sexo, drogas y Rock & roll

LA LEY DEL DESEO

¿TE GUSTA MI BODY?

Qué difí­cil es sentirse bien cuando parece que en esta vida lo más importante es tener un cuerpo danone, ir a la moda y ser guapos o guapas. Parece como si todo el mundo tuviéramos que tener el mismo cuerpo. Y éso hace que tengamos complejos y nos sintamos mal.

La moda marca qué pantalones tenemos que llevar (piratas, bajos de cintura…), el peinado (rastas, largo detrás y corto delante…) e incluso el cuerpo que tenemos que tener.

El cuerpo de tí­a: hasta hace un tiempo, la moda estaba en un cuerpo lleno de curvas (llenito), y ahora más bien lo contrario: recto, sin curvas en las caderas, en la barriga o en el culo… Esto es casi imposible, porque las tí­as tenemos curvas (es la gracia del cuerpo de una mujer).

El cuerpo de tí­o: salido del gimnasio, marcando bí­ceps, depilado, viril, macho ibérico

Tener el cuerpo de moda o no, no depende tanto de lo que nosotr@s hagamos sino de lo que nos ha tocado tener (que suele tener que ver con el que tienen nuestros padres).

kolokon guapa

A veces, sin embargo, nuestro malestar puede estar justificado; ya sea porque estamos demasiados gordo@s (obesidad) o demasiados delgad@s. Y éso ya no es una cuestión de modas, sino de salud (fí­sica y mental).

Si tenemos demasiados kilos, sufre nuestro cuerpo y nuestra cabeza. Empezar un régimen y hacer ejercicio nos puede ayudar, pero siempre en manos de un@ sanitario. Ellos o ellas saben cómo hacerlo de la mejor manera.

Si estamos demasiado delgad@s, también nos podemos sentir mal; tanto por el fí­sico como por la estética. No llenamos los pantalones, no marcamos culo, tenemos mala cara… El enfermer@ o la/el médico nos dirá qué podemos hacer para ganar unos kilos de manera sana.

Otras veces tenemos un cuerpo normal y no nos desagrada. Sin embargo, es la otra gente la que nos hace sentir mal y acabamos creyendo que no está bien así­…

La tele:

Nos pasan por delante mil veces la imagen de la tí­a o el tí­o perfecto (nos dicen qué cuerpo está bien y cuál no) y nosotr@s tenemos un cuerpo normal. Incluso para anunciar un coche o un desodorante ponen a una tí­a delgada y guapa.

Yo me puedo decir: «Me acepto y me gusto así­, como soy». Pero la tele nos dice: ¡No, no! Tú tienes que tener el cuerpo que yo te diga.» Y me pregunto: «¿Ah sí­?, ¿cómo?» Entonces esa caja nos dice (en anuncios o en programas): la fórmula más rápida para perder peso, la comida milagrosa, el bisturí­ que todo lo puede…

Conclusión: «yo ya me gusto y me quiero así­ a mí­ mism@, pero si no paran de decirme que estoy gord@, ya me dirás…»

CONSEJO: no mires tanto la tele o mí­rala de otra manera. Sé crí­tico con lo que te dicen.

Las empresas:

¿De dónde ha salido aquello del cuerpo danone? A muchas empresas les interesa que no nos sintamos a gusto con nuestro cuerpo, porque así­ nos venden la moto para que compremos sus productos: productos light, cosmética, champúes, tratamientos de belleza y operaciones de estética,…

CONSEJO: mola cuidarse el fí­sico, pero a veces nos hacen creer lo que no es. Nos sentiremos mejor si cuidamos más nuestra inteligencia, simpatí­a, conocimientos o capacidad para relacionarnos.

La calle:

¿cuántas personas de las que salen por la tele ves paseando por la calle? Los anuncios son decorados, no la realidad.

Las discotecas:

vamos a la discoteca y nos ponen -en el podio- a gogos. Tod@s son guapos y guapas, delgad@s y musculos@s… Y están allí­ para que los mires, como si nos tengamos que comparar todo el rato.

CONSEJO: ve de fiesta donde te sientas a gusto, donde no todo sea ponernos guap@s y enseñar el fí­sico.

Las tiendas de ropa:

A los maniquí­es les queda siempre bien la ropa que les ponen porque están hechos para éso. No son personas, son piezas de plástico, por éso la ropa no nos queda igual.

¿Te has preguntado por qué sólo queda la talla 36 de los pantalones que te gustan?, ¿no será porque casi nadie la tiene?, ¿por qué tenemos que sentirnos mal si gastamos una 42 o 44 si es la nuestra?. ¿Por qué no hacen maniquí­es con cuerpos como los nuestros?.

CONSEJO: cambia de tiendas, no todas son del rollo «ví­ctimas de lo fashion» o de tallas pequeñas. Si buscas, encontrarás ropa diferente, guapa y de tu talla.

El messenger:

Podemos decir que somos diferentes a la realidad, «Soy rubi@, mido 1.80m, estoy delgad@; tengo todo fibra, tengo 20 años…»

CONSEJO: en el Messenger no (te) mientas. ¿Por qué no explicas tus virtudes reales?. Pero siempre es mejor relacionarse cara a cara, así­ nos mostramos tal como somos.

SENTIRNOS DESEAD@S SIN MORIR EN EL INTENTO

La mujer está dejando de ser exclusivamente el objeto del deseo masculino para pasar a ser sujeto y protagonista de su propio deseo. El hombre está dejando de ser exclusivamente el que desea para pasar a ser el objeto de deseo. Tod@s podemos ser desead@s y desear.

Esta revisión de papeles está complicando el arte de seducir y ser seducid@. Y hace un poco más difí­cil la comunicación entre las personas. ¿Quiere decir ésto que las cosas tienen que volver a ser como antes? En absoluto. Pero igual  tenemos que reflexionar sobre los efectos que estos cambios generan en nosotr@s y en las parejas que construí­mos.

Los jóvenes se quejan. Ellas se quejan de que ellos se asustan, se arrugan o malinterpretan. Ellos se quejan de que no es verdad que ahora ellas asumen riesgos en la iniciativa del deseo. Que sólo son palabras pero no ven los hechos. Que cuando a veces es cierto, produce temor. Así­ que ellas temen parecer lobas y ellos temen parecer babosos. Ellas temen parecer estrechas y ellos temen parecer cortados.

En teorí­a tanto ellos como ellas pueden ser desead@s y desear a l@s demás. Esta opción ahorra los temibles y dolorosos riesgos del rechazo, el desamor, la humillación, …

¿Y NOSOTRAS?, ¿Y NOSOTROS?

Una cosa está clara: necesitamos aceptarnos y querernos, para sentirnos bien con nosotr@s y con l@s demás.

La adolescencia es una época de grandes cambios corporales. En poco tiempo el cuerpo se transforma. Los adultos están acostumbrados a su cuerpo, pero es comprensible que en plena transformación a uno le entren las inseguridades. ¿Cómo terminaré siendo?

Aunque cueste, cuanto antes te conozcas y te aceptes, antes te expresarás en coherencia como la chica y chico que eres. El mayor enemigo es uno consigo mismo. El atractivo de los chicos y las chicas no está en la belleza. De hecho, en ocasiones los guapos y las guapas oficiales no resultan atractivos. Y al contrario, chicos y chicas en principio «corrientes» resultan sumamentes irresistibles.

En el fondo lo atractivo se enraí­za en la aceptación. Cuando un chico y una chica están contentos consigo mismo, expresan la alegrí­a a través del cuerpo: se muestran, se preparan con cariño, sonrí­en, transmiten vida con la mirada, se mueven con gracia,… Lo contrario pasa cuando uno no se acepta: se esconde, no se arregla, rehuye la mirada, tiene gesto de enfado o tristeza,…

La belleza es estática y frí­a, mientras que el atractivo es movimiento y calidez. Deja que tu cuerpo se exprese con alegrí­a.

SOLUCIONES

Método 1: Intentar tener el cuerpo perfecto.

Entras en una cadena que nunca se acaba. Cuanto más metid@ estás, peor te sientes: cuando no es el peso, son los pechos y si no el culo, y después el pelo y la ropa….

Pensando demasiado en nuestro cuerpo, no lo hacemos en otras cosas. Nos olvidamos de otras virtudes que también hay que tener.

Si nos obsesionamos, sufrimos igualmente.

No lo aconsejamos.

Método 2: La alternativa.

Pregúntate: ¿Es tu cuerpo tu punto fuerte?. Si la respuesta es «no» bienvenid@ al 90% de la gente normal. ¿Cuáles son entonces tus mejores cualidades? ¡Muéstralas!

Pero no nos engañemos, que a tod@s nos afecta esta preocupación por nuestro cuerpo (o quizás son l@s demás quienes no nos tratan bien y nos hacen sentirnos mal por nuestro cuerpo).

Recomendable.