

Marín coincide con Cámara y recuerda que la candidiasis sí se transmite por vía sexual y puede suponer un problema tanto para la persona que lo sufre como para su pareja o parejas sexuales. “Se producen por motivos tan diversos como la higiene, la humedad del agua de la playa o la piscina o las relaciones sexuales, pero en el caso de la candidiasis puede transmitirse fácilmente de una persona a otra”, detalla.

Como consejo contra estas dolencias, Cámara recuerda que hay que cuidar la alimentación, no tomar demasiados azúcares ni alcohol, especialmente si se es propensa a tener este tipo de infecciones así como la higiene tras el sexo y guardar especial cuidado en la playa y la piscina. “Hay que usar ropa transpirable, cambiarnos el bañador para que esté seco… Si vamos a la piscina enjuagarlo para que no esté en contacto con el cloro”, añade Cámara.

Marín recuerda que, en el caso de las personas que no tengan relación estable y tengan varias parejas, es fundamental utilizar métodos de protección. “En verano se mueve más todo el mundo, hay más prácticas de riesgo, hay quien opta por hacer prácticas como el sexo grupal, ir a fiestas, etc. Todo se debe hacer siempre extremando los cuidados”, enfatiza.

Entre las fantasías más populares, tanto de hombres como de mujeres, se encuentra tener sexo en un ambiente romántico y poco habitual como puede ser la playa o la piscina, algo que con los factores anteriormente mencionados no juega una buena pasada.

“Hay que saber que el agua de la playa o la piscina no tienen nada que ver con el agua corriente, también para el pH íntimo y para la lubricación y el contacto continuado con las zonas íntimas”, explica Marín. “Hay a quien puede irritarle el cloro o la sal en ciertas zonas en las que en un momento determinado hay fricción o penetración y no están lubricadas y la humedad, como hemos dicho, no es nada buena para los genitales, especialmente femeninos”, añade.

Ambas sexólogas animan a las parejas a “dar rienda suelta a sus fantasías”, aunque siempre siendo conscientes de estos pequeños inconvenientes. “Forma parte de un escenario muy erótico, que se encuentra en la parte de la fantasía, que puede ser como muy estimulante”, avisa Cámara.

“Hay que tener en cuenta que en el agua las cosas no son tan fáciles como parecen: hay que ponerse preservativo antes de entrar en el agua, y algunas posturas no son tan eficaces como querríamos. Es algo que puede ser muy erótico, pero sin pretensiones, igual no es tan de película como te imaginas”, recalca.

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