El sexo no es algo que se practica, o sea, el coito; ni algo que se tiene, o sea, los genitales: el sexo es algo que se es. Somos seres sexuados, o sea, hombres y mujeres.
Seamos hombres o mujeres, tod@s tenemos un poco de “lo otro”, pues todos somos intersexuales. Si buscas, encontrarás que no eres ni del todo rosa, ni del todo azul.
Los sexos son dos, pero las diversidades y las combinaciones son casi infinitas. Hay hombres que aman a mujeres y hombres que aman a hombres. Mujeres que aman a hombres y mujeres que aman a mujeres. Hay hombres con reglas y mamas y hay mujeres con pene y testículos. Hay hombres sensibles, emocionales, empáticos e intuitivos y hay mujeres firmes, agresivas, competitivas y deductivas.
Los sexos conviven ineludiblemente. En las fábricas, en las plazas, en las escuelas, en las camas… y en el interior del propio individuo. Pero no siempre conviven con armonía. A veces están en guerra. Tod@s perdemos con ello.
El proceso de sexuación sirve para diferenciarnos y para crear diversidad. Se trata de un hecho y de un valor. Nos hace ser y sentirnos únicos e irrepetibles en el mundo.
Al convertirnos en seres singulares, nos atrae “el otro más otro de todos los otros”. La diversidad es la base de la ley de las atracciones. No nos gusta alguien porque es como el resto del mundo; nos atrae alguien porque es diferente y porque nos hace sentirnos diferentes.
Todo nuestro cuerpo, hasta la última célula, está sexuado. El sexo está por todos los rincones del cuerpo. Pero puestos a buscar la “matrícula”, busca en el cerebro y no en los genitales. Allí se aloja la identidad sexual (sentirse hombre o sentirse mujer) que es lo que marca la diferencia.
Hombres y mujeres difieren en todo excepto en los genitales.
Desde que nacemos hasta que nos morimos nos vamos diferenciando como hombres y como mujeres. Vivir es, también, sexuarse.
Para los griegos Eros era un Dios (es verdad que un dios menor, caprichoso y travieso, pero un dios). La erótica hace referencia al anhelo del otro (deseos, fantasías y amores).
Los deseos representan el motor que nos precipita a la búsqueda del otro, ya sea real o imaginado.
El mundo de las fantasías es el territorio donde todo es posible. Cuando las fantasías se hacen realidad, dejan de ser fantasías y a veces se quedan en frustración.
El Ars Amandi o la amatoria hace referencia al mundo de los gestos y las interacciones eróticas. Cómo miramos y nos miran, cómo tocamos y nos tocan, cómo nos tratan y tratamos (en horizontal y en vertical), cómo nos vestimos y desvestimos, cómo nos movemos,…
En la amatoria hay muchas posibilidades: ¿quiénes?, ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuando?, ¿cuánto?, ¿dónde?, ¿para qué?, ¿por qué?…
Hay tantas conductas eróticas como cuerpos, deseos y placeres. He aquí una lista: besos, miradas, caricias, masajes, cosquillas, palabras, susurros, gemidos, mordiscos, palmadas, soplidos, pellizcos, lametones, masturbaciones, cunnilingus, felaciones, penetraciones,… Estos son qué, pero se combinan con cómo, cuando, cuanto, dónde…
Existen los juegos eróticos y los juguetes eróticos. Pero sobre todo existen los jugadores que conocen y quieren jugar al juego erótico; y mejor si se conocen y que se quieren entre sí. La habilidad, la simpatía, la alegría, la consideración, la ternura y la imaginación son ingredientes importantes de este juego erótico.
Los dos órganos sexuales más importantes son la piel y el cerebro. La piel está dotada de infinidad de terminaciones nerviosas preparadas para captar sensaciones. El cerebro pone los sentimientos y dota de sentido y significación simbólica a la experiencia. Úsa ambos.
Disfruta del viaje y no te ciegues por la meta.
Si paseas desde ningún sitio hasta ninguna parte, pasando por ningún lado, te sorprenderás de los detalles, los rincones y los pliegues.
No dejes que el amor te estropee el sexo, ni que el sexo te estropee el amor. Afectos y gozos, sentimientos y sensaciones se llevan muy bien juntos. A veces uno buscando sexo, encuentra amor; y a veces buscando amor, encuentra sexo. Y la cosa no es como empieza, sino como acaba.
Si eres chica, conoce y haz conocer tu clítoris. Si eres chico, saca el “carné de conducir clítoris”. Si no lo logras, serás un mal amante.
Mantener relaciones eróticas SIN PENETRACIÓN (vaginal, oral o anal), ésto es: caricias, besos, masturbación mutua…, es decir, todas aquellas conductas eróticas que no embarazan.
Mantener relaciones CON PENETRACIÓN (vaginal, oral o anal) USANDO PRESERVATIVO (femenino o masculino).
El SEXO ORAL (esto es, felación y cunnillingus) es recomendable que se realice CON PROTECCIÓN, ya que aunque supone menor riesgo que la penetración, ingerir por la boca secrecciones vaginales o seminales puede acarrear riesgos de contagio.
Atención pregunta: ¿Sabrías poner un condón con la boca?
NO OLVIDES que en una relación erótica con penetración la mujer asume más riesgos. Tanto de contagio del HIV (virus del SIDA) u otras enfermedades de transmisión genital, como de quedarse embarazada.
Para evitar “PILLAR” ENFERMEDADES que hoy no tienen cura o son de difícil tratamiento (SIDA, hepatitis B y C, u otras Enfermedades de Transmisión Genital)
Para evitar un EMBARAZO no deseado para el que no se está preparad@.
Puedes utilizarlo como un juego más del momento.
La sexualidad es la calidad del sexo, es decir, la vivencia que tenemos de ser hombre o mujer. Se trata de algo difícil de definir, tiene que ver con tu cuerpo, con tu estado de ánimo, con tus ideas, con tus emociones, con tus vivencias, con tus modos de relacionarte,… Es el concepto abstracto que engloba tu particular y peculiar modo de ser sexuado. Tu peculiar e intransferible masculinidad y/o feminidad.
No hay que confundir sexualidad con reproducción. La reproducción es sexualidad, pero también lo es: la identidad, la convivencia, el placer, el deseo y el amor.
La sexualidad tiene que ver con los cuerpos, los deseos y los placeres. No te dejes limitar por los genitales, los coitos o los orgasmos. Con frecuencia los genitales nos impiden ver el sexo.
La sexualidad humana, además de su finalidad primera (producir diferencias y diversidad), cumple otras tres funciones. Sirve para gozar, para reproducirse y/o para relacionarse.
Es importante conocerse, aceptarse y expresarse en coherencia con el chico o la chica que eres.
Es un valor sentirse mujer y lo es sentirse hombre. En tanto que lo uno o lo otro, anhelamos a personas que también son hombres o mujeres. En homo, en hetero o en bi.
Conócete y conócele. Quiérete como eres y quiérele como es. Acéptate en tu diversidad y acéptale en la suya.
Son una experiencia positiva siempre que hagas lo que te apetezca, con quien te apetezca, como te apetezca y cuando te apetezca. Aquí funciona el libre albedrío. No dejes que nadie te tiranice.
Disfrutes de tu cuerpo y del de otras personas.
Duermas mejor.
Te relajes.
Te sientas bien.
Hagas ejercicio físico.
Sonrías, rías y hagas reír.
Te desinhibas y quites miedos, vergüenzas y ascos.
Hables de sexo. Pienses, reflexiones y evalúes tus experiencias.
Pongas en práctica tu imaginación y tu creatividad.