El sexo no sólo es follar por lo que con este tipo de tópicos se cortan acercamientos sexuales, tocamientos… y se frustran cantidad de encuentros.
(Esas mal llamadas pruebas de amor).Ésto es un chantaje en toda regla. Lo único que se consigue así es forzar la relación y sólo tú decides hasta dónde quieres llegar. Es tan importante expresar lo que uno desea como lo que no desea. Utilizando terminología montañera, hay personas que son cimeras (les gusta llegar a la meta) y hay personas seteras (les gusta disfrutar de cada momento).
El no poder mantener la erección, no tenerla o perderla, es algo frecuente y normal. No siempre tenemos ganas de mantener relaciones eróticas. Y no siempre el pene hace lo que su propietario quisiera que hiciese. Otra cosa: la falta de erección no significa falta de ganas, falta de atracción o falta de amor. Casi siempre quiere decir nervios, agobio o exceso (por ejemplo, de alcohol o de fiesta).
La relaciones eróticas no son un examen, y si te obsesionas con este tipo de pensamientos te olvidarás de disfrutar de esas relaciones de forma relajada. La mejor forma de no correrse es obsesionarse con ello o presionar para ello. El orgasmo se logra mediante dos fórmulas combinadas: elevar la excitación y abandonarse a las sensaciones. Si no logras las dos, no alcanzas el orgasmo.
Esto puede o no suceder. De hecho más bien no pasa casi nunca, salvo en las películas, que pasa siempre. A veces parece que pasa pero es fingimiento. Cuando de verdad pasa, es porque esa pareja tiene muchos kilómetros “re-corridos” (cada un@ por su lado y l@s dos junt@s) y porque sincronizan. Ahora bien, sincronizar es ponerse a la velocidad del otro o de la otra (luego no estar a la velocidad de un@). Algun@s corren para correrse y tampoco es éso.
Que no se te olvide: lo importante es la calidad, no la cantidad. El hombre que tiene el pene de mayor tamaño es como el hombre que tiene el fémur más largo o el pié más grande: hechos de diversidad. Aproximadamente el 60% de los chicos creen tener un pene pequeño o les gustaría tenerlo más grande. Por definición no es posible que el 60% de los chicos la “tengan pequeña”. Porque es grande o pequeño en comparación con los otros penes. Ahora bien, estamos comparando con penes pornográficos, con penes exagerados o con “fantasías de grandeza”. Mejor ser realistas y llevarse bien con el propio pene. Un consejo: quiere a tu pene y hazlo querer. Con independencia de cuestiones de tamaño, forma, color, torceduras, etc.
Y una información: los dos tercios últimos de la vagina son anestésicos (o sea, no sienten absolutamente nada). El primer tercio (unos cuatro centímetros) sí siente. Pero las chicas tienen el clítoris fuera. Por eso entre el gentío femenino tiene más éxito una lengua juguetona que una “gran polla”.
Para finalizar, te recomendamos visitar el apartado “DECÁLOGO PARA DISFRUTAR MÁS”.
Una mujer puede no correrse en una situación concreta, puede no correrse con un tipo de práctica concreta, con una persona concreta. O puede no correrse nunca porque no “sabe” hacerlo. Echar la culpa al otro o a la otra siempre es lo más sencillo, pero el problema no es individual sino relacional. Mejor aún, la solución no es individual sino relacional. Es más inteligente pasar del problema (que es algo que agobia) y dedicarse a la solución. La solución a no correrse puede ser APRENDER:
Esta es una idea machista y estúpida. Seducen las mujeres y seducen los hombres. Y quien no sepa seducir es un incompetente amoroso. La mención del “sólo sexo” (se diga de una mujer o de un hombre) casi siempre esconde mojigatería y esconde la idea de que el sexo (él solo) es poco menos que una mierda. Lo peor de la descalificación de “guarra o zorra” es que produce que muchas chicas están con la angustia de “cómo no ser una estrecha sin acabar siendo una zorra”. Ganaríamos tod@s más si no nos dedicásemos a regular “desde fuera” lo que sólo puede regularse “desde dentro”.
Cuando una persona dice NO, en todos los sitios y en todas las situaciones quiere decir lo mismo: NO. Ahora bien, a veces, jugamos peligrosamente con el NO. Por ejemplo no diciéndolo NO cuando sabemos que tenemos que decirlo o jugando con él como Pedro y el Lobo. Ganaríamos tod@s si respetásemos y haciésemos respetar los NOes. Este juego tiene límites y conviene aclararlos y aceptarlos. Todo lo demás es meterse en problemas.