Fuente: www.riesgosinternet.wordpress.com
Según un estudio realizado entre 1.700 adolescentes (de 12 a 18 años) de los Países Bajos y que ha publicado la revista Pediatrics, el sexting no es frecuente entre ellos, como tampoco lo es la búsqueda de sexo por medio de Internet, pero aquellos que lo hacen también suelen tener prácticas de riesgo en la vida offline.
Según la autora del estudio, Susanne Baumgartner, de la Universidad de Amsterdam, parece haber una relación entre los comportamientos sexuales de riesgo dentro y fuera de las medios digitales. El estudio identifica como prácticas arriesgadas relacionadas con las TIC:
• Hacer sexting, es decir, enviar fotos de sí mismos desnudos o semidesnudos mediante el teléfono móvil.
• Hablar de sexo con desconocidos através de Internet.
• Buscar a alguien con quien tener sexo a través de Internet.
El estudio indica que los adolescentes que tienen más probabilidades de arriesgarse en este sentido son los que están menos satisfechos con sus vidas, los que buscan permanentemente nuevas sensaciones y los que tienen un nivel educativo más bajo. Por ello sugiere que se preste especial atención a estos chicos para prevenir actividades sexuales de riesgo.
Para el psicólogo Jeff Temple, de la Universidad de Tejas, esto muestra que la separación entre las vidas offline y online se está diluyendo progresivamente y que por ello los pediatras y los padres deben preocuparse por los comportamientos online tanto como con los offline. Si una chica o un chico están haciendo sexting, es probable que estén también haciendo cosas sexuales arriesgadas en el terreno físico.
Otro estudio reciente —en aquel caso de la Universidad de California— establecía similares vínculos entre comportamientos sexuales arriesgados y sexting, tal y como informamos en su momento desde PantallasAmigas. En aquel caso los autores también incluían en sus recomendaciones la incorporación del sexting a la educación para la salud.
Miniserie de consejos animados para prevenir sobre el sexting

 

Fuente: www.elmundo.es
¿Náuseas, fatiga y dolores de cabeza más fuertes de lo normal? Si tras algún que otro fin de semana aderezado con más alcohol de lo que debería se ha levantado con una resaca especialmente intensa, posiblemente la culpa no la tenga únicamente esas copas que no tendría que haber tomado, sino también los cigarrillos que las han acompañado.
Esta es por lo menos la conclusión a la que ha llegado el equipo liderado por la investigadora Damaris J. Rohsenow, del Centro de Estudios sobre el Alcohol y Adicciones de la Brown University en Rhode Island (EEUU). En palabras de Rohsenow, "analizando los efectos de los excesos de alcohol, hemos comprobado que las personas que fuman y beben tienen más posibilidades de tener una resaca o de sufrirla con más virulencia que aquellos que no fuman".
Binge Drinking y tabaco
Para llegar a esta conclusión, los autores del estudio que se publica en ‘Journal of Studies on Alcohol and Drugs’, realizaron encuestas online a 113 universitarios en el que se les preguntaba cada día, durante ocho semanas, por su consumo de alcohol, su hábito a la hora de fumar y los síntomas de la resaca. Además de ello, también tuvieron en cuenta otras variables, como la práctica de sexo o el consumo de drogas como los estimulantes, los barbitúricos o la heroína.
"Existe alrededor de un 25% de personas que, a pesar de ingerir suficiente alcohol como para sufrir una resaca, sin embargo no la tienen. Por eso, queríamos comprobar si alguno de los parámetros estudiados influía más o menos en sufrir resacas y en la gravedad de los síntomas de la misma", comentan los investigadores.
Así, la doctora Rohsenow descubrió que "los jóvenes eran más propensos a tener resacas, o de que éstas sean más duras, después de consumir altos niveles de alcohol (de media, 110 mg/dl -miligramos por decilitro de sangre-, lo que supone una tasa de más de 0.10); y de fumar durante los días previos y durante la borrachera (una media de siete cigarrillos al día) en comparación con aquellos que sólo beben", explica la doctora Rohsenow.
"Estos resultados indican que existe algún efecto directo del tabaco sobre las resacas, y que tiene como consecuencia una mayor sensibilidad y gravedad de ellas", comentan.
Para el doctor Francisco Camarelles, médico de familia, secretario y portavoz del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, señala a ELMUNDO.es que lo que más le sorprende de esta investigación son "las grandes dosis de alcohol en tan poco tiempo". "En este estudio se indica que la prevalencia de fumar y beber se producía especialmente los fines de semana y, mientras que en el resto de la semana el consumo de ambos parámetros era normal, los fines de semana podían beber cuatro latas de cerveza en apenas una hora, lo que se conoce como binge drinking o consumo intensivo de alcohol en poco tiempo", comenta este especialista.
"Quizá por la dependencia social de encajar en el grupo que se asocia tanto al tabaco como al alcohol se expliquen unos resultados que demuestran la peligrosidad de sumar ambas sustancias, que ya no se reducen sólo al malestar de las resacas, sino a la merma de las percepciones que sufren los que las tienen", explica el doctor Caramelles.
Aunque tanto el estudio como este especialista no pueden explicar el ‘cómo’ de que el tabaco agudice estas resacas, ambos apuntan ciertas hipótesis como que "fumar y beber al mismo tiempo aumenta la liberación de dopamina, ese ‘sentirse bien’ y relajado que esta sustancia produce en el cerebro y que pueden llevar a faltas de atención en la conducción peligrosas. Quizá, también producto de esta conexión entre tabaco y cerebro se encuentre la respuesta a estos resultados", comentan.
"Lo que sí es claro es que existe para ambas sustancias otra dependencia, la psicológica, en la que para muchas personas, beber y fumar después se ha convertido en un hábito. Por ello, cuando una persona está dejando de fumar se le suele recomendar que limite su consumo de alcohol, ya que si cambia esa rutina le será más sencillo desprenderse de los humos", argumenta Camarelles.
Pero para Rohsenow, el mayor peligro son las consecuencias. "Existe la percepción errónea de que una resaca, aparte de lo mal que te hace sentir durante un tiempo limitado, no tiene más consecuencias, pero no es así", indica. "La resaca afecta a la atención y el tiempo de reacción a corto plazo, por lo que conducir o trabajar en determinados puestos pone en peligro las condiciones de seguridad".
Pero hay más. "Nadie está seguro de si la resaca puede ser señal de algún tipo de daño en el cerebro, pero el tabaco ya es conocido por agravar los efectos negativos en el cerebro de una persona acostumbrada a beber en exceso", finalizan los investigadores.

 

Fuente: www.saludreproductiva.about.com
Todas las personas sexualmente activas se encuentran en riesgo de adquirir una enfermedad/infección de transmisión sexual. Sin embargo, hay situaciones, hábitos y costumbres que incrementan ese riesgo. Las ETS/ITS son bacterias, parásitos o virus que pueden ser contagiados mayormente por contacto sexual y pueden convertirse en una infección. Algunas infecciones como la clamidia, el herpes genital o el HIV no dan señas de estar en el cuerpo. Es por eso que se convierte de mucha importancia que midas los riesgos a los que te expones cuando tienes encuentros sexuales.
Te presentamos los siete factores que incrementan tu riesgo de contagio:
No practicar sexo seguro
Al practicar sexo vaginal, anal u oral con una persona que está infectada sin usar condón de látex (en el caso del sexo oral debe ser sin espermicida) puedes contagiarte de algunas enfermedades muy fácilmente.
El uso incorrecto o inconsistente (es decir, que no siempre lo uses) de los condones también aumenta tu riesgo.
Tener muchas parejas sexuales
Entre más gente hay en tu vida sexual mayor es la exposición a las infecciones, es decir, tu riesgo se incrementa. Lo anterior aplica tanto a parejas recurrentes como a parejas consecutivas.
Con cada nueva pareja tu riesgo aumenta aunque vayas de una relación monógama a otra. La monogamia solo funciona cuando es por mucho tiempo.
Tener o haber tenido una ETS/ITS
El hecho de estar infectado (o haberlo estado) con alguna ETS/ITS te hace más vulnerable ya que tu piel puede estar irritada, sensible y más propensa a infectarse con el contacto.
Por otro lado, es muy posible que seas infectado de nuevo por la misma pareja sexual que te infectó la primera vez, sobre todo si no sabes quién fue quien te contagió.
Si lo piensas, el haber tenido una infección puede ser un indicador del tipo de conducta sexual tuyo y de tus parejas sexuales. Es un ciclo que hay que romper.
Ingerir alcohol y sustancias tóxicas
Cuando ingieres alcohol en demasía (abuso de alcohol) o consumes drogas, uno de los efectos es que te impiden tomar buenas decisiones. Te hacen perder la capacidad de juicio y si te encuentras con una situación en la que el sexo esté involucrado es muy posible que no tomes las precauciones pertinentes.
Inyectarte drogas
El compartir agujas para hacer llegar la droga al torrente sanguíneo es una forma de propagar infecciones como el HIV y hepatitis B. La aguja contaminada con la sangre de quien está contagiado al entrar en contacto con tu sangre hace de esta práctica un riesgo enorme.
Ser mujer adolescente
Las adolescentes aun no tienen el cérvix maduro, se encuentra en desarrollo y sus células están en constante cambio. Estas células inestables crean un ambiente propicio para el contagio de algunas infecciones como la clamidia y gonorrea.
Por otra parte, el cuerpo de la mujer adolescente es más chico y puede sufrir de pequeñas heridas durante el sexo con más facilidad.
Usar la píldora anticonceptiva como la única forma de control natal
Para mucha gente la mayor preocupación acerca del sexo es el embarazo y no las ETS/ITS. El estar bajo el régimen de la píldora anticonceptiva hace que la pareja se sienta protegida. Es mejor que, además de la píldora, el hombre use siempre un condón. Así disminuyen la posibilidad de riesgo.
De acuerdo a los Centro de control y prevención de enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) las ETS/ITS en los Estados Unidos son más comunes en los siguientes grupos:
– Jóvenes
– Hombres homosexuales
– Comunidades de minorías
Esta información es solo una guía. Si sospechas que tienes o puedes tener una ETS/ITS acude a una clínica de salud o a tu médico.

 

Durante este mes de octubre hemos estado al tanto de noticias sobre suicidios adolescentes por hechos relacionados con la red. Si inicialmente nos alarmábamos con la despedida de Amanda Todd (15 años) por YouTube, pocas horas después desaparecía un joven francés de 18 años, y unos días más tarde, otra de 15, Felicia, elegía el twitter para afirmar que había decidido terminar con su vida. Los tres manifestaban ser víctimas de acosos mediante Facebook. Alrededor de estos trágicos sucesos han ocurrido una serie de noticias y alertas sobre los riesgos de Internet. No es pretensión de este texto reflexionar sobre el por qué de estas situaciones de desesperación, ni por qué ciertas lógicas de aislamiento son incapaces de afrontar depende qué situaciones(1);. Tampoco convertirse en altavoz de alarmas sobre los peligros de la red, que sólo ayudan a saturar nuestras angustias adultas. Nos deben servir para reflexionar y estamos obligados a hacer un análisis crítico. Todo ello pasa por entender que Internet sólo ha sido el medio (y no el fin) para adultos o jóvenes sin escrúpulos que hayan jugado con el desconocimiento, desconcierto y desesperación de otras personas. Por lo que es conveniente proponer un conjunto de ideas para la reflexión.

De entrada: todo lo que se entiende por Internet 2.0 – redes sociales, básicamente se ha convertido en una revolución en cuanto a nuevas prácticas de relación, comunicación, investigación y producción de información, al tiempo que gestión de nuestra identidad y cotidianidad. No podemos reducirlo sólo a canales o metodologías. Implica un marco mucho más amplio-relacional, de conocimiento, de aprendizaje. Este nuevo entorno ha venido para quedarse. Y esta llegada ha sido tan rápida, y avanza a un ritmo de vértigo que a menudo nos dificulta el poder pararnos a reflexionar sus formas de uso. A pesar de este carácter novedoso, probablemente no se está inventando tanto: se redefinen espacios clásicos de relación, que no desaparecen ni son sustituidos, sino que se extienden a la órbita digital (perfiles, identidades, grupos, espacios de encuentro, etc .). Adolescentes y jóvenes han sido, inicialmente, el paradigma de uso de esta nueva realidad, aunque cada vez más se han universalizado con respecto a cualquier grupo de edad y colectivo. Jaume Funes avisaba hace pocos días que "para la mayoría de los adolescentes actuales pocas cosas tienen sentido sin referencia a ellos. Son en la medida en que están "en línea" y son en la medida que son imagen. No hay identidad sin perfil de red virtual. No hay sociabilidad sin interacción digital "(2).

En segundo lugar, hay que aclarar que el debate no está en la herramienta, sino en los usos. Y la primera lectura siempre será en clave positiva: se convierte en un elemento de construcción por delante de los posibles problemas que puedan comportar en la gestión de nuestro día a día o en nuestra profesión. Como trabajadores en el ámbito de la atención social nos abre todo un nuevo mundo de intervención. Y es evidente que se necesita una reflexión seria y un posicionamiento consensuado. Reencontramos de nuevo –afortunadamente- palabras como trabajo cooperativo, participación, horizontalidad, etc. En un rumbo distinto al que probablemente estamos acostumbrados a trabajar, con los correspondientes matices que hacer. Avanzaremos a medida que experimentamos y participamos de este entorno. Y casi seguro que, a diferencia de otros fenómenos que nos ha tocado abordar, no tiene sentido plantear posiciones resistencialistas, que no acríticas. Al contrario: es ahora cuando se necesita una reflexión sobre la ética en la red. Estamos obligados a repensar todo (todo). Es necesario que nos cuestionemos aspectos básicos: ¿cómo utilizarlas para mejorar nuestra práctica profesional?, ¿en el mundo virtual se necesitan educadores?, ¿hay que utilizar las mismas herramientas / perfiles como profesionales que como ciudadanos?, ¿cómo enfatizar y favorecer las buenas prácticas, que son muchas?, ¿qué discurso hay que potenciar para evitar usos problemáticos? Y, en cualquier caso, para aquellos que plantean una visión crítica, coger la parte más reflexiva: ¿cuáles serán los efectos de tanta hiperconexión e hipervirtualitad?, ¿cómo ayudar a construir comunidades en la red?, ¿la eficiencia y la inmediatez de la red son contraproducentes a medio-largo plazo?, ¿una sociedad más rápida y con más proximidad pero cada vez con menos contacto físico?

Y el tercer aviso tiene una clara vocación preventiva (a la vez que constructiva): cómo se tratan de herramientas con muchas potencialidades, claro que pueden presentarse usos problemáticos. Por lo que necesitaremos de un discurso preventivo y formativo alrededor. Nos interesa centrarnos en todo lo que tiene que ver con favorecer usos responsables, potenciar usuarios autónomos y críticos, al tiempo que establecer los mecanismos básicos de prevención y atención de los riesgos y problemas derivados de su uso. Escribe Josep Ramoneda, tratando este tema, que "los individuos aislados ni hacen sociedad ni son capaces de imponer y defender sus derechos"(3). Por lo que destacamos algunas cuestiones sobre las que debemos estar pendientes, y que debemos trabajar:
•Sobre cómo construir nuestra identidad en la red. Sobre todo si tenemos en cuenta que estamos redefiniendo aspectos troncales como privacidad e intimidad.
•Habrá que definir unos criterios que determinen qué usos tienen un mayor riesgo, cuáles conllevan problemas, y cuáles deben ser entendidos a partir del concepto de la dependencia.
•Cuenta con la facilidad para difundir contenidos inadecuados. Independientemente de su legalidad. ¿Qué usos son más seguros que otros?
•Siendo consciente de los intereses político-comerciales4 que se esconden detrás de todo este comercio electrónico y toda la concentración empresarial en torno a este. Y como nos puede afectar a nuestra vida. Escuchando las palabras de Dolors Reig: "Nuestros datos son el petróleo del siglo XXI”(5).

Hace tiempo que algunos profesionales que trabajamos con ellos la atención y prevención del consumo de drogas asumimos tareas e intervenciones relativas a los usos que hacen de las TIC (en argot: pantallas). Y probablemente esto sea un error. Se justifica en que las similitudes que pueden tener algunos usos problemáticos de las drogas parecen mimetizarse en los usos de las pantallas(6). En cualquier caso, haber asumido este «papel» también ha ayudado a entender su vertiente problemática. Si bien las preocupaciones adultas se simplifican básicamente en torno a dos grandes cuestiones -el tiempo que chicas y chicos se pasan navegando por la red, y en la seguridad de ésta- la realidad nos ha hecho ver que todo es bastante complejo. Son numerosas las demandas de asesoramiento e información -que no tratamiento- por este tema. Siempre motivadas por un adulto de referencia. Y aquí algunos problemas que podemos encontrarnos, e indicadores para detectarlos:
LEVES Y / O MODERADOS
•Uso abusivo y / o frecuente. Un chico no rinde en el IES para pasarse mucho tiempo jugando al Call of Duty.
•Sedentarismo. Una chica pide a los padres dejar el baloncesto porque prefiere estar en casa chateando.
•Agregar gente desconocida. Una chica de 15 años no sigue ningún criterio básico para aceptar o discriminar invitaciones de amigos en Facebook.
•Relaciones distorsionadas. Un chico bastante tímido dedica mucho más tiempo en relacionarse a partir de Whatsapps y Messengers que en el cara a cara.
•Pérdida de interés por otras actividades. Una chica deja de hacer natación e inglés extraescolar para priorizar estar conectada en casa.
IMPORTANTES
•Chantaje a nivel individual, y acoso. Una chica amenaza a otra mediante el whatsapp y le pide favores a cambio.
•Acoso de carácter grupal. Un grupo de Facebook acaba convirtiéndose en un espacio colectivo de insulto y/o burla de una persona en concreto.
•Acoso de carácter afectivo o sexual. Un adulto que se hace pasar por joven, es agregado por una chica de la que saca imágenes y datos personales.
•Quedar con personas desconocidas (sin ir acompañado). Una chica de 15 años se encuentra con su amigo virtual sin conocimiento de los padres fuera de casa (del que desconoce la identidad real).
•Adicción y aislamiento. Un chico se pasa un tiempo desproporcionado jugando a un juego en red sin salir de la habitación. No va a clase y se queda en casa.(7)

Para prevenir estas situaciones, al tiempo que facilitar elementos de detección, dejamos un pequeño grupo de ideas elaboradas para madres y padres sobre algunas cuestiones básicas en relación a la gestión de Internet en el ámbito doméstico. Queda para otro artículo describir posibles ideas para trabajar en otros ámbitos de intervención (educación, ocio, etc.):
1. Muchos usos del ordenador y de otros productos tecnológicos deben darse en espacios comunes. O al menos, que no favorezcan el aislamiento.
2. Se pueden definir unas normas claras de uso. Y consensuarlas. Priorizando unos usos frente a otros, o unos turnos de uso de más prioridad. Por ejemplo: para trabajar antes que para jugar. Es bueno tener estas normas presentes y pactar conjuntamente. Si es necesario, pueden redactarse y tenerlas visibles.
3. Hay que "controlar" que el tiempo que se pasa frente a una pantalla entra dentro de los límites razonables. Muchos problemas atendidos denotan que previamente no ha habido lógicas claras de control sobre el tiempo dedicado al tema.
4. Deben favorecer conductas alternativas a las tecnologías (ocio, tiempo libre, relaciones físicas, etc.).
5. Se pueden utilizar "interruptores externos": filtros de control parental, alarmas, etc. Los sistemas operativos más utilizados llevan sistemas preinstalados de control bastante útiles.
6. El establecimiento de ciertos castigos ante incumplimientos es educativo. Siempre y cuando hablamos de reforzamientos negativos realistas, y que se cumplan.
7. Hay que poder ser capaces de observar con discreción. Esto es: no espiar conversaciones en Messenger, en Facebook. Y respetar la intimidad. Pero siendo conocedores de sus contextos virtuales, sus espacios de relación. Participar con criterio, etc.
8. En torno a su uso debe trasmitir un discurso de responsabilidad, moderación y prudencia.
9. Poner especial énfasis en los "buenos usos". Y potenciarlos.
10. Ser consecuente e intransigente con prácticas de acoso, descontrol económico, etc.


(1);. Dejamos este artículo de Jaume Funes escrito en El Periódico el pasado 22 de octubre de 2012: "
Vidas Virtuales y Muertes reales"
(2). "
Vidas Virtuales y Muertes reales"
(3). "La izquiera necesaria". Josep Ramoneda. RBA. 2012.
(4). A propósito de la huelga # 14N El País publicaba esta noticia: "
Google afirma que el control de los gobiernos en la red va en Ascenso" A La Vanguardia, el 8 de junio de 2012: "Internet: alguien nos sigue":
(5). Dolors Reig al Singulares: "
Hacia una inteligencia colectiva". 03/27/2012.
(6). Recomiendo el escrito de David Pedro Martínez Oró a SobreDrogues.net: "
Drogas y redes sociales: porque se relacionan?"
(7). Estas ideas están extraídas conjuntamente con Carles Sedó a propósito de reflexiones sobre la actuación preventiva.

Fuente: www.telecinco.es
Un estudio sobre la brecha digital entre adultos y adolescentes realizado durante tres años en colegios de Barcelona, Madrid, Zaragoza, Sevilla y Santiago de Compostela ha revelado que los jóvenes perciben el mundo virtual como si fuera una extensión de la realidad, mientras que los adultos usan la red como a "instrumento".
Así lo ha explicado en una entrevista a Europa Press el sociólogo investigador principal del estudio y profesor de la Universitat Ramon Llull (URL, Jordi Busquet, quien ha indicado que para los adolescentes "son dos realidades paralelas que forman parte de la propia vida".
El estudio, en el que se ha entrevistado a 120 jóvenes de escuelas –ESO y Bachillerato– y a 60 adultos –profesores y padres–, ha sido liderado por investigadores de la Facultad de Comunicación Blanquerna de la URL, en colaboración con la Universitat Oberta de Catalunya (UOC, la Universidad de Sevilla, la Universidad de Salamanca y la Universidad Juan Carlos I de Madrid.
Busquet ha apuntado que los jóvenes integran las redes sociales a su vida cotidiana, hasta el punto que "no hay tanta diferencia" entre lo que proyectan en el Facebook y cómo se muestran en su día a día, lo que se explica porque utilizan la red para socializarse, es decir, para hacer amigos y hacer bromas entre ellos.
De hecho, el estudio, bajo el título ‘El uso de las TIC y la brecha digital entre adultos y adolescentes’, también constata que muchos de los jóvenes no pueden vivir sin estas herramientas hasta el punto que están "todo el día disponibles", ha añadido Busquet, aunque la investigación no se han centrado en las adicciones.
Otra de las conclusiones es que, aunque controlan mucho su relación con los desconocidos y no suelen aceptar a personas con las que no tengan amistades en común, descuidan su imagen porque "no son conscientes de que es un espacio público y no privado".
Su ingenuidad les lleva muchas veces incluso a publicar fotografías que pueden afectar a su reputación y "a la larga pueden ser comprometedoras" como, por ejemplo, a la hora de buscar trabajo.
LA BRECHA DIGITAL
El estudio también "desmitifica" la brecha digital entre adultos y jóvenes, al concluir que no es sólo la edad lo que les puede alejar, sino que hay otras variables que también influyen en el uso de la red como el nivel educativo y el económico.
Han detectado dos posibles reacciones por parte de las familias cuando no dominan las nuevas tecnologías: o bien "dimiten de la tarea de hacer de padres", u establecen prohibiciones.
Busquet ha recomendado que lo óptimo es que los adultos "acompañen" a los jóvenes, aunque les pueda resultar difícil, puesto que el miedo y la prohibición no ayudan a los adolescentes, quienes pueden perder la confianza en los padres y camuflarse casos más graves como el asedio, que también han detectado.
Sin embargo, los investigadores también han constatado que la actitud de las familias en relación a Internet es "mucho más positiva" que la que tienen los colegios, que mantienen un posicionamiento más conservador y reticente.
Muchas escuelas se han modernizado tecnológicamente pero no han renovado sus métodos pedagógicos y, además "dan la espalda a las redes sociales", lo que les quita autoridad a los docentes porque los alumnos se muestran muy críticos con los profesores que no dominan las nuevas tecnologías.

Fuente: www.consumer.es
Los anticonceptivos ya no son un tema tabú. De hecho, en nuestro país el 75% de las mujeres en edad fértil recurren a alguno de estos métodos. La creciente diversidad de anticonceptivos hace que la elección se adecue a los deseos y particularidades de cada hombre y mujer. Los clásicos, como el preservativo o la píldora, siguen dominando el mercado. Le siguen en menor medida, el DIU y métodos permanentes (vasectomía o ligadura de trompas). Pero surgen además, nuevos métodos como el anillo, los parches y los implantes de los que conviene conocer sus principales características.
De la píldora clásica a las modernas
La píldora clásica, con más de 5 décadas a sus espaldas, ha dado lugar a nuevos tratamientos hormonales orales con otras composiciones. Es el caso de las píldoras con estradiol que controlan de una forma más efectiva el ciclo menstrual y tienen un perfil bioquímico más favorable para la mujer. La minipíldora es otra novedad. La píldora clásica está compuesta de dos hormonas femeninas: el progestágeno, que actúa como anticonceptivo, y el estrógeno, que regula el ciclo menstrual y que puede tener efectos adversos en mujeres maduras con riesgo cardiovascular por fumar o tener hipertensión, diabetes, obesidad o altos niveles de lípidos. La minipildora solo contiene progestágeno. Así, se evitan sus efectos indeseables y es idónea para mujeres mayores.
Nuevas vías de administración
Al margen de los métodos anticonceptivos más usados (preservativo y píldora, los nuevos aún son poco conocidos y utilizados por la mujer española, a pesar de sus ventajas. En la última década han surgido los siguientes:
• Anillo vaginal: su composición equivale a la de la píldora clásica (estrógenos y gestágenos). Es un anillo de plástico especial con hormonas que se introduce por la vagina. Se lleva tres semanas y se retira una semana para descansar, tras la cual se reanuda la anticoncepción. Tiene la misma eficacia que la píldora, las mismas indicaciones y un control del ciclo excelente. Su ventaja principal es que se producen menos olvidos al tener que retirarlo solo una vez al mes. Entre sus inconvenientes destaca que la manipulación vaginal puede despertar cierta reticencia en algunas usuarias y puede acompañarse de un aumento de la secreción vaginal, aunque no de más infecciones. Su precio se sitúa en torno a los 20 euros.
• Parche dérmico: se coloca una vez a la semana y se lleva de forma continuada durante 21 días seguidos, tras las cuales se descansa una semana. Tiene las mismas indicaciones que la píldora y el anillo vaginal. Entre sus inconvenientes; produce molestias mamarias con frecuencia en los dos primeros ciclos de utilización, aunque tienden a disminuir; a veces, causa irritación en el punto de aplicación. Una caja de tres unidades, que sirve para un mes, suele costar 17,50 euros y una de nueve unidades, en torno a los 48 euros.
• Implante dérmico: es una varilla subcutánea que se coloca en el brazo por debajo de la piel, y que dura un período de tres años durante el cual es altamente eficaz. La principal causa para que se abandone su uso son las alteraciones en el sangrado menstrual: es normal que se pierda la referencia de la regla mensual y el sangrado se comporte de forma irregular, con tendencia a la disminución o desaparición. En algunas mujeres puede producir acné, alteraciones del humor o aumento de peso, sobre todo si ya tienen sobrepeso. Lo prescribe y lo implanta un médico. El precio ronda los 160 euros y está financiado por la Seguridad Social.
• DIU hormonado: el dispositivo intrauterino hormonado tiene diez años, pero apenas se conoce a pesar de tener una eficacia superior a la ligadura de trompas. El DIU, un dispositivo que se coloca en el útero de la mujer, lleva una hormona que ejerce una acción local eficaz para evitar el embarazo. El hormonado registra una eficacia superior a la de los métodos quirúrgicos (ligadura o vasectomía) y se usa también como tratamiento para el sangrado ginecológico excesivo. Puede alterar las reglas, que tienden a la disminución o desaparición de sangrado. El precio oscila entre 150 y 180 euros.
• Essure o bloqueo de trompas sin cirugía: es un método permanente que consiste en un dispositivo metálico que se introduce mediante histeroscopia, una técnica que permite visualizar el interior del útero y las trompas de Falopio y se ubica en ellas para impedir que los espermatozoides fecunden el óvulo. Es un método muy eficaz, sin hormonas, pero irreversible, igual que la ligadura de trompas, por lo que las mujeres que se decidan por él deben estar seguras de no querer tener más hijos.
Consejos sobre anticoncepción
1. Plantear la anticoncepción como imprescindible desde el inicio de la relación sexual, puesto que la tasa de embarazo en adolescentes es importante (30.000 menores de 20 años que se quedan embarazadas sin quererlo según datos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC).
2. Conocer e informarse bien de los anticonceptivos, ya que hay un amplio abanico para distintas circunstancias y perfiles de mujer a las que se pueden adecuar.
3. Abandonar el miedo a la anticoncepción y la píldora ya que aporta unos beneficios notables para la salud de la mujer, como la disminución de los casos de cáncer de ovario, según el amplio estudio "EPIC" (Investigación Prospectiva Europea de Cáncer, publicado en 2011 en "British Journal of Cancer".
4. Solo el preservativo protege de las infecciones de transmisión sexual y es útil si no se conoce la situación sanitaria de la pareja e, incluso, con la pareja habitual, como doble método.
5. El DIU es un método de anticoncepción excelente, de gran utilidad en la mujer, pero poco utilizado en España.
6. Las píldoras anticonceptivas de emergencia no son un método abortivo y solo deben usarse si son necesarias.
7. La anticoncepción es necesaria para evitar embarazos no deseados, que son un indicador del fracaso de la anticoncepción.
Fuente: Ezequiel Pérez Campos, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital General de Requena (Valencia, ex presidente de la Fundación Española de Contracepción y miembro del patronato de la Fundación.

Fuente: www.consumer.es
Según un reciente estudio, los jóvenes que viven una adolescencia feliz tienen una mayor probabilidad de disfrutar de una mejor salud psicológica y física cuando sean adultos. Además, los adolescentes felices se implican con menos frecuencia en conductas peligrosas como el consumo excesivo de alcohol, tabaco o drogas ilegales, y comen menos comida basura. En este artículo se explica cómo influye la felicidad de los adolescentes en su salud cuando alcanzan la edad adulta y qué necesitan para ser felices.
Son numerosos los estudios que señalan que ser optimistas y felices es una garantía de salud. El informe ‘La felicidad y la percepción de la salud’, realizado por científicos de la Universidad Complutense de Madrid, indica que las personas optimistas sufren menos problemas físicos y psicológicos. La felicidad ayuda a fortalecer el sistema inmune y, por tanto, protege de enfermedades. Si se está dominado por emociones negativas, aumenta la producción de cortisol (la hormona del estrés, que perjudica al sistema inmune.

Adolescentes y felices
Hay que empezar cuanto antes a cultivar el optimismo y la felicidad. Según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad del Noroeste, en Evanston (EE.UU., y publicado en el ‘Journal of Adolescent Health’, ser feliz en la adolescencia está asociado con una mejor salud durante la vida adulta. Asimismo, los adolescentes felices no cometen tantas conductas de riesgo como quienes se sienten infelices o tienen problemas psicológicos.
Para realizar este análisis, los investigadores entrevistaron a más de 10.000 jóvenes a partir del año 1994. Luego, volvieron a preguntarles en el año 2001, cuando ya eran adultos. Y observaron que quienes habían sido felices de adolescentes gozaban de mejor salud física y psicológica. Los jóvenes felices fuman menos, hacen más deporte, beben menos alcohol y comen menos comida basura, lo que les protege de futuros problemas como ictus o infartos. Pero la felicidad durante la adolescencia también es una buena manera de protegerse contra riesgos psicológicos en la vida adulta. Según datos de Unicef, el 70% de los trastornos mentales comienzan antes de los 24 años de edad.
Pero este no es el único estudio que pone el acento en la adolescencia como una época de vital importancia para el futuro adulto. La Universidad de Cambridge (Reino Unido) publicó en el año 2011 los resultados de una investigación realizada con voluntarios de entre 13 y 15 años de edad. Y se dieron cuenta de que al alcanzar la edad adulta, quienes habían sido más felices durante la adolescencia tenían mejores relaciones personales, más satisfacción en su trabajo, una mejor salud mental y una vida social más rica.

La importancia de cultivar el bienestar
La adolescencia es una época que se caracteriza en muchos casos por la angustia, intensos cambios hormonales y una complicada transición entre la seguridad de la infancia y las responsabilidades de la vida adulta. Pero los investigadores de la Universidad del Noroeste, en Evanston, identifican varios factores psicológicos que facilitan el paso a la adultez y permiten que el adulto futuro afronte la vida con mejor salud. Uno de esos factores es la felicidad, pero también señalan disfrutar de la vida, la confianza, sentirse capaz, el optimismo y la esperanza con respecto al futuro.
El problema radica en que, según citan los expertos en su artículo, "muy pocos estudios de la salud en los adolescentes han examinado las características psicológicas positivas. La mayoría de los estudios tienden a enfocarse en factores negativos. Nosotros estamos a favor de una perspectiva positiva de la salud en la adolescencia y creemos que promover y educar a los adolescentes en el bienestar es una forma de aumentar la probabilidad de gozar de una vida adulta sana durante muchos años".

¿Qué necesitan los adolescentes para ser felices?
¿Son felices los adolescentes españoles? Es difícil responder a esta pregunta, pero según el Estudio de la Conducta sobre Salud de los Jóvenes en Edad Escolar (HBSC-2010);, que realiza la Organización Mundial de la Salud (OMS, los adolescentes españoles puntúan su satisfacción vital, en una escala del 0 al 10, con una nota media de 7,29. Comparada con los resultados del resto de la Unión Europea, están entre los más felices. El estudio señala que "no existen diferencias destacables en la satisfacción vital de chicos y chicas. Sin embargo, se observan niveles de satisfacción más bajos en los de mayor edad". Por otro lado, también se desprende que los adolescentes cuyas familias presentan un nivel adquisitivo más bajo tienen un nivel de satisfacción vital claramente menor.
No hay una fórmula de la felicidad que funcione a todo el mundo. Pero sí que hay una serie de factores que contribuyen a que estos disfruten de una transición a la vida adulta saludable, con calidad de vida y feliz. Los siguientes factores se han extraído del mencionado estudio y del informe ‘Bienestar y felicidad de la juventud española’, realizado por el Instituto de la Juventud (Injuve):

  • Para los jóvenes españoles, la felicidad se asocia primero a la satisfacción con la situación económica, segundo con las relaciones de pareja, tercero con el trabajo y cuarto, y en menor medida, con el físico.
  • Las actividades sociales con pareja y amigos y leer son frecuentes, inducen placer y son fuente de felicidad.
  • Los jóvenes felices tienen personalidades de mayor asertividad e implicación, de mayor control del entorno y le atribuyen más sentido a la vida, son más estables emocionalmente, optimistas y creen que el mundo es justo.

     

 

Fuente: www.etcetera.com

Hay muchísimas entradas en Internet con recomendaciones llenas de sentido común sobre todo aquello que las personas no deberían compartir en las redes sociales. La preocupación no es gratuita, ya que los jóvenes cada vez inician a edades más tempranas su participación en las redes y es natural que se sientan desorientados sobre lo que pueden o deben subir y sobre lo que no conviene compartir con los demás.
Luego de revisar muchas de las páginas que ofrecen sugerencias de lo que no se debe subir, creo que la mayoría coincide en que NO se debe compartir lo siguiente:
1. Conversaciones personales. En Facebook y Twitter hay la posibilidad de enviar mensajes privados, que van de un usuario a otro. Si lo que le tienes que decir a otra persona es de la estricta incumbencia de ambos, es mejor utilizar un medio más restringido.
2. Planes de tu vida privada. Puede ser que estés muy ilusionado con la fiesta que harás en tu casa el próximo fin de semana, pero a menos que pienses invitar a todas las personas que leen tus redes sociales, será mejor que no lo anuncies. Tampoco con quién vas a comer, salir, ir al cine o realizar otras actividades de la vida privada. Con la información que pueda afectar a los demás se debe ser especialmente cuidadoso; no debes disponer de la vida privada de los demás, ni siquiera de aquellas personas que tienes más cerca o con las que compartes vínculos afectivos. Deja que sean ellas las que decidan por sí mismas lo que quieren que los demás sepan sobre su propia esfera privada.
3. Información de la empresa en la que trabajas. Puede ser que te ilusionen o te depriman los sucesos de tu lugar de trabajo, pero piensa dos veces antes de subir a Internet lo que acontece en tu espacio profesional. “Ya todo listo para el gran lanzamiento…”, puede ser una frase que le digas a tus papás o a tu pareja, pero si trabajas en Google o en Apple quizá te cause muchos problemas subirla a Facebook. “Todo se fue al carajo. La quiebra es inminente” no es algo que debas escribir, si trabajas en un banco o en una aerolínea. Al nivel de cada uno de nuestras ocupaciones, alguna cuestión parecida seguramente será aplicable; adáptalo a tu propia realidad laboral.
4. Fotos de tus hijos. Esto tiene sentido por dos razones muy distintas entre sí: la primera es que tus hijos se harán grandes muy pronto (antes de lo que te imaginas) y a lo mejor no estarán del todo cómodos con las fotos que subiste en las que salen disfrazados de conejo o aquella en la que aparecen con ese moderno corte de pelo que mamá pensó que les quedaba fabuloso. Hay que dejarlos con la libertad para que sean ellos, y no sus padres, los que decidan qué aspectos de su vida deben ser compartidos en las redes sociales. La segunda razón tiene que ver con los llamados “depredadores” de niños que están al acecho también en Internet; puede sonar exagerado, pero en los años recientes se han visto historias de terror que estoy seguro no quieres vivir en tu propia familia. No sobra proteger a tus hijos también en el mundo virtual, de la misma forma que lo haces en el mundo real.
5. Fotos con poca ropa. Me refiero no a los trajes de baño, sino a ropa interior o, de plano, a fotos de desnudos o semidesnudos, a menos que seas modelo profesional o que quieras incursionar en la industria del cine para adultos. El parámetro en este punto debería ser el siguiente: no pongas fotos en las que aparezcas de alguna manera con la que no te sentirías cómodo yendo a la escuela o al trabajo. De ahí en adelante, puedes usar de muchas maneras tu imaginación.
6. Quejas y lloriqueos de distinta naturaleza. En un momento dado, puedes estar muy afectado por la carga de trabajo que tienes en la oficina o por un reciente rompimiento sentimental, pero debes pensar bien si te conviene subir cosas a las redes sociales mientras tienes un estado de ánimo alterado. Cuando lo superes seguramente te arrepentirás de lo que pusiste, pero mientras tanto ya todos lo habrán leído y se habrán formado una cierta imagen de tí. Las situaciones difíciles, por las que todos hemos pasado en algún momento, deben formar parte de la intimidad de cada uno.
7. Dirección de tu casa y teléfono particular (fijo o celular). Por obvias razones, estar al alcance de algunas o muchas personas en las redes sociales no debe implicar que estés también “físicamente” a su disposición. No es lo mismo que te mencionen en Twitter o que te etiqueten en Facebook a que se presenten en la noche en tu casa a plantearte una duda, invitarte a una fiesta o compartirte una preocupación. El domicilio y el teléfono son dos cuestiones que deben quedar reservadas a tu vida privada.
8. Información financiera personal. Salvo que tengas un tipo de trabajo muy determinado, a nadie fuera de tu círculo más estrictamente familiar o personal le debe interesar tu situación financiera. No subas a las redes sociales el saldo de tus cuentas bancarias o la información de tus tarjetas de crédito. Tampoco hables de la herencia que acabas de recibir de tu bisabuelo o del crédito por varios millones que te acaban de dar para la ampliación de tu negocio. En general, tampoco esa información es relevante para que la compartas en las redes sociales.
9. Quejas de tus jefes o maestros. Sobran las historias de empleados que, en un arranque de mal humor o de desesperación, se quejaron de sus jefes pensando que nadie de la empresa se enteraría y al final acabaron despedidos. No te arriesgues. La información llegará tarde o temprano hasta la persona aludida y es probable que no le guste del todo. Evitar problemas en la escuela o en el trabajo es una actitud madura y demuestra responsabilidad. No uses las redes sociales para tirar por la borda tu carrera profesional o tu futuro académico.
10. Planes vacacionales. Las únicas personas que estarán muy contentas de saber que estarás en Hawai durante las próximas dos semanas son los ladrones profesionales, que dispondrán de un largo tiempo para asaltar tu casa o para llevarse tu coche. A tus amigos les puedes avisar de forma privada o bien a tu regreso. Tendrás mucho tiempo para hablar de tus vacaciones una vez que las hayas disfrutado; no te anticipes.
11. Problemas familiares. En todas las familias suelen existir disputas y discusiones. Es normal, pero no tienes que ventilarlo públicamente. Es muy penoso ver a un hijo expresarse con insultos de sus padres, o a esposos hablar mal de sus parejas o discutir en público temas relativos a su intimidad. También es algo que, una vez que se te pase el enojo o cuando crezcas, te generará mucha pena haber escrito. Mejor evítalo.
12. Nunca escribas en las redes sociales cuando tus sentidos estén afectados por el alcohol o alguna otra sustancia estupefaciente. Es probable que, si escribes en ese estado, no se refleje lo que en verdad eres (o peor aún: ¡es posible que se refleje de forma demasiado nítida!) o no seas capaz de transmitir fidedignamente lo que quieres expresar. Mejor haz a un lado tu teléfono móvil cuando estés en una fiesta. Tendrás mucho tiempo al día siguiente para compartir tus pensamientos y sensaciones.
Las redes sociales son una maravillosa forma de comunicación, que comparten cientos de millones en el mundo. Se deben utilizar aprovechando la enorme libertad que permiten y que es uno de sus mayores atractivos. Pero también se deben usar de tal manera que no generen daños a quienes participan en esos espacios virtuales. Espero que las sugerencias anteriores sean de utilidad para quienes empiezan y también para quienes ya llevan camino andado en las redes, pero siguen teniendo dudas
Nota:
Hay algunas sugerencias con las que no coincido del todo, pero las anoto porque aparecen repetidas con frecuencia en las páginas que revisé. Cada lector sacará oportunamente sus propias conclusiones.

 

Fuente: www.larazon.es
Como si de una pócima mágica se tratara, las bebidas estimulantes o «energy drinks» se orientan, según revelan sus etiquetas, a revitalizar cuerpo y mente y a dotarnos de una cantidad extra de energía y vitalidad. A pesar de esto, los expertos no las consideran tan inofensivas como aseguran sus fabricantes y, como prueba de ello, la Agencia Americana de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) está investigando la relación entre cinco muertes en los últimos tres años y el consumo de la bebida energética «Monster Energy». En todos los casos, los fallecidos habían consumido, durante sus últimas 24 horas de vida, al menos dos latas de esta marca, cuyo contenido en cafeína equivale, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) «a la ingesta de catorce refrescos de cola».
Aunque los componentes por sí solos no entrañan un riesgo para la salud, sí lo puede ocasionar un mal uso de los mismos. «No existen estudios que hayan demostrado que el consumo de estas bebidas tengan efectos negativos, pero sí pueden convertirse en un problema si se abusa de ellas», advierte el doctor Ángel Moya, presidente de la sección de Electrofisiología y Arritmias de la Sociedad Española del Corazón (SEC).
CAUSAS INMEDIATAS
Sin embargo, no hay que olvidar que «los estimulantes que contienen este tipo de bebidas–taurina, cafeína o guaraná–, elevan la tensión arterial y aumentan el ritmo cardiaco», advierte Elena Pérez Montero, nutricionista del Hospital Universitario Quirón Madrid. Unos efectos que pueden incrementarse en pacientes con problemas de corazón. «La toma excesiva de estos compuestos puede generar un elevado riesgo, especialmente en personas con patologías de base de origen cardiovascular, muchas de ellas sin síntomas aparentes», recuerda el doctor José Antonio García Donaire, experto en riesgo cardiovascular del Hospital USP San Camilo de Madrid.
Precisamente, en agosto de este año, la OCU elaboró un estudio para comprobar el contenido en cafeína de las principales bebidas energéticas –20 tipos y la versión sin azúcar de cinco de ellas, además de tres refrescos con cafeína– y de los riesgos de un consumo inadecuado, sobre todo si se mezclan con alcohol. «Con la cafeína que contienen, un adolescente superaría su tope diario de cien miligramos con una sola lata de Monster, Rockstar o Zen Republic», indica el estudio.
Los eslóganes que hay detrás de muchas de estas bebidas se convierten en el mejor método para atraer a los jóvenes quienes, además, han establecido como última moda mezclarlas con alcohol. Para García, el problema de mezclarlo con alcohol es que los componentes de las bebidas energéticas enmascaran los efectos de la ingesta de alcohol y genera una potenciación de los efectos secundarios derivados de una toma excesiva, tanto físicos como psicológicos. Dentro de los positivos aparecería la euforia, mientras que como negativos se encuentra la depresión. Por tanto, el riesgo se multiplica». Esta misma opinión la comparte Moya, quien añade que «no es de extrañar que algunos jóvenes que abusan de estas bebidas también tomen drogas o alcohol»
ETIQUETADO CONFUSO
A diferencia de España, en Estados Unidos la legislación sobre este tipo de bebidas no obliga a los fabricantes a incluir la cantidad de cafeína que contienen sus productos. «Desde 2003 es obligatorio que la cafeína utilizada como aroma aparezca en el etiquetado. Si contiene más de 150 miligramos por litro de cafeína, la legislación establece la obligatoriedad de añadir la leyenda ‘‘contenido elevado de cafeína’’, seguida de la cantidad en miligramos por litro», advierten desde la organización de consumidores. Sin embargo, en las bebidas analizadas, continúan, «no siempre figura de forma destacada, al igual que el aviso de no mezclar este tipo de bebidas con alcohol».
Más información en:
https://kolokon.com/cas_accesible/bebidas_con_alas.aspx
 

Cuando 2011 estaba a punto de terminar se hicieron públicos los últimos resultados de la Encuesta sobre usos de drogas entre los estudiantes de Secundaria que, cada dos años y desde hace ya quince, intenta describir cómo evolucionan los consumos de drogas entre adolescentes (de los 14 a los 18 años). Leídos de manera genérica, estos datos indicaban una cierta tendencia a la estabilización o reducción del consumo. Destacaban, sin embargo, algunos elementos relacionados con el alcohol, a los que ahora me referiré. En algún otro momento ya he escrito sobre el tema en esta columna. Vuelvo porque, coma reacción a los datos, estos días se han puesto en marcha nuevas campañas más o menos institucionales ("No es normal", "El tiempo que dedicas al alcohol" …, para conseguir incidir sobre los usos del alcohol en la adolescencia. Sin embargo, conociendo los adolescentes, uno se pregunta: ¿cómo se consigue?, ¿por qué la pretensión sigue siendo que no beban?.
Dos son las novedades sobre los usos adolescentes del alcohol aparentemente significativas: para empezar, el número de los que beben ha disminuido ligeramente.Y, segunda novedad, tienden a ser predominantes los usos basados en la borrachera, en el beber mucho en poco tiempo (lo que algunos denominan patrón nórdico). La alarma institucional suena esta vez porque más de uno de cada tres adolescentes consumidor de alcohol afirma haberse emborrachado en el último mes. Un dato significativo que nos recuerda que a menudo la sustancia es secundaria, mientras que la forma de uso es la que nos debe preocupar.
Convivir con el alcohol
Acabamos de dejar atrás unas fiestas llenas de alcohol en una sociedad que deposita en la bebida una parte singular de la felicidad y, aparcando las campañas, quizás debemos volver a la pregunta elemental: ¿cómo se educa a un hijo, un alumno, para que aprenda a convivir con el alcohol? Sugiero mantener la siguiente secuencia argumental:
1); a pesar de que lo desees, espera tanto como puedas para beber; ya sé que te sientes grande, pero tu cerebro todavía crece,
2) si lo pruebas, trata de pararte a descubrir cómo te sientes tú y no cómo te dicen los demás que has de sentir,
3) si te pasas, trata de no correr riesgos y valora la experiencia al día siguiente;
4) el alcohol se bebe para estar bien compartiéndolo con los demás, pero no para no darse cuenta de nada ni para olvidar.
Sin olvidar, nosotros, que los argumentos adolescentes quizá son otros.